Placa de homenaje de El Rinconcillo a Glinka que se ha colocado en el Auditorio Manuel de Falla y que ha estado diez años en los almacenes municipales. JORGE PASTOR

La placa 'perdida' de Lorca y sus amigos

Patrimonio ·

El azulejo dedicado a Glinka, uno de los cuatro colocados por los miembros del Rinconcillo, ha pasado años en los almacenes del Ayuntamiento. Ahora ha sido recuperado

Jorge Pastor

Granada

Viernes, 11 de marzo 2022, 00:05

Debajo de la escalera que subía a la primera planta del antiguo Café Alameda –donde hoy está el restaurante Chikito– se reunían en los años ... veinte un grupo de intelectuales, artistas y bohemios para hablar, reflexionar y debatir sobre la cultura en Granada. Un rinconcillo del que surgió El Rinconcillo, la celebérrima tertulia de Federico García Lorca, Manuel de Falla, Fernando de los Ríos, Hermenegildo Lanz, Manuel Ángeles Ortiz y demás insignes cuyo legado sigue aún físicamente presente en las calles de la capital. Presente, por ejemplo, en forma de placas conmemorativas, como aquellas cuatro que colocaron –normalmente por la noche y normalmente después de la preceptiva fiesta– para recuperar la memoria de la ciudad homenajeando a grandes personajes que visitaron Granada y que de una forma más o menos directa tuvieron alguna relación con El Rinconcillo.

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Los 'rinconcillistas' pusieron una en la calle Párraga, en la casa donde vivió el dramaturgo y crítico francés Teófilo Gautier. Otra dedicada al gran Isaac Albéniz en la vivienda del arquitecto situada junto a la Puerta del Vino de la Alhambra. Una tercera en honor al poeta Soto de Rojas en la Casa de los Mascarones. Y una cuarta, que honraba al compositor ruso Mijail Glinka, se plantó originalmente en una 'casona del Albaicín', según refiere el diplomático José Mora Guarnido en sus memorias sobre Lorca (1923), aunque finalmente terminó en el Centro de Estudios Históricos del Reino de Granada de la Casa de Zafra, siendo director Antonio Gallego Morell en los años ochenta.

Placa homenaje a Teófilo Gautier en la calle Párraga. JORGE PASTOR

Pues bien, las tres primeras, las de Gautier, Isaac Albéniz y Soto de Rojas, siguen en el mismo sitio desde hace cien años pero la de Glinka 'desapareció' cuando se acometió la última rehabilitación de la Casa de Zafra sobre 2010.

Sí, 'desapareció' entre comillas porque en realidad nunca se le perdió la pista. Se quitó de donde estaba para evitar que sufriera daños durante las obras y se guardó, convenientemente catalogada, en los almacenes municipales habida cuenta de que la Casa Zafra es propiedad del Ayuntamiento. Y ha sido el Ayuntamiento quien ha querido recuperarla ahora, en febrero de 2022, coincidiendo con el centenario de su emplazamiento con motivo del Concurso del Cante Jondo de 1922. Mijail Glinka, que permaneció en Granada entre noviembre de 1845 y marzo de 1846, fue quien transcribió por primera vez los toques flamencos al pentagrama. El azulejo, realizado al igual que los otros tres en la fábrica de Fajalauza, se puede observar desde ya en el Auditorio Manuel de Falla. La inauguración, el pasado día 11, contó con la presencia del embajador de Rusia en España, Yuri Korchagin.

Placa homenaje a Soto de Rojas en la Casa de los Mascarones. ALFREDO AGUILAR

Antes de que la lápida de Glinka se ubicara en el Auditorio Manuel de Falla, los servicios de conservación patrimonial del Ayuntamiento, dirigidos por Sonia Manganell, procedieron «al desmontaje del anterior soporte y marco con metodología mecánica controlada», explican desde el Ayuntamiento. Posteriormente, se llevó a cabo la retirada del adhesivo que había en el reverso para garantizar, de esta forma, su nueva adherencia al nuevo sostén –que en esta ocasión es 'reversible'–. La suciedad superficial se realizó por medio de humectación puntual con agua destilada y un tenso activo de pH neutro.

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Carmen de San Miguel

Glinka está considerado el padre de la música nacionalista rusa. Estuvo en España entre 1845 y 1846 investigando el cancionero popular. Primero estuvo en Madrid, después en Zaragoza y acabó su periplo hispano en Granada. Aquella visita está muy documentada por la correspondencia que mantuvo con su madre. Gracias a aquellas cartas sabemos que se instaló en el Carmen de San Miguel, muy cerca de las Torres Bermejas. También que le atraía poderosamente la forma en que la música se ligaba al baile en Granada, sobre todo a los tangos.

Placa a Isaac Albéniz en la casa del arquitecto de la Alhambra. ALFREDO AGUILAR

En este contexto hay que enmarcar algunas de las amistades que fraguó por estos pagos, como la de Francisco Rodríguez 'El Murciano', un guitarrista que, según aparece en las biografías del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino –donde estuvo precisamente al inscripción de Glinka–, tocaba de oído y por su propia inspiración. «Improvisaba continuamente demostrando una extraordinaria imaginación y fantasía, además de sus condiciones de instrumentista autodidacta». En su repertorio destacaban las rondeñas, fandangos, jotas aragonesas y otras piezas del folclore popular. Glinka quedó maravillado ante el arte de El Murciano. Pasaba horas enteras escuchándolo y anotaba en un cuaderno las notas que aquél hacía sonar con su instrumento.

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A su vuelta a Rusia, una de esas cuartillas fue arrancada por Glinka para entregársela a su discípulo, Mili Balakirev, con la que compuso la famosa 'Serenata española' de 1902. Una hermosa creación que relaciona Granada con Rusia, con el Rinconcillo, con Glinka, con el Auditorio Manuel de Falla y con una placa que ha reaparecido un siglo después.

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