«Lo pequeñito puede ser universal»
La manchega cierra hoy el ciclo '1001 Noches en el Generalife'
Juan Jesús García
Viernes, 24 de septiembre 2021, 01:19
María Rozalén es punto y aparte. Su carisma no pasaba desapercibido cuando actuaba en La Tertulia o el concurso Abril para vivir, al que se ... presentó hace varias primaveras. Su progresión ha sido un continuo suma y sigue imparable, hasta ser una de las voces más populares (en el mejor sentido del término) palabra) de la música en nuestro país. Lo que le está pasando, que se ha convertido en una artista intercontinental, y sin ápice de manipulación por la gran industria, es justo y merecidísimo, saludable para todos, y que dure. La manchega cierra el viernes el ciclo 'Las 1001 Noches' en el Generalife.
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- La última vez que habló con Ideal acababa de dar el salto de gigante a los grandes auditorios… ¿Cómo lleva lo de ser una 'celebridad'?
- ¡Virgen Santa! (carcajada) Pues está todo exactamente igual que antes, pero ahora me miran más por la calle y me piden más fotos (risas). Somos seres que nos adaptamos a todo continuamente, y tengo mucha suerte porque la gente se me acerca con mucho cariño, y eso significa que estoy llegando a ellos. La pérdida de anonimato es un precio a pagar, pero me hace mucha ilusión cuando se acercan con cariño a decirme cosicas.
- ¿Y meterse en berenjenales de decenas de miles de espectadores como en el Interestelar o el Bull y tantos otros festivales multitudinarios?
- Lo de los festivales es muy guay, estoy superfeliz porque mucha gente que no me conocía me ha descubierto ahí. Están teniendo muy pocos prejuicios con nosotros, porque tocamos en festivales muy indies, muy roqueros y hasta punkis, o sea que una cantautora se ha colado ahí… Y creo que se están quedando contentos porque nos llaman para más, (risas). Que no vuelva a parar…
- Y eso que hace poco más de un par de años actuaba solita en la Tertulia de Granada en un concierto de bolsillo… ¿Los echa de menos o hace apariciones a traición?
- La última vez que fui a La Tertulia la organicé yo, y lo hice con mi nombre. Me busco excusas para volver a las salas donde empecé. A mí La Tertulia me gusta mucho, se está superbien y me encanta. Intento ir a las salas, no sé, a sitios como Libertad 8 o La Fídula también con la excusa de presentar discos a los amigos o cantar con ellos. En realidad no dejo de hacerlo.
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- Lo de que todo el mundo hable bien de una, ¿da vértigo, susto, o responsabilidad?
- ¡Que gracioso! (risas) ¡No es verdad! (risas) Tengo mucha suerte, la crítica me trata bien en general, no sé, quizás por mi naturalidad. Pero no crea, que me meten mucha caña, sobre todo por decir lo que pienso, que eso duele. Hay muchos que al margen de si canto bien o mal, me critican por cómo pienso. Pero en general caigo amable y tengo suerte (risas)… ¡Pero porque no me conocen (risas)! Sí, es una responsabilidad que ojalá pueda cuidar.
- Desde Letur a Miami o Buenos Aires ¿lo local sigue siendo global?
- Es curioso lo que me está pasando, que estoy contando historias superíntimas de un pueblo, de la sierra, de Albacete… Y en Buenos Aires o Miami o Colombia las sienten supercercanas y hasta me preguntan por mi abuela. Todos vivimos cosas muy parecidos, lo pequeñito puede ser universal, sí.
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- Ser psicóloga… ¿ayuda en esto de diseccionar el alma humana en una canción? ¿Juega con ventaja?
- No, para nada, cuento lo mío y lo de mi familia, y me conecto con algo superbestia cuando son temas muy íntimos. Cantar Justo al principio me costaba mucho hacerlo sin llorar, y a día de hoy se me pone piel de gallina, creo que lo bonito de esto es poder cantar lo que vives y que le sirva a otros. Yo no sería una buena psicóloga clínica, por eso no me tiré por ahí.
- Últimamente hay (Los Drexler, Paco Damas, Ruibal, Wyoming...) mucho sanitario metido en esto de la música ¿por qué será?…
- (carcajada) No tengo ni idea (carcajada). La música es algo que va por otro lado y se pueden tener dos vocaciones a la vez. A mis amigos médicos y enfermeras les respeto mucho porque son las profesiones más valientes, a los que hay que aplaudir todos los días… ¡Yo es que veo la sangre y me mareo! (carcajada).
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- Y para componer… ¿Qué es más productivo el polo positivo o el negativo?
- Lo que dicen de que es mejor cuando uno está triste yo lo confirmo rotundamente. El último disco ha salido en el peor año de mi vida en lo personal, lo que pasa es que yo lo he escrito desde la alegría, pero lo normal es ponerte de bajón, porque cuando estás contenta te vas a la calle, a los bares…
- En sus canciones se vuelve casi del revés… ¿no le da reparo mostrase con tanta sinceridad?
- No, aun así me guardo secretos. Hace tiempo que decidí que lo que viva quiero compartirlo, y esa experiencia mía, mis aprendizajes y equivocaciones que se los lleven otras personas por si le sirve. Nos damos mucha importancia pero todos vivimos cosas muy parecidos, y cuando se habla de ello se le quita importancia y se normaliza todo. No me importa ser sincera y mostrarme frágil, como soy, porque así somos las personas. Lo de desnudarse en las canciones se ha hecho desde siempre, y cada uno le da la interpretación que quiera. Hay mucha magia en las canciones, y es terapéutico para quien las hace y quien las escucha.
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- ¿Qué distancia hay entre vaciarse emocionalmente en una canción y exponerse al segundo en Facebook?
- Las redes se pueden usar para bien. Yo soy superactiva en redes y hay cosas que se pueden decir para bien. Comparto cosas: que vivo en el campo, que tengo animales de protectoras, que valoro la comida… No sé, comparto cosas que me importan y que me gustaría que se contagiasen.
- Más allá de amor o el dinero… ¿Es la empatía lo que debiera mover el mundo?
- Ya lo digo yo en una canción 'la falta de empatía es la enfermedad del mundo'. Es lo que es lo que resume la bondad del ser humano. Si fuéramos capaces de ponernos en la piel del otro no permitiríamos las mayores desgracias del mundo, que muriera nadie en el Mediterráneo, nos importaría que alguien fuera desahuciado, que la mujer sea respetada… Es lo que falta mayormente en el mundo, sí.
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- Y de ahí viene su ánimo colaborativo ¡que ya casi hay discos en los que se lee 'en estas canciones no colabora Rozalén'!
- (cracajada) Hay mucho cachondeo con lo de las colaboraciones (risas), y mira que me han dado toques en la discográfica porque la sobreexposición no es buena… Pero a mí me gusta, y colaboro tanto con raperos como con roqueros o cantautores, y son ámbitos muy diferentes. Creo que el escenario está para compartirlo, y a mí me gusta cantar con los demás, así que me vais a tener que aguantar (risas)
- Para muchos Rozalén ¿son dos: María y Bea? Porque además no es sólo una traductora, ¡es toda una coreógrafa unipersonal!
- Totalmente. Rozalén somos María y Bea, y toda la banda: Ismael, los técnicos, lo conductores… Nuestro equipo es horizontal y muy importante. Beatriz está consiguiendo cosas muy importantes con la lengua de signos, y a nivel internacional ha sorprendido mucho. Es una artistaza. Decididamente somos dos.
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- En los últimos años el folk, o la música de raíz se ha renovado con infinidad de gente joven, no sé, Los Cubero, Fetén, Adufeiras, Coetus, Mercedes Peón… Usted que comenzó tocando la bandurria ¿sigue esta escena? ¿Le interesa?
- Precisamente tengo un proyecto folk en la cabeza que como salga va a ser muy potente. Ojala pueda llevarlo a cabo y que el folk suene en la radio. Yo vengo de la bandurria y lo tengo superpresente.
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- Y por terminar, lo hago como usted: …………. (Rellene la línea de puntos por favor)
- Muchas gracias por esta entrevista tan cariñosa, que os vaya muy bien y muchos besicos.
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