Actuación de Pedro 'el Granaíno' en la Abadía del Sacromonte Ideal

Pedro 'el Granaíno' presenta su disco en la Abadía

Acompañado por Antonio de Patrocinio Hijo a la guitarra y las palmas de Miguel Heredia y Naim Real, ofreció un cante puro, coherente y distintivo

Jorge Fernández Bustos

Domingo, 7 de septiembre 2025, 09:36

Segundo día de la primera Bienal de Flamenco de Granada. Pedro 'el Granaíno' presentó anoche en primicia su esperado primer trabajo discográfico, en la Abadía ... del Sacromonte, en el que promete recorrer sus orígenes, principios y vivencias a través de un cante genuino, profundo y emocional. Con un eco de bronce fino, de buen metal, domina todos los registros, con una voz laína y sin esfuerzo aparente, evitando gritos. Con claras influencias morentianas y camaroneras—especialmente en las bulerías y alegrías—, su estilo se caracteriza por el desgarro, la lucha en los palos jondos, la ligazón de tercios, la velocidad, la afinación y el buen gusto.

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Acompañado por Antonio de Patrocinio Hijo a la guitarra y las palmas de Miguel Heredia y Naim Real, Pedro ofreció un cante puro, coherente y distintivo, que no busca complacer tendencias modernas, sino mantener una línea ortodoxa y personal. Su capacidad para transmitir emoción y hondura hacen de él un cantaor completo de cabeza, garganta y corazón.

Con una voz única —a la vez poderosa y vulnerable, clara y áspera—, Pedro 'el Granaíno' comenzó por granaína y media, como homenaje a su tierra, que no tardó en reivindicar, y remató por abandolaos. Acamaronao continuó por alegrías, en las que se reconoce sin contemplaciones la buena guitarra de Patrocinio. En los tangos, de corte morentiano, se introduce la trompeta del cubano Orly Carrodeguas, que se muestra curiosa pero fuera de lugar, innecesaria tal vez. Pero fue en las seguiriyas cuando vemos al mejor Pedro, solo con guitarra, donde se rompe y se exige hasta la saciedad. Parece que se crece ante las dificultades. Las bulerías, claramente camaronianas, nos acercan al final, con una destacada concesión al compás, en la que despuntan los palmeros. Una bella vidalita, donde se escucha la trompeta algo más integrada, que formará parte del disco prometido (por fin); y con el Requiem, que compuso Vicente Amigo tras la muerte de Paco de Lucía, termina el concierto de una voz única e imprescindible en el flamenco de hoy. Tras las muestras de admiración y cariño del público, El Granaíno tuvo a bien brindar un par de fandangos a pie de escenario, fuera de micrófono. 

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