«Paul Robeson fue la voz de los perseguidos»

–El común de los españolitos supo de Paul Robeson en la película 'Show Boat' de 1936, y la siguiente generación por una canción que le dedicó Aguaviva y por los versos de Neruda… Porque hasta 1979 no se editaron sus discos en España… ¿cómo llegó usted a él?

–En 1973 un amigo que militaba en el PCE me regaló un casete con canciones de Paul Robeson, esencialmente espirituales, un blues y un tema de jazz. Una amiga norteamericana me tradujo las canciones y me advirtió de los mensajes ocultos en los textos así como de su importancia y reivindicación en la cultura afroamericana. Dos años después publiqué un breve artículo en Mundo Obrero sobre Paul Robeson y su música.

–Y ¿qué despertó su interés ahora, como para dedicarle un libro, por cierto que el primero que se le dedica en castellano?

–Sí, es la primera biografía musical que se publica en castellano. Creo que la integridad moral y artística de un personaje como Robeson es siempre oportuna, más aún cuando el nazismo intenta falsear la historia y convertir a los seres humanos en mercancías devaluadas. Ha ocurrido en Estados Unidos con Trump y comienza a ocurrir en España. Robeson, además, fue un estandarte de la libertad de expresión desde el pacifismo y la cultura.

–Ya Neruda le dedicó una oda: «Canta, amigo mío, no dejas de cantar: tú derrotaste el silencio de los ríos que no tenían voz porque llevaban sangre...»

–He intentado conocer más acerca de su relación con Pablo Neruda, incluso pregunté a una amiga cuya abuela había sido novia de Robeson, pero no tenía datos al respecto. En cualquier caso, debió provocar tal conmoción en el poeta chileno que lo convirtió en el protagonista del canto XXXIII de su Canto General, su libro más importante, según el propio Neruda. El poemario lo comenzó a componer en 1938, quizá sea por esas fechas, en plena Guerra Civil española, cuando se conocieron. Pero es una deducción, no un hecho.

–Siendo un personaje incomparable con actuaciones en míticos escenarios como el Carnegie Hall y el Royal Albert Hall… ¿Por qué cree que ha habido tanto silencio a su alrededor? ¿Aquí acaso porque estuvo en las Brigadas Internacionales?

–Por su participación en las Brigadas Internacionales y su antifascismo militante. Robeson fue la voz de los perseguidos por el macartismo, pero nunca fue afiliado del Partido Comunista. Así lo reconoció el FBI, que lo persiguió por más de 30 años. Aunque sí tuvo estrecho contacto con miembros y líderes del Partido Comunista, a quienes admiraba. No fue suficiente para absolverlo. En los años 50 le retiraron el pasaporte y su carnet profesional. Ganaba entonces 100.000 dólares anuales, una fortuna. Después sobrevivió con 5.000 dólares por año en Harlem, con su esposa, dinero que obtenía cantando en pequeñas iglesias y, en hebreo, en sinagogas.

–Hay algunos documentales, pero su vida da para un interesante biopic. Es extraordinaria su actividad, tanto la artística como social por los derechos humanos…

–Cierto. Fue un destacado universitario y deportista. En 1923, al ingresar en el Colegio de Abogados de Princeton, una mecanógrafa rechazó escribir al dictado de un negro. Esto y el racismo generalizado le hicieron abandonar su profesión. Fue uno de los actores, de cine y teatro, y cantantes más importantes de Estados Unidos. Hablaba 20 idiomas, poseía una amplia cultura y una extraordinaria preparación intelectual. Pero jamás renunció a la defensa de los derechos humanos, tanto en su país como en Europa. Así que participó activamente en el movimiento Harlem Renaissance, culturalmente elitista, y también se implicó en las reivindicaciones obreras.

–Su voz es incomparable, y sus canciones han tenido infinitas versiones…

–Robeson fue un icono, el cantante negro por excelencia, un artista que se ganó el respeto de los amantes de la música seria y la música ligera por igual. En sus canciones existe una sensación de compromiso real, casi antropológico, con la letra y la música, que suele estar ausente en la mayoría de intérpretes de su tiempo. No es un cantante 'entre líneas' aunque la belleza y solemnidad de su voz parecen decir lo contrario.

–De su capacidad de búsqueda ya supimos en el libro dedicado a las mujeres de blues (Blues de Gas. Ed Allanamiento de Mirada 2019) ¿Le ha costado indagar en el devenir del personaje y su obra, que comenzó en discos de pizarra hace casi ya un siglo…?

–La verdad es que conservo mucho material musical de Robeson, quince discos, la primera grabación de Robeson, Steal Away, data de 1925 y, la última, Ma Curly Headed Baby, de 1960. Entre esas fechas, grabó y lanzó unas 276 canciones. Su repertorio abarcó muchos estilos: folk estadounidense, jazz, blues, espirituales, música clásica, canciones populares europeas, canciones políticas, poesía y extractos hablados de obras. El 'librisco' lleva un CD con 25 canciones (desde 1925 hasta 1960) restauradas y masterizadas. Asimismo, en el libro figuran las letras de estas canciones tal y como las cantó Paul Robeson. Respecto al material biográfico hay bastantes publicaciones en inglés, pero también muchas contradicciones relacionadas sobre todo con el tratamiento ideológico, del que he intentado mantener toda la neutralidad posible para poder crear un relato eminentemente periodístico. Y, sobre todo, he querido prestar atención a su esposa, Eslanda Cardozo, sin la cual Robeson no habría llegado a donde está.