Detalle de 'Virgen de Guadalupe con las escenas aparicionistas', una de las dos obras de instituciones religiosas granadinas que se exhiben en la exposición del Prado. IDEAL

Dos obras de arte americano de instituciones religiosas de Granada, en una exposición en el Museo del Prado

Arte iberoamericano en España ·

Una custodia de plata de la Cofradía de las Virgen de las Angustias y un óleo de la parroquia de la Magdalena se exhiben en 'Tornaviaje', una exposición comisariada por el catedrático de la UGR Rafael López Guzmán

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 31 de octubre 2021, 23:58

El 12 de octubre de 1492 marcó un punto de inflexión en la línea del tiempo. Cristóbal Colón pisaba las Américas y comenzaba una nueva ... era para España y los territorios de ultramar. El intercambio de mercancías fue constante desde la Conquista hasta la Independencia. También de arte. Muchas obras fueron transportadas de España a Latinoamérica, pero muchas más viajaron en sentido contrario. Algunas de ellas terminaron aquí, en Granada, y ahora se pueden ver en todo su esplendor en la exposición 'Tornaviaje, arte iberoamericano en España' en elMuseo del Prado de Madrid hasta el 13 de febrero de 2022.

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Una de ellas es una custodia de Quito (Ecuador), fabricada en plata martilleda fundida, calada, relevada, cincelada y parcialmente sobredorada –con pedrería e incrustaciones–, que es propiedad de la Cofradía de la Virgen de las Angustias. Está documentada su procedencia.La trajo hasta Granada un señor que se llamaba Luis Pérez Navarro, a la sazón deán de la Catedral de Quito, oriundo del municipio almeriense de Terque y que fue enterrado en la iglesia de San Antón. Hay dos inscripciones.Una de ellas revela su origen. Y la otra dice que el tabernáculo, realizado por un obrador quiteño, fue enriquecido en 1935 con las alhajas donadas por Rafaela Jiménez de la Serna siendo párroco José Fernández Arcoya.

Custodia de plata de la cofradía de la Virgen de las Angustias. IDEAL

La segunda aportación granadina a 'Tornaviaje, arte iberoamericano en España' es un óleo de grandes dimensiones (316 por 228 centímetros) en el que se ve a la Virgen de Guadalupe con las escenas aparicionistas. Pertenece a la comunidad de madres Agustinas Recoletas y está depositado en la parroquia de Santa María Magdalena de Granada. Está atribuido a Juan Correa, que vivió en ciudad de México entre 1646 y 1716. Se ha restaurado para la ocasión en los mismísimos talleres del Museo del Prado. ¿Cómo llegó hasta España? Se trató de la donación de un indiano a la priora del convento junto a otras dádivas como chocolate, vainilla y plata para financiar la construcción del edificio.

Pero la impronta de Granada en esta muestra del Prado no se limita a la cesión de estas dos piezas, sino que el comisariado corre por cuenta de Rafael López Guzmán, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada. Tras la Conquista, explica López Guzmán, llegaron a España más objetos artísticos de América que de Flandes o Italia. «Muchos de ellos –agrega– debidos a artífices indígenas o mestizos que presentan a menudo materiales, temas y técnicas desconocidas en España». «Su realización respondió a propósitos diversos como la reafirmación del dominio de la metrópoli, aspiraciones identitarias de las elites criollas o motivaciones documentales, devocionales o estéticas».

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«Tras la Conquista llegaron a España más objetos artísticos procedentes de América que de Italia o Flandes»

Rafael López Guzmán, Catedrático de la UGR y comisario de la exposición 'Tornaviaje'

Según López Guzmán, los valores de 'Tornaviaje' no son tantos etnográficos como plásticos o artísticos. «Cuando llegaban a las colecciones reales no se incluían en las galerías, sino en los gabinetes científicos por la vertiente más antropológica», explica. Ahora, subraya, se les otorga todo el protagonismo como creaciones artísticas de primer nivel, contando una realidad poco conocida.

La exposición, patrocinada por Axa y que cuenta con la colaboración de la Comisión Arte Virreinal de la Fundación Amigos del Museo del Prado, incluye más de un centenar de obras americanas conservadas desde hace siglos en instituciones culturales y religiosas españolas. Piezas que se integraron en nuestra cotidianidad y forman parte de nuestro patrimonio histórico y cultural, aunque a veces hayan perdido memoria de su origen.

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Mapa del Pacífico realizado en 1589 por el cartógrafo flamenco Abraham Ortelius. IDEAL

Varias pertenecieron a la antigua colección real y colgaron en los mismos palacios donde lo hacían los lienzos de Rubens o Velázquez. Sin embargo, el Museo del Prado ha ignorado hasta ahora esta realidad. Con esta exposición quiere paliar esa laguna y ofrecer una visión más rica y compleja de la circulación y recepción de los objetos artísticos en España en época Moderna.

La cultura de los virreinatos

El recorrido por esta exposición, que permanecerá en las salas A y B del edificio Jerónimos hasta el próximo 13 de febrero, ofrece al visitante la posibilidad de conocer la cultura de los virreinatos americanos, teniendo en cuenta sus valores simbólicos e iconográficos, así como aquellos que les otorgaron las sociedades receptoras.

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Sesenta y tres prestadores nacionales y tres internacionales han colaborado en la organización de esta exposición con el préstamo de noventa y cinco de las ciento siete obras expuestas, creadas en Perú, Colombia y México, entre otros países, de las cuales veintiséis han sido restauradas para la ocasión. Prueba del carácter nacional de esta muestra es que hay obras provenientes de veinticinco provincias.

En palabras de Javier Solana, presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, «esta exposición marca un hito, ya que en ella se pretende analizar toda una cultura artística, en este caso la americana de la Edad Moderna, como parte indisoluble de nuestro relato histórico nacional».

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El rey Felipe inauguró la exposición. IDEAL

Para esta exposición, señalan desde el Prado, «se ha hecho un enorme esfuerzo por incluir obras diseminadas por toda la geografía española, a menudo procedentes de las mismas iglesias y conventos a las que llegaron siglos atrás, y una extraordinaria campaña de restauración de veintiséis piezas (pinturas, esculturas y piezas ornamentales)».

El objetivo de 'Tornaviaje' es conocer las razones del viaje durante la Edad Moderna de estas obras de origen iberoamericano, objetos artísticos de enorme interés por sus cualidades técnicas, belleza, valores simbólicos y funciones sociales, que se abordan en su compleja integridad y no como curiosidades aisladas.

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La exposición se estructura en cuatro grandes secciones articulando la primera sala, a nivel simbólico, en torno al concepto de 'plaza' como elemento urbanístico fundamental en la ciudad americana. A través de ella dialogan las dos primeras secciones, 'Geografía, conquista y sociedad' e 'Imágenes y cultos de ida y vuelta', en tanto que es en ese lugar donde confluyen el diseño de la ciudad, sus arquitecturas más relevantes, las gentes, los mercados y la iglesia, con todo lo que significa el proceso evangelizador y de hibridación cultural.

En la segunda sala el elemento articulador, a nivel museográfico, es la idea de los atrios conventuales americanos, lugares de interacción religiosa y educativa. En su entorno dialogan perfectamente los objetos viajeros que conforman ajuares domésticos y eclesiásticos, integrados en la sección 'Las travesías del arte', y aquellos propios de la identidad indiana, centrando la atención en la materialidad con los nuevos temas y técnicas llegados tanto de Europa como de Asia, bajo el denominador de 'Impronta indiana'.

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