La nueva lectura de Lorca de Andrés Barrios
La apuesta del pianista por la música transversal, que es lo que con razón se impone hoy día, resulta encomiable
Jorge Fernández Bustos
Lunes, 17 de febrero 2025, 00:06
Andrés Barrios es punto y aparte. Este pianista flamenco, con formación clásica, nació en Utrera y, con solo 23 años, se alzó con un bien ... merecido Filón Minero al 'Mejor Instrumentista', en el Festival del Cante de La Unión. Por segunda vez vino este sábado, a Granada, envuelto en su 'Universo Lorca', para ofrecernos en el auditorio Manuel de Falla un concierto lleno de brío, de frescura y creatividad, al que dio en llamar 'De Barrios a Lorca'. Es curioso que todos los músicos españoles, y aún de extramuros, desemboquen en nuestro poeta universal. Es por eso que, aquí en Granada, donde cientos de versiones lorqueñas se dan cita, se mire casi con lupa cualquier acercamiento al poeta de Fuente Vaqueros.
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Andrés —me complace decirlo— ha superado esta prueba con sobresaliente; ha sabido trasladar estos temas, «que me cantaba mi abuelo cuando era niño», a su terreno, maquillándolos con su energía o ralentizándolos hasta el extremo, con una caricia especial de su escrupuloso jazz latino. Sí es verdad, salvo en ocasiones, que se aleja completamente del flamenco, que se lee tan solo en algunos guiños o referencias rítmicas reconocidas, pero su apuesta por la música transversal, que es lo que con razón se impone hoy día, es encomiable.
El recital comienza con un tema abierto de presentación, con apuntes de tango tarareado en su recta final, para pasar seguidamente a Sevilla, con su antiguo nombre de 'lsbilya'; un tema percutido (nudillos sobre el piano, zapateados, cascabeles), con aire de sevillanas, que nos puede recordar a Falla, como en otros temas se asoma a Turina o Albéniz.
El primer acercamiento a Lorca lo tenemos en 'Los cuatro muleros', bajo el prisma de latin jazz y un minimalismo de escobilla, después de un momento de inflexión que desorientó al público (aplaudió en mitad de la pieza como si fuera su final). Tras una delicada pieza, en la que juega con las agudas, vuelve a Lorca (o lo que él piensa que podría ser Lorca) con la canción popular de 'El Vito', con arreglos de soleá, en la que hace cantar al respetable. En el ecuador del concierto, recibe a su estrella invitada. Miriam Sae sube al escenario, cantando a capela, con su voz de terciopelo, para sorprender con una preciosista 'Nana del caballo grande', de Lorca, popularizada por Camarón, precedida por un fraseo de 'Ciudad sin sueño', versionada por Morente. Los múltiples aplausos, posiblemente hicieron mella en su concentración, hasta olvidarse la letra y tener que recomenzar el 'Anda jaleo', con algún desajuste en la respiración. Miriam, de Granada, no es flamenca, pero supone un soplo de aire fresco al conjunto.
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La noche continua con 'Meraki', una palabra griega de difícil traducción, que viene a decir «hacer las cosas con amor». Un tema compuesto en pandemia, con grandes concesiones a las bulerías, cantadas por él mismo, que supuso lo más flamenco del repertorio. La apoteosis final llegó en forma de 'Tarara', con una portentosa mano izquierda, donde Andrés nuevamente hizo cantar a los congregados. Tras los aplausos, también de inspiración lorquiana, el pianista retomó los ritmos americanos para poner la guinda con unas agradecidas colombianas.
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