Las guitarras son para el verano
El joven Manuel Cerpa da muestras de su prometedor futuro y el veterano Alberto López ofrece un recital redondo con alguna sorpresa
jorge fernández bustos
Granada
Jueves, 30 de julio 2020, 01:12
Solapando como quien dice el Festival Internacional de Música y Danza se impone el Festival de la Guitarra, dedicado a Manolo Sanlúcar –que no ... puede asistir por motivos de salud–, y mañana empezará el ciclo Lorca y Granada, con cuatro sabrosas propuestas, y también el festival Milnoff… Esto es un no parar en lo que a flamenco se refiere –y también a otras músicas–. Porque Granada es una tierra de arte y de artistas a la que el confinamiento solo le ha incrementado las ganas de salir al ruedo y darlo todo, como han confesado todos los artistas que se desperezan en este tiempo de espectadores sin boca. Estamos viviendo una segunda época que nos debe servir para reflexionar, aunque no es mi cometido dar consejos morales.
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Granada, dentro de su genio creador, es la sede de la guitarra y de los guitarreros. Hay que aplaudir a un Festival que este año cumple su cuarta edición. Después del recital impecable que dio el lunes Pepe Romero con un cuarteto de cuerda en el Palacio de Carlos V, el martes tuvimos doble sesión de guitarras flamencas. En primer lugar, la actuación de Manuel Cerpa, un jovencísimo intérprete de Chipiona, nacido en 2003, con un futuro prometedor por delante. Creador de prácticamente la totalidad de sus temas, el chipionero supo hilvanar un concierto tan breve como intenso. En apenas cuarenta y cinco minutos dio muestras de su flamencura y su buen hacer, acompañado de palmeros y percusión que, si bien éste último nos sobró casi en su totalidad, no así las palmas que se redoblaron y dimensionaron la noche con un gran sentido del compás.
Manuel interpretó a solas una minera y una soleá, doliéndose en cada nota. Con sus acompañantes hizo entrega de unas colombianas de su maestro 'El Carbonero', unas alegrías, con una introducción por levante, una generosa zambra, con falsetas reconocidas, unos tangos de reciente factura en los que solicitó la segunda guitarra de Antonio Vargas y unas bulerías de varios quilates.
La embajadora de Israel estuvo presente en este concierto, como también lo estuvo el día anterior y lo estaría en el segundo pase de la noche tórrida que nos deparó el martes en el Hospital Real, al que también asistió la rectora de la universidad, Pilar Aranda, con el veterano Alberto López como protagonista. Con mayor seguridad el tocaor bastetano ofreció un recital redondo en el que estalló alguna sorpresa, como la pieza ofrecida por su colaborador Can Wang, natural de Beijing, dedicada al maestro Sanlúcar remedando su personalísimo concepto de la escala oriental. La segunda sorpresa vino en forma de guajira, dedicada a la mujer, interpretada por vez primera en público, que compondrá el primer single de su próximo disco. Alberto comenzó por granaínas, acudiendo a Falla en su desarrollo. Siguió por zambra secundado por la guitarra de Alberto Fornelino. Con bulerías, alegrías, taranta rematada por tangos y con unos tientos en tono de granaína bastante melódicos rubricó su apuesta, demostrando que la sonanta es una extensión de su ser, con la que juega no solo con sus seis cuerdas, sino con su caja de resonancia, con su eco y con su silencio. Terminó su actuación con 'Báilame', unos tangos que incluye en su disco 'Detrás de la verdad'.
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