Música contra la guerra

Andrés Molinari

Lunes, 5 de septiembre 2022, 00:00

La Directora de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, Orfila Sáiz, en la presentación de la vigésimo primera Academia de Órgano, destacó la ... labor de la Institución que dirige respecto a la valoración del rico patrimonio orgánico de la ciudad, que la incluye en el selecto club de la Europa de Órgano. Y precisamente Europa estuvo muy presente en el largo concierto que ofreció el ucraniano Taras Baguinets, ayer domingo, en el Auditorio Manuel de Falla. Algo decepcionados por el escaso público asistente al mismo, pagando una cantidad simbólica, pero que se uniría a otros recursos para ayudar a los ucranianos desplazados a causa de una guerra absurda e inútil. Este ciclo de conciertos que imaginó el compositor y académico José García Román y que mantiene con todo ahínco y dignidad el organista Juan María Pedrero, alcanza ya las dos décadas y se yergue como la puerta cultural del septiembre granadino. Este año además de los conciertos en diversos órganos de monasterios e iglesias, habrá, de nuevo, visitas guiadas a dos de los mismos en la semana que hoy comienza. Respecto al concierto de ayer, el largo paseo matinal por la Europa del órgano hojeó obras del barroco más preclaro, sin olvidar al maestro Bach, para seguir con los compositores del siglo XX, incluido el ruso Shostakovich, que la guerra no ha de enceguecer la mirada sobre el arte con odios retroactivos. Los demás autores del programa oscilaron, en manos del organista, entre el aire popular de verbena sin que el órgano llegue a ser un organillo, la solemnidad del maestro Buxtehude o el misticismo del francés Messiaen, junto a algún que otro casi desconocido, descartando por completo la pésima versión para órgano de la Pompa de Edgar, insufrible. El órgano del Auditorio no es de los mejores de Granada, en él lo metálico destaca más que el terciopelo de los melismas en fuga o los finales catedralicios, ayer muy secos y sin reverberación. Pero con Francisco Alonso luchando contra los elementos, su son logra crear imágenes, casi cinematográficas, mientras el ejecutante juega a la ocultación.

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