Hugo monta un festival desde la cama del hospital
Este profesor granadino jubilado superó la fase crítica del Covid-19 y ya tiene a los artistas que actuarán a beneficio de un monumento escultórico que recuerde la labor de los sanitarios
Lunes, 13 de abril 2020, 01:07
Se llama Hugo Francisco Pérez Miranda. Tiene 76 años bien llevados por haber practicado deporte y haber sido una mente inquieta durante toda su vida. ... Nacido y criado en Huétor Tájar, estudió en Granada, donde fue alumno del Padre Suárez antes de realizar sus estudios de Magisterio en la antigua Escuela Normal, hoy sede de la Junta de Andalucía, al final de la Gran Vía. Esta pandemia se lo ha hecho pasar muy mal. «Me vi en el otro barrio», dice con humor. Pero más allá del sufrimiento físico, ha podido observar de cerca el impresionante trabajo que desarrollan los sanitarios. Y se le ocurrió la idea de hacer un festival de homenaje a todos esos profesionales que están evitando con su labor que la nómina de fallecidos siga creciendo, y que el resultado de ese festival benéfico fuera la construcción de un gran monumento escultórico que perdure para siempre, recordando su esfuerzo. También tiene claro que esta debe ser una iniciativa ciudadana, donde los políticos ocupen un papel secundario.
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Periodismo y compromiso
Y para conseguirlo, apenas pudo respirar con normalidad tras la fase más crítica de la enfermedad, cogió el teléfono móvil y se puso a hacer llamadas. La respuesta ha sido inmediata. El cartel del Festival ya está cerrado y contará con el cantaor hueteño Juan Pinilla, el guitarrista José Manuel Cano, el Trío Albéniz, el 'chansonnier' José Luis Gualda 'Jolís', la Tuna Antigua del Distrito Universitario de Granada, el Coro Arrayanes y el grupo Más Anchos que Panchos, que mezcla boleros y humor.
También tiene Hugo ya atado el artista que estará a cargo del conjunto escultórico, y que será Miguel Ángel Moreno Rodrigo. La idea de dicho monumento que ha compartido con el artista es que sea «realista, y que sobre una peana de corte clásico muestre a los distintos protagonistas del trabajo sanitario». Sobre la ubicación, está pendiente de hablar con las autoridades cuando todo esto acabe, aunque le gustaría que se colocara en una de las rotondas de más tráfico de Granada, a fin de que cada día miles de conductores recuerden en ese monumento a tantos buenos profesionales.
Dónde, cuándo y cómo
También queda pendiente la ubicación del Festival, aunque le parece una buena idea que tuviera lugar en el Palacio de Congresos. Sobre la fecha, «en cuanto la ley lo permita. Está claro que, visto lo visto, hay que hacer las cosas con calma, y no poner en riesgo a nadie», afirma. Del mismo modo, queda por definir el modo de venta de las entradas, aunque ya está barajando, en colaboración con quienes se han ofrecido a ayudarle en este empeño, distintas posibilidades, incluyendo una Fila Cero para quienes no puedan desplazarse el día que el Festival tenga lugar.
Crisis del Coronavirus
Quizá todo esto pueda parecer demasiado esfuerzo para una sola persona. Pero no lo es tanto si se bucea un poco en la biografía de este profesor granadino. Apenas terminados los estudios y obtenida su plaza por oposición, en los años 60, comenzó su carrera docente en el Cortijo Milanos, una agrupación de casas apartada en el Poniente Granadino.
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Allí, aunque comenzó al cargo de las clases de alfabetización para adultos, pronto demostró su inquietud e incorporó a los niños de la cortijada a sus clases. «Las mesas eran sacos y tablas de hacer el pan, y me fabriqué mi primera pizarra», recuerda.
Tras hacer la 'mili', recorrió otras localidades como Pedro Martínez, Santa Cruz del Comercio o Fuente Camacho, en Loja, «donde no teníamos en la escuela ni luz ni agua». Allí comenzó a hacer con los niños festivales culturales, donde lo mismo se cantaba que se interpretaban pequeñas obras de teatro. Y de ahí a Huétor Tájar, su localidad natal, donde ejerció 20 años y donde creó dos tunas estudiantiles que, en buena medida, junto con la Banda Municipal, fueron las grandes protagonistas de la vida cultural del municipio. «Eran tiempos en los que no había dotación para cultura, y crearla dependía de la voluntad de las personas. Guardaré siempre en el recuerdo todo el esfuerzo de aquellos padres que les compraron los instrumentos a sus hijos, y los trajes de tunos, y aquellos ensayos en el patio del colegio en los que aprendíamos a tocar caminando», afirma.
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Cultura es alegría
Aquellos grupos alegraron muchas fiestas de cumpleaños de personas mayores, muchos festivales de Navidad, muchas ceremonias religiosas en la iglesia. Y cuando, tras dos décadas, los estudios de sus tres hijos –hoy ingenieros–, le reclamaron en la capital, continuó con su labor en la que estuvieron presentes tanto la cultura como el deporte. En el Colegio Sierra Nevada, donde estuvo destinado, introdujo en el ajedrez a un tal Roberto Carballés, que hoy se desempeña mucho mejor con la raqueta que con el alfil, y organizó convivencias deportivas que fomentaban más la alegría de compartir una cancha que la propia competición.
Muchos personajes de la Granada del último medio siglo coincidieron con Hugo en sus diversas facetas. Entre ellos Carlos Cano, en la Escuela Social, o Lirio Palomar, uno de los grandes nombres de la lírica granadina. A Hugo el Covid-19 le ha cambiado la vida. Lector y suscriptor de IDEAL desde siempre, y hombre de fe, cree que «Dios me ha salvado la vida. Y debo dar las gracias por ello. Este homenaje que vamos a hacer a los sanitarios les reconoce como instrumentos de esa obra de Dios que están afrontando, muchas veces, sin los medios precisos».
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