El monumento 'invisible' de la Caleta de Granada
La escultora Mari Ángeles Lázaro pide que se trasplanten los tres árboles que tapan por completo su obra en homenaje a la Huelga de 1970
Fue el martes 21 de julio de 1970. Más de cuatro mil almas se echaron a las calles de Granada para exigir dignidad y mejores ... condiciones laborales en la construcción. Los grises no se andaron con sutilezas y, por orden del delegado gubernativo José Luis Pérez-Serrabona, cargaron contra los manifestantes con tanta contundencia que acabaron con la vida del marmolista Cristóbal Ibáñez y los peones de albañil Manuel Sánchez Mesa y Antonio Huertas Remigio. Con motivo del treinta aniversario de aquella tragedia, los sindicatos promovieron la construcción de un monumento.
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Se realizó una convocatoria abierta y la elección recayó sobre la granadina Mari Ángeles Lázaro. Erigió la escultura en 2000 en el cruce de la Caleta, donde se produjeron los hechos, pero en 2010 la desmontaron por los trabajos del metro. La guardaron durante cuatro años y en 2014 la volvieron a instalar a un centenar de metros.
¿Qué sucede? Que ha desaparecido. O para ser más exactos, que es invisible. Cuando se reubicó la obra de Lázaro, que no es precisamente pequeña (7,60 metros de altura), colocaron delante tres arbolitos. La creadora ya advirtió en su momento que esos tres plantones ganarían tamaño rápido y solicitó que se recolocaran en otro lugar para que no taparan por completo el conjunto escultórico. Algo que ya ha sucedido. Hasta el punto de que las copas ya han superado los seis metros. El Monumento a la Huelga de 1970 no se ve. Con el agravante de que al tratarse de Cinamomos, la previsión es que aún sigan creciendo y alcancen los nueve metros.
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Mari Ángeles Lázaro exige soluciones a los que, por equis razones, no estuvieron encima del asunto. Ya ha enviado sendas quejas al área de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada y también a la Delegación de Cultura, aunque por ahora no ha recibido ninguna respuesta. «No hemos de olvidar –refiere Lázaro– que estamos hablando de un Lugar de Memoria Democrática y, en consecuencia, competencia de la Junta».
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Actuación urgente
Bajo su punto de vista, urge una actuación por varios motivos. El primero ya se ha apuntado unas líneas más arriba, porque estamos hablando de un Lugar de Memoria Democrática. Y el segundo porque las ramas se han desarrollado tanto –sobre todo durante la primavera– que en breve se apoyarán sobre el Monumento a la Huelga de 1970.
Lázaro, que ya se ha puesto en contacto con organizaciones ecologistas, se niega a la tala, pero plantea otra salida perfectamente factible y de escaso coste: la replantación. «En Granada hay infinidad de zonas donde sí hay un tránsito continuo de personas, y donde vendría perfectamente esta sombra», comenta Lázaro, quien agrega que en Almanjáyar, por ejemplo, hay muchos alcorques vacíos.
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El Ciamomo, con nombre científico Melia azedarach, es una especie caducifolia que, en unas condiciones ambientales óptimas, puede crecer hasta un metro y medio al año. Su eclosión se produce durante el verano con flores de color malva seguidas de racimos de frutos amarillos pálidos que permanecen después de la caída de las hojas. Se integra fácilmente entre arbustos persistentes, aunque en la Caleta están aislados. Se adaptan a todo tipo de suelos.Por eso y por su amplia cobertura respecto a los rayos solares son sembrados con frecuencia en sitios de paso peatonal –no es el caso de la Caleta–.
Según Mari Ángeles Lázaro, «la inmadurez cultural se manifiesta en una falta de conciencia respecto a la importancia del arte monumental en las calles y plazas, el cual se realiza con un mayor esfuerzo para garantizar su perdurabilidad y que no cumpla solo una función estética, sino también educativa y testimonial». «Si no se le da la visibilidad o el mantenimiento adecuado –afirma– se está perdiendo una parte de la memoria colectiva».
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«Es triste –prosigue– que los valores que subyacen en el Monumento a la Huelga de 1970 no se vean reflejados en su cuidado». Y lamenta que se oculte, en el sentido literal y en el figurado, un espacio para la reflexión colectiva sobre el pasado, «pero también en la forma en que las nuevas generaciones pueden aprender nuestra Historia».
Lázaro empleó la técnica de la talla directa en medio relieve para representar un conjunto de casi trescientas figuras que se agitan en el ambiente de la protesta. Son personajes anónimos que a veces se ocultan tras las pancartas y se amontonan. Entre las grandes singularidades, su diseño con tres caras similares –dimensiones y motivos– y que cuenta con un sistema de iluminación interior que realza aún más su mensaje y su belleza.
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Mari Ángeles Lázaro Guil nació en Almería en 1959, aunque a los cuatro años la familia trasladó su residencia a Granada.Frecuentaba desde pequeña el taller de Paco López Burgos, un amigo de su padre que tuvo una influencia definitiva en ella.Después entró en la Escuela de Artes y Oficios de Granada y posteriormente completó su formación en la Facultad de Bellas Artes. Tiene obras por toda España. También en su Granada... aunque lamentablemente no se vea.
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