Un millón de fotos por amor a la cultura en Granada
Fotografía ·
Juan Antonio Cárdenas suma ya tres décadas capturando con su Nikon espectáculos de teatro, circo y danza. El gran archivo fotográfico de las artes escénicas en GranadaSi hay cinco personajes imprescindibles para entender la cultura en Granada en los últimos treinta años, posiblemente Juan Antonio Cárdenas sea uno de ellos. Lo ... demuestra cada vez que acude con su cámara a un espectáculo de teatro, danza o circo, y lo demuestra la estadística.Recientemente publicaba un artículo en Granada Cultural para celebrar que había superado la cifra de 90.000 fotos en esta web fundada y gestionada por él mismo. «Realmente son más de un millón de disparos, aunque las imágenes publicadas son ya más de 90.000 sumando algunas de las galerías que he colgado en los últimos meses», aclara el bueno de Juan Antonio, cuyo talento es directamente proporcional a su humildad –cuando lea estas líneas seguro que se habrá sonrojado ya unas cuantas veces–.
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Sus fotografías son una delicia.Primero porque plasman a la perfección la estética de lo que sucede en escena y, segundo, por su capacidad para aprehender ese momento, esa expresión, ese movimiento, en el que actores y bailarines están contando una historia. El magisterio después de treinta años dándole al 'gatillo' de su Nikon. «La diferencia entre una buena o una mala captura puede ser una décima de segundo», explica Juan Antonio. «Para ello la intuición es fundamental, un sentido que se desarrolla con la experiencia». Pero hay más truquillos. Al menos otros dos. «Es básico sincronizarte con el espectáculo para que el sonido del clic no sea un incordio; con la música no se escucha y además pasas desapercibido», dice. El tercer ingrediente para lograr la toma perfecta es el conocimiento de la técnica. «Es muy importante», recalca.
La afición de Juan Antonio por la fotografía empezó cuando era un chiquillo, con doce años. Cuando su padre compró una Agfa para toda la familia. Pero no fue hasta 1990, cuando llevaba catorce años residiendo en Granada –él es natural de Málaga–, cuando se lanzó de lleno al mundo de la fotografía. Fue después de comprarse una Nikon 4004 en la tienda Sánchez de la calle Obispo Hurtado. Descubrió el autofoco y desde entonces ya no pudo parar. «A diferencia de otros fotógrafos, soy muy de aprovechar las nuevas tecnologías y todas sus posibilidades», asegura.
Hubo años en que Granada estaba empapelada de carteles ilustrados con las fotos de Juan Antonio
Con aquella Nikon realizó su primer reportaje cultural. Su amigo Luis le pidió que sacara unas instantáneas de su hija Encarni en la academia Terpsícore –Encarni ahora es una reputada profesional de la danza en Francia–. En ese momento descubrió el gran vacío que había en Granada en fotografía escénica. «Despertaba poco interés porque se consideraba un arte efímero». Las compañías y los promotores no tardaron en recurrir a sus servicios para promocionar sus montajes. Había carteles ilustrados por Juan Antonio en el Camino de Ronda, en la plaza de la Trinidad, en el Realejo... en todas las calles de Granada, «hasta que el Ayuntamiento prohibió que se colocaran anuncios en la vía pública», comenta Juan Antonio mientras sonríe. Por aquel entonces también estuvo en Cúllar fotografiando las fiestas de moros y cristianos. «Lo normal era inmortalizar a los batallones parados, pero yo decidí hacerlo en movimiento», recuerda. Un punto de espontaneidad que aportaba, al mismo tiempo, otro punto de autenticidad.
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Cien reportajes anuales
En los noventa salía a razón de cincuenta reportajes anuales. Ahora esa cifra la ha multiplicado por dos. «He llegado a hacer hasta cuatro obras de teatro en el mismo día, corriendo con el coche de un lado para otro». Y es que todas las compañías tienen el teléfono de Juan Antonio en su agenda de contactos. «Los amigos no paran de llamarme», confiesa. Yallí está él con su Nikon, con los dos objetivos que normalmente utiliza y con la misma ilusión y las mismas ganas que el primer día.
Un ritmo frenético que se vio frenado de lleno durante la pandemia por la anulación de las programaciones, una coyuntura que hizo un daño terrible al sector y que también afectó de lleno a personas como Juan Antonio. «Mi profesión es la de informático y trabajo fundamentalmente para las empresas, pero ésta es mi segunda gran afición», asegura. ¿Cuál es la primera?La lectura. Juan Antonio es un lector empedernido. Sobre todo de libros de ensayo. No hay más que charlar con él unos minutos para comprobar que, en efecto, es un hombre cultivado. De esos buenos conversadores que escuchan y que hablan con propiedad de la filosofía, de la vida o de la cultura en Granada.
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La cultura en Granada, sí, uno de los asuntos que más le ocupan y le preocupan. «En los noventa Granada tenía más compañías que Jaén, Córdoba, Málaga y Almería juntas». Ahora, lamenta Juan Antonio, la situación ha cambiado tanto que la capitalidad cultural de Andalucía se le atribuye a Málaga, cuando en el antiguo texto estatutario se hablaba expresamente de Granada. Bajo su punto de vista, hace falta dar unos cuantos pasos adelante, y la conversión de parte de la Azucarera de San Isidro en un centro sociocultural puede ser una buena manera de emprender ese camino y recuperar parte de ese esplendor perdido. Hay buenos pilares. «Aquí tenemos centros, como la Escuela Internacional de Circo y Teatro, que son una referencia en España», subraya Juan Antonio.
Mientras tanto, mientras llegan esos días de vino y rosas, Juan Antonio seguirá haciendo fotografía y magia con su Nikon.
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