Miguel Ríos, en la 'Fábrica de Conjuntos' de Granada
El rockero más longevo de España participó ayer en las charlas virtuales del Ateneo de Granada con el escritor y catedrático Álvaro Salvador
juan jesús garcía
Granada
Viernes, 20 de noviembre 2020, 02:03
El término lo acuñó un conocido promotor musical en los primeros años sesenta, Antonio Rodríguez, de los malagueños 'Espectáculos Mundo', en un momento en el ... que circulaban por la provincia de Granada cerca de doscientas 'agrupaciones músico vocales', como se decía entonces. Esa época es la que recordó ayer tarde Miguel Ríos en las charlas virtuales (en estos meses) del Ateneo de Granada con el escritor y catedrático Álvaro Salvador. Conversación también de tú a tú, de músico a músico, porque Salvador lo fue en marcas históricas como Los Golpes, Los Armstrong y Los Hampas, llegando a escribir canciones incluso para Los Ángeles.
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Miguel, inquieto chaval que trabajaba de dependiente en los Almacenes Olmedo, al comienzo de la calle Ganivet, hizo sus primeros pinitos y grabó sus primeras canciones con el conjunto Los Nevada, que actuaban un poco más abajo en el hotel Nevada Palace (actual Meliá), que desde su inauguración en 1957 ofrecía veladas musicales en sus salones. «Los músicos de Los Nevada pasaban por la tienda de discos a escuchar canciones para montar el repertorio con el que, en sesiones de tarde y noche, amenizaban la pista de baile del hotel. Algunas tardes, después de comer, bajaba escopeteado a sus ensayos antes de abrir la tienda y me dejaban cantar algún tema. Todo fue bien hasta que un día el director del hotel me echó de mala manera, alegando mi minoría de edad como impedimento para estar en un local solo para mayores, y los problemas que le podía acarrear si me pillaba un inspector de trabajo», recuerda el cantante en sus memorias.
Cuenta la leyenda que al cabo de los años el director del hotel que se lo había quitado de encima fue trasladado a Madrid, y cuando contrataron allí a Miguel Ríos, ya hecho una estrella, éste se lo recordaría para sorpresa y sonrojo del susodicho.
Así comenzó a subirse al escenario el que luego ha sido (es) el cantante de rock más longevo del país; ocasionalmente, durante un cuarto de hora más o menos «y siempre para interpretar 'El rock de la cárcel' entre otras», recuerda Luis Megías, director musical de Los Nevada en el libro 'Zapatos de piel de caimán' de próxima publicación. Esa versión, junto con otra del 'Siempre para mí' de Paul Anka (él recuerda 'La Plaga', «que era la que mejor me salía»), la grabarían Los Nevada y Miguel Ríos en Radio Granada para completar la cinta que el joven y entusiasta aficionado enviaría a Madrid en 1961, casilla de salida para una carrera incansable que llega hasta hoy.
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Desde su biblioteca, un activo Miguel Ríos, de 76 años, que estas semanas publicaba dos canciones nuevas ('El blues de la tercera edad' y 'Estirpe de Caín' y prepara un álbum), recordó con la complicidad de una mesa camilla, vía Zoom, aquellos primeros años de tantas carencias como ilusiones. «Cuando Los Wyndis eran el grupo a imitar», como comentó. «Sin embargo desde el colegio ya me di cuenta de que tenía una voz que podía emocionar», añadió recordando sus primerísimas experiencias, entre ellas su iniciación en el solfeo con el Maestro Novi, «que era el prototipo del 'músico', la esencia... ¡que hasta tocaba en el Rey Chico, con lo que era el Rey Chico!».
Entre los nombres importantes en aquellos tiempos tuvo palabras para Gelu «una cantante acojonante»; Juan De Loxa, «que ponía lo último en la radio, era muy moderno y muy abierto»; el recientemente fallecido Valen; Antonio Mata: «un ser maravilloso al que produje un disco»; Carlos Cano, que «fue un militante de la canción popular que ha tenido una influencia enorme», o Los Ángeles, «a los que conocí en realidad no en Granada sino en Torremolinos actuando en un bar».
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Desde Madrid, dijo con mucho sentido del humor, que «solo volvía a Granada cuando no tenía dinero y no me quedaba más remedio, o cuando lo tenía y quería enseñarlo (risas)», concluyendo que: «en realidad yo no me considero un cantante granadino, sino un cantante de Granada... ¡Aunque con la malafollá que tengo no podía ser de otro sitio! (carcajada)». Sin embargo, confesó, que sí ha tenido mucha nostalgia, de estar aquí en casa con los amigos... «pero el aplauso, ay, engancha».
Miguel Ríos es un pozo infinito de anécdotas desternillantes, y pocas veces se le ha podido escuchar públicamente con tanto relajo, desinhibición, familiaridad y cercanía como en las dos horas de la charla en el Ateneo 'virtual'. Una conversación que se pude volver a escuchar en el canal Youtube de la Asociación.
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