Ángel Ruiz y el pianista César Belda en un momento del espectáculo. JAVIER NAVAL

Ángel Ruiz | Actor

«Miguel de Molina fue ante todo un amante de la libertad»

El inolvidable García Lorca de 'El Ministerio del Tiempo' vuelve al Isabel la Católica para acercar al público la figura del cantante de copla

Viernes, 1 de marzo 2024, 00:05

El actor Ángel Ruiz (Pamplona, 1970) permanecerá en el imaginario colectivo de los lorquianos como el actor que interpretó al poeta fuenterino en 'El Ministerio ... del Tiempo'. Tras de sí tiene una amplísima carrera en cine, teatro y televisión. En las tardes de hoy (20.00 horas) y mañana (19.00 horas) llega al Teatro Isabel la Católica para, en 'Miguel de Molina al desnudo', acercar al público granadino la figura del más heterodoxo de los cantantes de copla.

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Su Miguel de Molina ya ha sido visto por espectadores a ambos lados del charco, y se ha traído incluso un premio de allí.

–Así es. El año pasado y este hemos estado en Argentina con el espectáculo y la acogida ha sido excelente. Hemos hecho una temporada de tres meses con llenos. La verdad es que para ser un actor de fuera, que te otorguen en Buenos Aires el Premio Hugo al mejor espectáculo unipersonal es un auténtico orgullo.

¿Cómo llegó la figura de Miguel de Molina a su vida, y qué supuso ese encuentro?

–Fue una casualidad. Me ofrecieron participar en un espectáculo para celebrar el centenario de su nacimiento. Ese montaje finalizó su recorrido natural, que fue amplio, pero no llegó a Madrid y a otras plazas importantes. Me dio mucha pena que terminara, pero no podía volverlo a replantear en solitario, ya que era muy caro. Por ello, pensé que, para sacarme esa espina, lo mejor era contar su historia, pero de una manera que fuera sostenible económicamente, así que decidí escribir un espectáculo unipersonal, donde solo era necesaria la figura del pianista y la de Miguel de Molina.

¿Cómo se estructura el espectáculo?

–La base es una rueda de prensa en la que el público actúa como espectador y periodista. Ello me permite huir del encorsetamiento del monólogo. Miguel de Molina, además, se permite el lujo de, ante la ausencia de esa cuarta pared, hacer bromas sobre lo que ocurre en el patio de butacas: si suena un móvil, si alguien estornuda, si suena un caramelito, si alguien habla o canta... Todo esto crea un juego que, pienso, es muy bonito.

Distinto

O sea, que la función es distinta cada vez...

–Basándose en un mismo texto, cada vez es distinto, sí. Tiene ese gran aliciente de que lo que pasa es único. Quien acuda asistirá a un recorrido por la vida de Miguel y sus canciones. Él cuenta claves de su carrera, su infancia, cómo llegó a Argentina, cómo fue maltratado... Quizá el público no sepa mucho de él, por lo que tratamos de rellenar ese hueco.

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¿Cree que Miguel de Molina es uno de los grandes olvidados de la copla, precisamente porque durante años no se le tuvo en cuenta por haber sido identificado con la IIRepública, y por haberse exiliado?

–Miguel fue una persona muy libre. Fue un hijo de la República que la recibió como un español más en su condición de artista y homosexual. De ahí a que fuera ferviente republicano, va un mundo... Sí que estaba de acuerdo con los principios básicos que la regían: la igualdad, la fraternidad y la libertad. Fue un hijo de su tiempo, eso sí. Él tenía un sentido de la libertad muy amplio, muy moderno, y era abiertamente homosexual, lo que le hizo incómodo para el régimen de Franco.

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¿Cómo ha preparado este espectáculo desde el punto de vista musical?

–Siempre he cantado, porque tengo formación musical, y he cantado de todo, no me he circunscrito a ningún género. La copla me ha gustado siempre, porque siempre sonó en casa, ya que soy andaluz de origen. Me daba mucho respeto cantar copla, y no he querido hacer una imitación de Miguel. Pensé que era más importante usar la copla para emocionar, por lo que le he dado mi propia impronta. Abordo las canciones desde dinámicas bajas, cantando casi 'sotto voce'. Trato de que el público descubra la riqueza de este género.

Lleva usted la 'bendita' carga de ser Federico García Lorca en el imaginario de muchas personas, tras su emocionante papel en 'El Ministerio del Tiempo'.

–Es, como usted dice, una bendita carga. Para mí fue un regalo ponerle voz a alguien de quien, precisamente, no conocemos su voz física, aunque su voz interior podamos conocerla a través de su obra. Llevar a Lorca de la mano ha sido uno de los grandes regalos que me ha dado la vida. Me habría gustado conocer su acento, que Aleixandre decía que era limpio, aunque usara andalucismos en 'petit comité'. Luché en 'El Ministerio' por darle ese deje andaluz que siempre vi en él.

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