José Serebrier, con las partituras del concierto de hoy, en la terraza de su hotel. PEPE MARÍN
José Serebrier, director de orquesta

«La mejor forma de relajar a unos músicos es hacerles disfrutar con lo que hacen»

Una de las leyendas vivas en su profesión, colaboró con Leonard Bernstein y Stokowski, y dirige hoy a la OCG en el marco del Festival de la Guitarra

Jueves, 28 de julio 2022, 00:27

José Serebrier (Montevideo, Uruguay, 1938), se mueve con la misma ilusión de aquel niño que a los 11 años organizó una orquesta con sus coetáneos ... y condujo su primer concierto en pantalón corto ante el presidente de su país. Siete décadas después, ha dirigido –y continuará haciéndolo, mientras las fuerzas y la memoria se lo permitan– a todas las grandes orquestas del mundo. De la de Granada, por cierto, dice que es «excelente». Esta noche (21.30 horas), quien se acerque al Falla podrá ver, en el marco del Festival de la Guitarra, cómo actúa una leyenda.

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Para los aficionados con una cierta trayectoria, su presencia en Granada es una fiesta. ¿Y para usted...?

–Para mí, es un placer y un sueño.

En un festival que, además, en poco tiempo, ha crecido mucho.

–Sí, es muy meritoria la labor que se está haciendo. Estoy acostumbrado a dirigir por todo el mundo, pero mantengo la ilusión del primer día. Y admiro mucho a las personas que mantienen la capacidad de ilusionarse.

Usted ha dirigido en los cinco continentes, a todas las orquestas que cualquier melómano pueda tener en mente. ¿Cuál es el secreto?

–Aceptar lo bueno que la vida te ofrece. Ahora, conocer a un grupo de excelentes músicos, con los que no había trabajado con anterioridad, pero que me han demostrado unas altas dosis de profesionalidad y compromiso. Personas que no quieren que un director les cuente anécdotas, ni que pare un ensayo a los diez compases para corregir una entrada. Me gusta hacer los ensayos fluidos, y si hay que hacer ajustes, espero a terminar un movimiento para hacerlos. Cuando era más joven, tenía una batería de chistes –cortos, claro–, preparados para relajar el ambiente. Ahora pienso que la mejor forma de relajar el ambiente es que los músicos disfruten con lo que están haciendo, sin interferencias.

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Además de dirigir a la Orquesta Nacional de España, también hizo un trabajo muy importante con la Joven Orquesta Nacional. ¿Cómo lo vivió?

–Fue muy interesante. Cualquiera puede ver el resultado en YouTube, ya que la casa discográfica Naxos hizo un vídeo de una actuación nuestra en el Konzerthaus de Berlín y en diversas catedrales inglesas. Comprobar la fuerza de los jóvenes músicos siempre es estimulante.

«Mi amigo Leonard Bernstein prefería grabar con público. Yo me lo invento, y así no me siento solo»

En el programa que ofrecerá esta noche con la OCG hay un poco de todo: Haydn, Ponce, Villalobos... ¿Por qué lo eligió?

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–Junto con la dirección del Festival, con la que es normal que siempre se negocien los programas, decidimos hacerlo para ser coherentes con la líneas programáticas del ciclo, ya que es un homenaje a Andrés Segovia, quien estrenó las obras de Ponce y Villalobos. Yo grabé ambas con la Filarmónica de Nueva York y una guitarrista norteamericana. Creo que es el único disco que han hecho en las últimas dos décadas. Antes las grandes orquestas grababan constantemente. Hoy, es muy raro, porque los costes han subido muchísimo, y apenas se venden discos... Y luego, por supuesto, es muy interesante esa 'Sinfonía número 49' de Haydn, titulada 'La passione', porque todos los movimientos están en la misma tonalidad, fa menor, algo único en la obra de Haydn, que escribió 104 sinfonías, y muy extraño en el resto del repertorio.

En vivo o en disco

Usted ha grabado más de 200 discos. ¿Estar en el estudio le motiva tanto como estar en una sala?

–Cuando estoy en el estudio, creo un público imaginario que me acompaña. Mi amigo Leonard Bernstein decía que grababa mejor con público, porque le entusiasmaba la compañía. Yo creé un auditorio a mis espaldas, y así nunca me siento solo. Por eso, quien escucha mis discos no halla diferencias entre los hechos en el estudio y los grabados en vivo.

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¿Cómo fue su colaboración con Stokowski?

–Fuimos grandes amigos. Él estrenó mi 'Primera sinfonía' cuando yo tenía 17 años. Y colaboramos en el proyecto de dirigir la 'Cuarta sinfonía' de Charles Ives, una obra que requiere de tres directores al unísono porque se toca con tres ritmos y velocidades distintas. Tras aquel empeño, el New York Times nos dio la portada. Luego, grabé esa obra con la Filarmónica de Londres, dirigiendo yo solo, algo que luego hizo también Pierre Boulez. Es curioso, porque fue un disco que solo pudimos grabar por la noche, de las doce a las cinco de la madrugada. Todo ello se cuenta en un libro que Michel Fauré, descendiente de Gabriel Fauré, el compositor, escribió sobre mí. Veinte años después, Bernstein me pidió que hiciera lo mismo que hice con Stokowski, pero no era el momento. Me hubiera gustado, pero fue imposible.

Para muchos, Stokowski fue el director de 'Fantasía', de Disney.

–Sí, que me tratara como a un hijo hoy me parece extraordinario, aunque entonces no le diera tanta importancia. De hecho, fui a ver la película a un teatro de Los Ángeles en el que solo estábamos los dos últimos hijos que tuvo con su quinta esposa, Gloria Vanderbilt, él y yo.

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