Pepito el de la Amor muestra la llave y la cerradura de la casa de la familia García Lorca en Valderrubio. JORGE PASTOR

Las llaves que abren el universo de Lorca

Pepito el de la Amor guarda como oro en paño enseres vinculados a los García Lorca en Valderrubio y objetos como los cuadros originales de la casa de Frasquita Alba

Jorge Pastor

Granada

Lunes, 24 de agosto 2020, 00:25

Si hubiera sido coetáneo de Federico, posiblemente sería uno de esos personajes fabulados que aparecían en sus obras. Se llama Pepito el de la Amor, ... fue el último tabaquero de Valderrubio, viste sombrero blanco de ala ancha, mira a los ojos cuando habla, se mueve en bicicleta, es una institución en el pueblo y su biografía ha estado estrechamente ligada a la familia García Lorca. Desde 1976 hasta 2014 fue la persona que abría y cerraba la casa de los García Lorca en Valderrubio y el encargado de guiar a los visitantes. Y también, casi sin quererlo, un coleccionista de objetos de eso bautizado como 'el universo lorquiano', que guarda celosamente en un secadero convertido en museo particular donde puede haber, según estima el propio Pepito, más de diez mil antigüedades que atestiguan cómo ha sido la historia de Valderrubio en los últimos doscientos años. Un intervalo en la línea del tiempo que coincide con los años de los García Lorca en aquella localidad que hasta 1943 se llamaba Asquerosa y a la que Federico se refería, por aquello de la fealdad del nombre, como Vega de Zujaira o Apeadero de San Pascual.

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Pepito es un tipo que no tiene prisas –salvo para llegar a tiempo a su turno de riego en el Soto de Roma–. Escucharlo es un verdadero placer. Pocas, poquísimas personas, saben tanto de la vida de los García Lorca en Valderrubio como él. Un trabajo de investigación alimentado a base de conversaciones con vecinos que tuvieron relación directa o indirecta con los García Lorca –Pepito calza 71 años–. También ha ido guardando enseres de indudable valor que algún día cederá al pueblo «para que todo el mundo pueda verlos». Enseres como la llave y la cerradura originales de la vivienda de los García Lorca. Un precioso cerrojo de la marca Victoria, de unos cuatrocientos gramos de peso, fabricado en hierro con pestillo y chapa dorada, y que se abría con una ganzúa de unos diez centímetros.

Estructura de madera donde bordaban las hijas de Francisca Alba que Pepito el de la Amor conserva en perfectas condiciones JORGE PASTOR

¿Cómo llego hasta el poder de Pepito el de la Amor? Pues de la manera más sencilla. La explica el propio Pepito. «Fue entre 1976 y 1980», recuerda. «Una vez muerto Franco y cuando nos encaminábamos ya hacia la democracia, los del Partido Socialista se reunían en la primera planta de la residencia de los García Lorca, y se tomó la decisión de cambiar el cerrojo para que se pudiera acceder con más facilidad y no depender de la única llave que existía». Pepito, que ya por entonces estaba empeñado en que aquel caserón situado a la entrada de Valderrubio se pareciera lo más posible al hogar de los García Lorca, fue el encargado de realizar la operación. Fue entonces cuando, en vez de tirarla, decidió conservarla consciente del carácter simbólico de aquel cierre metálico.

En los anaqueles y vitrinas de Pepito, también está la flauta travesera que tocaba Baldomero, uno de los siete hermanos de Federico García Rodríguez, padre de Federico –todos tenían una enorme afición musical–. El instrumento está en perfectas condiciones. Tan sólo le falta la embocadura. También atesora las matrículas de los carros de labranza de Federico García Rodríguez, latifundista de la Vega de Granada, y sacos de nailon con las iniciales F. G. (Federico García) en los que transportaban el trigo y la cebada. A todo ello hay que añadir los tiros de la trilla y las tijeras con las que pelaban a los mulos. En todos los casos su procedencia está acreditada. Pero en la colección de Pepito hay otros elementos que, de manera más distante, también se pueden vincular al día a día de los García Lorca y del propio Federico. Como la butaca de la barbería de Eloy, por la que pasaban todos los varones de Asquerosa que querían afeitarse como Dios manda y cortarse el pelo en condiciones. «Seguro que ahí se sentó Federico», asegura.

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Cuadros originales que colgaba en las paredes de la casa de Frasquita Alba. JORGE PASTOR

Pero hay más. Mucho más. Pepito conserva algunos enseres de la casa de Frasquita Alba, en la que se inspiró Federico para escribir en 1936 su celebérrima 'La casa de Bernarda Alba', obra de teatro en tres actos que no se pudo estrenar hasta 1945 en Buenos Aires. Como el bastidor donde bordaban las hijas de Frasquita Alba –esta bordadora se identifica incluso en documentos gráficos de la época–. Como las espuelas de José Benavides Peña, que en la ficción de Lorca fue Pepe el Romano. Benavides se casó en 1919 con Amelia Rodríguez, una de las hijas de Francisca Alba, pero el matrimonio apenas duró un año, ya que Amelia falleció en 1920 mientras daba a luz. Ocho años después José Benavides, trasunto de Pepe el Romano, se esposó con Consuelo, hermana de su difunta mujer. A todo ello Pepito el de la Amor suma cuadros con imágenes del Señor que colgaban de las paredes de la vivienda de Frasquita, clavos, tablas de madera y adobes de esta misma construcción, rehabilitada como casa museo e inaugurada, después de un larguísimo proceso, en diciembre de 2018.

José Pérez alias Pepito el de la Amor

En su Documento Nacional de Identidad pone José Pérez, pero todo el mundo lo conoce en Valderrubio –y también fuera de Valderrubio– como Pepito el de la Amor. «Cuando éramos pequeños, muchos niños jugábamos precisamente en las calles traseras de la casa de los García Lorca, y como muchos nos llamábamos igual, José, nos identificaban por nuestro parentesco, y a mí me decían Pepito por mi nombre y Amor por el de mi madre, y así me quedé». Desde chiquillo siempre tuvo la referencia de los García Lorca. «El guardés de la finca era chacho (tío) de mi abuela Encarnación, y mi abuelo José María trillaba con su mulo la era de Federico García Rodríguez». Encarnación le contaba anécdotas que Pepito mantiene indelebles en su memoria. Como cuando pasaba el hombre con el carrito de los helados y la saga García Lorca se gastaba una peseta en los cucuruchos más ricos, cuando la mayoría de la gente, con economías más modestas, podía pagar unas perrillas. O como el espectáculo que suponía la recogida de los caquis, una fruta muy delicada y que requería de una gran cantidad de mano de obra. Una cosecha que luego se vendía en el patio de los García Lorca.

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Espuela y estribo pertenecientes a José Benavides, 'Pepe el Romano' JORGE PASTOR

«Hasta 1976 yo había entrado en la casa cuatro veces, y la recordaba tal y como era», dice Pepito el de la Amor. Con sus muebles y toda su decoración. Y ése fue su empeño, recuperarla tal y como estaba. Uno de los hitos fue el retorno de la cama de Federico, un acto de generosidad por parte de María la del Campechano, que vivía justo enfrente de los García Lorca. «No fue fácil porque ella no quería, pero fruto de mi insistencia y la de su hijo, logramos convencerla». Y es que como Federico andaba de acá para allá, Vicenta Lorca decidió dársela a María la del Campechano para que sus críos tuvieran un sitio confortable donde dormir, relata Pepito.

Pepito fue guía durante cuarenta años de la casa de la familia Lorca en Valderrubio

Después vinieron otros momentos muy importantes. Como cuando en 1993 el Ayuntamiento de Pinos Puente –Valderrubio fue un anejo de este municipio hasta agosto de 2011– compró la casa de los García Lorca, que a partir de ese instante pasó a ser patrimonio público. Anteriormente se había utilizado como consultorio médico, cine y sala de baile. Pepito conserva una copia de las escrituras firmadas por el notario madrileño Francisco de Istúriz y de los recibos de la transacción. Un inmueble que se ha convertido ya en uno de los lugares lorquianos por antonomasia y que el año pasado contabilizó más de ocho mil visitantes, una cifra récord que este 2020 había la expectativa de superar hasta que llegó la pandemia y el mundo se detuvo en seco. Las estadísticas del primer trimestre, de enero a marzo, apuntaban a que se rebasarían los números de 2019.

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En cualquier caso, según indica el alcalde de Valderrubio, Antonio García Ramos (PSOE), el Ayuntamiento va a apostar a tope por la figura de Lorca y su relación con Valderrubio. Una apuesta, dice el regidor, que incide tanto en los aspectos culturales como en los económicos. «Una forma de atraer gente y impulsar sectores como el de los bares, restaurantes y tiendas de recuerdos», afirma. Por eso hay interesantes proyectos encima de la mesa. Por lo pronto, la intención del consistorio es que tanto la Casa Museo de Lorca como la Casa de Bernarda Alba se reabran en septiembre. Un mes en el que se esperaba una importantísima visita que ha tenido que suspenderse por la Covid-19. La de Consuelo, hija de José Benavides (Pepe el Romano) y nieta de Frasquita Alba.

Exposición sobre Antonina Rodrigo en la casa de Bernarda Alba

El Ayuntamiento de Valderrubio trabaja en una oferta que relance sus edificios lorquianos tras el parón obligado por la Covid-19. La 'cámara' de la casa de Frasquita Alba –donde antaño se almacenaba el grano– acogerá una exposición centrada en Antonina Rodrigo, granadina, estudiosa de Lorca y que detenta el Pozo de Plata, un reconocimiento del Ayuntamiento de Fuente Vaqueros y la Diputación a personalidades que trabajan en difundir la figura de Lorca y que se entrega todos los años en el 'Cinco a las cinco'. Este mismo mes, el día 18, el Ayuntamiento ha previsto festejar San Federico, rememorando aquellas fiestas que organizaban los García Lorca cuando llegaba esta fecha –por todos los Federicos que había en la familia– y a la que invitaban a mucha gente.

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