Juan Grandinetti y Antonio Dechent, en una escena de la obra. R. C.

Antonio Dechent | Actor

«La línea que existe entre la verdad y la ficción es muy fina»

El intérprete sevillano incorpora hoy y mañana en el Teatro Isabel la Católica a un periodista no muy riguroso en la comedia 'Hechos y faltas'

Sábado, 14 de octubre 2023, 10:49

El sevillano Antonio Dechent (1960) ha participado en más de un centenar de producciones de cine y televisión. Sin embargo, afirma sentirse en casa cuando ... sube a un escenario. Hoy y mañana lo hará en el Isabel la Católica para protagonizar 'Hechos y faltas', junto a Ángeles Martín y Juan Grandinetti. Esta es una comedia, basada en hechos reales, sobre los límites entre la información y la fantasía más o menos interesada, y las llamadas 'fake news'.

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¿Cuál es el punto de partida de 'Hechos y faltas'?

–Es la historia de un periodista, John D'Agata, que escribe un artículo para una prestigiosa revista, cuya editora encarga a un becario que compruebe los datos que ofrece, dado que D'Agata es dado a poner cierta fantasía en sus artículos. Estos son los tres personajes de la obra.

La veracidad periodística es, pues, el tema central.

–Así es. 'Hechos y faltas' plantea hasta qué punto se pueden adornar los hechos cuando se está contando una historia en un medio. Es algo muy actual, pienso.

Pero el adornar las noticias no es algo de ahora. Hasta Kapuscinski lo hacía.

–Y mucho antes Séneca o Heródoto, a los que mi personaje cita durante la obra. El debate está en si hay que contar la verdad absoluta, sin cambiar ni el color de la pared, o en beneficio del relato, se puede añadir un detalle no comprobado, o aventurado por quien escribe la noticia o el reportaje. Yo defiendo mi personaje, y Grandinetti al suyo. Los argumentos que da cada personaje son perfectamente válidos, y la obra provoca en el público, además de un buen rato de diversión, un debate donde las dos visiones se ponen sobre la mesa. Muchos periodistas vienen a vernos, además.

¿Ha cambiado la impresión que tenía sobre los periodistas el hecho de interpretar esta obra?

–No mucho. En la profesión periodística, como en todas, hay profesionales que ejercen su trabajo con una auténtica vocación detrás, que les impulsa, siendo honestos, y hay otros a los que la realidad les importa menos. En mi profesión también hay personas con vocación y mercenarios. Lo que sí me he dado cuenta es de la importancia que tiene el rigor al realizar cualquier trabajo. La linde entre realidad y ficción es muy fina.

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No es la primera vez que interpreta a un periodista, tampoco.

–Así es. En mi larga trayectoria, fui un periodista amigo de Blasco Ibáñez en el 'biopic' que hizo García Berlanga, y también hice de fotoperiodista en una película que se llamaba 'El secreto del héroe'.

Actor ante todo

En su carrera, ha encarnado a grandes villanos. Cuando le toca hacer un personaje como este, que hace equilibrios entre lo correcto y lo incorrecto, ¿cómo lo gestiona?

–Soy ante todo, actor. Comprendo que por mis características físicas me ofrezcan personajes de villano, como dice usted, aunque yo prefiero llamarles antagonistas. Me encuentro cómodo en casi todos los registros, salvo lo de cantar y bailar... (risas). Creo que en el fondo, todo consiste en llegar a la esencia del personaje, algo que a veces no es fácil, ser honrado y defenderlo.

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Entre rodaje y rodaje, tiene tiempo para volver al teatro. ¿Qué le inspira?

–El otro día, me quedé un rato mirando al patio de butacas entre bastidores. Yuna vez más, descubrí que el teatro es mi lugar, mi hábitat natural. En él comencé y a él me gusta volver cada vez que puedo. Me interesa más el contacto con el público que los primeros planos.

Las obras de reparto corto, cada vez más frecuentes, entrañan ciertas dificultades.

–Efectivamente, con un reparto tan corto, o te llevas bien con tus compañeros o la cosa puede acabar muy mal. En este caso, hemos conseguido llevarnos muy bien, afortunadamente. Ángeles hace una editora estricta, una árbitro entre los dos antagonistas que representamos Juan y yo. De ella, de su capacidad, está casi todo dicho. Juan Grandinetti ha sido para mí una gran revelación, porque es su debut en el teatro, y es profundamente honesto y trabajador.

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¿Cómo es el público que acude a verles?

–Es un elemento fundamental. Depende de cómo procese la información que recibe, la obra puede derivar en un sentido u otro. Porque hay momentos que mueven a la carcajada, pero el argumento está envuelto en profundidad.

¿Y volver a Granada, qué significa para usted?

–Es un gusto, aunque últimamente la veo demasiado colmatada de turistas. Pero bueno, es el signo de los tiempos...

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