Los libros recomendados esta semana por los críticos de IDEAL
Análisis semanal de las novedades literarias
Coordinan: Remedios Sánchez y Francisco Morales Lomas
Sábado, 1 de junio 2024, 00:27
Guillermo García Domingo. Granada, Esdrújula, 2024
Cicatrices de silencio
Por Jesús Amaya
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El tercer libro del poeta granadino es un apasionado diálogo interior en el que el poeta navega, en soledad y silencio, con ... un llanto provocado por las cicatrices y utilizando una poesía límpida, tajante, llena de agitación, de idealismo, de sinceridad y de hondura.
Desde el mensaje profundo de los mitos, la triste ceniza que entierra, desfigura, y el dolor de un cuadro de cicatrices, surge una poesía nacida desde una profunda una vida interior en soledad poblada. 'Cicatrices de silencio' es un libro luminoso, oscuro a veces, desasosegado y apacible, en el que el poeta busca todos los rincones del amor a los seres humanos y a la vida mediante una opción genuina que ha de volverse indefectiblemente solitaria.
Estamos ante una poesía de temblor y pasión de un poeta joven que hay que tener en cuenta, un poeta genuino, con una firme voluntad de encontrar la luz entre las cicatrices, así como volver a amanecer tras una vigorosa lucha íntima con la realidad cotidiana. La poesía de Guillermo García Domingo en estas 'Cicatrices de silencio' está llena de la conciencia de la imperfección personal, de la aspiración de amar a las personas y la vida, así como la lucha (dura) hacia el sosiego y la serenidad.
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Benito Olmo. NdeNovela. Barcelona, 2024.
Tinta y fuego
Por Fernando Barea
Benito Olmo pasó parte de su juventud en Granada, y de lo vivido en la ciudad extrajo algunos detalles que aparecían en los libros de la serie de Manuel Blanquetti, 'La maniobra de la tortuga' y La tragedia del girasol'. Ahora, en un sello editorial nuevo y con nueva perspectiva, coloca al lector ante una entrega metaliteraria que tiene como protagonista a una cazadora de libros en horas bajas, como aquel Lucas Corso de 'El club Dumas' de Pérez Reverte. Aquí, sin embargo, el caso real que se plantea es el del millón de libros desaparecidos por el robo de los nazis a familias judías. Porque no solo los quemaron; los que les interesaban por su valor, los vendieron. Muy amena.
Fernando Trujillo. Sevilla, Alfar, 2024
Flamenkoz
Por Gerardo Rodríguez Salas
Esta ópera prima de Fernando Trujillo, un texto teatral infantil que acaba de ganar el primer premio de la XII Muestra de Artes Escénicas Granajoven. Con la intertextualidad del clásico 'El mago de Oz', como telón de fondo, el niño Paco de Lucía emprende un viaje iniciático, arrastrado por el Levante, que lo llevará a conocer a Camarón de la Isla, Carmen Linares y Enrique Morente para fundar el Nuevo Flamenco de los 70. Los diálogos son frescos y fluidos, trufados de canciones icónicas del flamenco ligadas a hipervínculos de Spotify en una emblemática playlist. Seremos la castañera de la obra: estos niños nos darán calor al corazón y nosotros les daremos castañas.
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Javier Cercas. Madrid, Altamarea, 2024
La aventura de escribir novelas
Por José Abad
En el año 2013, Javier Cercas fue el protagonista del festival Dedica celebrado en Pordenone (Italia); un festival consagrado anualmente a un único autor que organiza, tal como explica Bruno Arpaia, «reuniones, presentaciones, mesas redondas, exposiciones fotográficas, representaciones de textos teatrales y proyecciones de películas basadas en sus obras». De aquel encuentro surgió un libro-entrevista recuperado hoy con el añadido de diversos materiales afines, igualmente estimables: 'La aventura de escribir novelas' (Altamarea), un título entresacado de unas declaraciones del propio Cercas. A propósito de 'Soldados de Salamina', Arpaia le hacía notar que, en su narrativa, el proceso de construcción del relato desempeña un papel tan relevante en el balance final como la trama o el conflicto dramático, a lo que el autor respondió: «Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que escribo novelas de aventuras sobre la aventura de escribir novelas». La entrevista no tiene desperdicio, vaya por delante. Bruno Arpaia, su traductor al italiano, conoce bien su obra y hace sustanciosas catas en ella, y el novelista siembra sus réplicas de jugosos apuntes: «todas mis novelas son, a la vez, la continuación y la confutación de las precedentes», afirma.
Los materiales añadidos en la edición en español permiten ampliar el foco de atención al género en sí mismo, su pasado, su futuro, que Javier Cercas vislumbra largo y próspero: «debo ser el último tonto del bote que, al menos por estos pagos, todavía cree que la novela tiene algún porvenir», dice. Los tontos del bote somos muchos, la verdad; somos muchos quienes todavía creemos en su extraordinaria capacidad de adaptación. (Novelas hay hoy que Charles Dickens o Lev Tolstói jamás de los jamases habrían considerados tales). Cercas habla de la naturaleza proteica del género, que le permite asimilar o «fagocitar, según convenga, la poesía, la filosofía, el periodismo, el ensayo, la historia… Por el simple hecho de que alguien empiece a narrar, se moverá ya en el terreno de la invención». El padre de la novela moderna, Cervantes, la diseñó de manera que en sus páginas cupiera todo, todo, todo, y el género ha ido creciendo y transformándose –evolucionando, dirán algunos–, a veces en contra de sí misma. ¿Recuerdan aquello de la antinovela? Javier Cercas es tajante al respecto: «Si un lector fuese capaz de leer el listín telefónico de Madrid como una novela, el listín telefónico de Madrid sería una novela». Ahora bien, mejor que el susodicho listín, lean 'Soldados de Salamina', lean 'Anatomía de un instante', lean 'Las leyes de la frontera', lean 'Terra Alta'…
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Juan Ramón Jiménez. Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2023
Baladas y Odas
Por José María Barrera
Si anteriormente se ha llevado a cabo la investigación y recuperación de poemarios inéditos, así como del diario de 1903, de Juan Ramón Jiménez (1881-1958), esa labor, en estos momentos, ha recaído en dos libros, Baladas para después y Odas (libres y castas). Estas dos muestras de «primeras prosas», como las catalogó Francisco Garfias a principios de los sesenta, vuelven a ver la luz refundidas y ampliadas con nuevas aportaciones gracias a la experta en el escritor, Soledad González Ródenas. Esta ha cotejado las anteriores ediciones debidas a Garfias (1962), García Lara (2005) y Jensen (2005) y nos ha ofrecido ahora 37 textos inéditos (de 193 publicados) en Baladas y 15 originales (de 61) en las dos odas.
Fechadas entre 1906 y 1912, antes de la impresión de 'Platero y yo' (1914) y del encuentro con Zenobia (1913), estas entregas forman parte de esa 'etapa sensitiva' donde el moguereño transforma la realidad ante el misterio de la naturaleza y la eternidad de la belleza, con las sensaciones anímicas de soledad, muerte y deseo. En contrapunto a 'Libros de amor' (1911-1912) o 'Laberinto' (1913), sus impresiones de ensueños nos transportan a estados del ser que vive aspiraciones y promesas de amor, sin olvidar el cromatismo simbólico (amarillo, negro), la introspección («¿Mi alma estuvo en una fiesta?») y algunos personajes –lo señaló Garfias– que luego volverán a incluirse en Platero (el Vicario Viejo; Doña Benita, la profesora; Carmen, la tísica). Si estas evocaciones se abren con Andalucía y la copla, las notas musicales de baladas y odas fluyen, sin embargo, en narración lírica, desgranando emociones y visiones de una fuerte sensualidad, en una singular fase de efusión, plena de primaveras y otoños. Asimismo, esas mismas prosas melódicas delimitan un recorrido entre humorístico y erótico, por distintas situaciones afectivas y pasionales, en la que se refugia un espíritu doliente con el deslumbramiento mágico del deseo: «¡Tu ensueño me inunda de una inefable idealidad (…) como si la luna se hubiera hecho una mujer!».
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A través de interrogaciones y dudas, con fórmulas y voces del corazón, el autor supera –en esta edad sensible– la elegía (la melancolía) y declara su dicha ante las distintas formas de contemplación de la mujer. El poeta reinventa la observación exaltada y la proyecta más allá de lo explícito, en una suerte de metaliteratura: «Y me voy a ti y te beso largamente todas las cosas tuyas que tienen un nombre». Tras las connotaciones físicas, besos y miradas se convierten en símbolos de meditación y luminosidad, más allá de los anhelos amorosos.
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