Los libros recomendados esta semana por los críticos de IDEAL

Por José María García Linares

Hay muchas formas de mirar, como muchas son las del decir. Tantas maneras de escuchar. Incontables, también, los silenciamientos. Leemos para saber lo que se dice, pero al hacerlo, si se presta un poco de atención, comprobaremos también lo que se calla. Por eso es tan relevante saber lo que canta hoy la poesía española contemporánea, porque en su canto van implícitos, también, todos sus silencios. Que Eva Molina Saavedra escribe y vive (vive y escribe) a ras de suelo es evidente. Su primer libro de pomas, 'La mirada rasante' sobrecoge por la lucidez de una palabra cristalina, siempre contraria al discurso del poder, que muestra y no oculta, que deslumbra y dinamita.

Por C. de la Rosa

Por más que tengamos una ejecutoria personal intachable, todos tenemos cadáveres en el armario. Enemigos creados con toda la intención o sin intención alguna. Y hay veces que esos cadáveres ocultos salen a la luz para hacernos la vida complicada. Esto es lo que le ocurre a Ellen, la protagonista de la nueva novela de Caz Frear, quien obtuvo el aplauso de quienes nos dedicamos a la crítica con 'Dulces mentiras'. En este caso, se aparta del personaje que le ha dado fama, la indomable Cat Kinsella, para contar la historia de alguien no muy distinto a cualquiera de nosotros, con destellos de humor y un resultado final aceptable.

Por Juan Peregrina Martín

La preocupación de algunas escritoras por el medio ambiente y sus circunstancias —cada vez más dañadas— es notable: Gabriela Colombo (Argentina, 1972) no es menos y demuestra que la soledad humana, el dolor ante los cambios siempre traumáticos, son la misma soledad que puede sufrir naturaleza, fauna, flora y mundo mineral y el mismo dolor que contemplamos al ver ciertas criaturas vivas que nos recuerdan a nuestra existencia, por lo general, tan depauperada con respecto de la vida natural, al menos visto desde una ciudad: estas palabras pueden matizarse, y mucho, si miramos desde el campo.

La maternidad también aparece en el libro de Colombo, preocupada por mostrar unas vivencias extrañas de los personajes que han de adaptarse a unos tiempos terribles, a unas mutaciones que nos hacen pensar en textos de ciencia ficción mezclados con elementos del fantástico como ese detalle de preocupación o angustia que poco a poco, y gracias a la progresión rítmica de cada relato, vamos adquiriendo, sin descanso, con una gran variedad de temas y recursos, pero siempre atenta la escritora a que nos preocupemos ante sus textos.

Es difícil decir tanto en tan poco espacio: un libro de apenas setenta páginas y todo un acierto editorial de Milenio. Las obsesiones presentadas y las metamorfosis sufridas en algunas piezas, recuerdan mutaciones ya leídas en Cortázar, Shua o Zapata Carreño y un grandísimo ejemplo sería el texto titulado 'Mosca al morir'. Ciertos rituales y relaciones interpersonales serán asumidos como algo normal, y dentro de esa extrañeza normalizada, acompañaremos a protagonistas que se dejan llevar por sensaciones, consecuencias y desesperaciones que asumen como propias cuando la imposición de las mismas atormentará la lectura por nuestra parte.

Ahora que hace unas semanas que nos dejó Paul Auster creo que cobra relieve el relato que da título al libro, 'Fuera de cálculo', porque el azar, como nos enseñó el maestro neoyorquino, forma parte de la vida, al igual que la muerte, el amor o la literatura y Gabriela Colombo lo sabe y observa en silencio de voz pero como torrentera de palabras escritas que la rutina mata y da seguridad porque lo nuevo quizá es peor, y el futuro no se sabe cómo llegará si es que llega y no reventamos de una vez hoy, ahora, ya.

Apariciones, Ballard y experimentos: contagios literarios e insólitos negocios con menores. Textos breves y embarazos largos.

Este libro es un despliegue de recursos al servicio de la belleza, lo extraño y la literatura.

Por José Sarria

Soad al Kuwari es una consolidada poeta catarí con un amplio recorrido lírico iniciado en el año 2000. 'La hija del desierto', publicado en 2001, se reedita, ahora, para el público de habla hispana con una magnífica traducción realizada por Mohamed Ahmed Bennis.

Desde el silencio que proporciona una propuesta que transita por la reflexión y la contemplación, Al Kuwari invita a descifrar y a percibir la realidad que se esconde tras las palabras, las imágenes o las ideas. Al amparo de una pacífica rebelión contenida en su poesía, es posible asistir a la interpretación lírica del mundo de otra manera, recreado desde otro prisma, es decir, a la deconstrucción del mundo inmediato que servirá a la autora para adentrase en un espacio simbólico, metafórico, a veces onírico, casi surrealista, desde el que expresar su escepticismo frente a la realidad: «Luego, en la noche, escribí un poema sobre la muerte./ Y antes del amanecer lo quemé y me cubrí con sus cenizas».

'La hija del desierto' es un fascinante viaje a través de la obra de una extraordinaria poeta árabe contemporánea que engarza, sosegadamente, con la exquisita tradición, pero que se proyecta hacia la modernidad y el mundo actual, en un permanente equilibrio y respeto por lo heredado, por el abisal pasado en conjunción con una acertada capacidad de renovarse e innovarse para dialogar con el presente, en un constante estado de indagación y conflicto, de repliegue y validaciones que acampa en la atemporalidad de la palabra poética, donde el desierto se convierte en un ónfalos, en la ensoñación, en un poderoso símbolo de lo antiguo, lo inmutable y lo natural, en contraste con las alegorías de la modernidad hasta transmutarse en espacio personal de reflexión y descubrimiento desde donde explorar y cuestionar su identidad frente a su lugar en el mundo contemporáneo: «Ahora recuerdo cómo mi abuelo conducía su burro …/… Mi abuelo se movía dejando su nube oscura/ en mi pecho, …/…Dicen que los aeropuertos son un invento reciente./ ¿Nos separan estos bordes construidos de hormigón?/ Mi abuelo cruzaba las estepas sobre su burro,/ mi abuelo cruzaba la frontera».

Soad ha llegado para traer la luz, para nombrar lo que permanece en el silencio, ese silencio casi místico que se encuentra, incandescente, en la llama de la palabra poética desde la que ofrecernos el territorio portentoso, el continente mágico de una poeta, su ensueño y fantasía, su desbordante imaginación que se nos ofrece áurea y frutal, gracias a su prodigiosa palabra iluminada: Te sigo (hija del desierto),/ te sigo con los ojos y la memoria cerrados».