Estos son los libros recomendados por los críticos de IDEAL esta semana
Remedios Sánchez y Francisco Morales Lomas
Sábado, 3 de febrero 2024, 00:58
La literatura de los desplazados
Por Rafael Ruiz Pleguezuelos
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La autora se sumerge en este volumen magníficamente editado por Villa de Indianos en un análisis profundo de la literatura nacida ... en el desplazamiento, cualquiera que sea su motivación, destacando las obras escritas por autores en contextos culturales distintos a sus raíces geográficas. Su enfoque, nutrido por la crítica marxista y la retórica cultural, despliega una mirada social y comunicativa novedosa en los estudios literarios, que además se lee con verdadero placer gracias al estilo ameno y bien informado de la autora.
El ensayo se estructura en cinco capítulos que exploran desde la influencia de la globalización en el hecho literario hasta las características y recursos propios de la literatura del desplazamiento, ofreciendo después una selección y comentario de obras como 'El rey en la sombra' de Mengiste o 'A orillas del mar' de Gurnah. Estos ejemplos ilustran el compromiso político, social y personal inherente al desplazamiento, conformando así un estudio necesario para abordar esta literatura cada vez más prominente y que responde de manera directa a la sociedad contemporánea de un mundo globalizado y en constante movimiento.
La amiga
Por Remedios Sánchez
En una cuidada edición bilingüe, Reyes García Burdeus nos acerca a Marina Tsvietáieva a través de este poemario donde se revela su vehemente relación amorosa con la también escritora Sofía Parnok. Se trata de 18 composiciones (a las que se suman dos de Parnok para dar al lector una visión de la realidad compartida) que, plenas de imágenes sensoriales, símbolos y comparaciones, vienen a ayudarnos a comprender la dimensión profunda de lo que supone una pasión fulgurante, desde la exaltación inicial hasta lo que implicó, en este caso, el desenlace de amarga frustración de su corta (1914-1915) pero intensa historia de amor.
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40 abrigos y un botón
Por C. de la Rosa
Desde el punto de vista literario, la II Guerra Mundial sigue produciendo títulos de todo orden, desde los ensayos más documentados hasta novelas como esta, que narra una de tantas pequeñas historias acaecidas durante el conflicto. En este caso, en la mejor tradición del 'Diario' de Ana Frank, los protagonistas son niños, a los que el profesor italiano Ivan Sciapeconi coloca en un escenario por él bien conocido: las proximidades de la ciudad de Módena. Huyendo de la Alemania nazi, el grupo de infantes judíos que vertebra la trama –muy cinematográficamente correcta– se encontrarán con la alegría inesperada de un descubrimiento: la solidaridad existe.
Desvestir el cuerpo. Jesús Cárdenas. Madrid, Lastura, 2023
Gerardo Rodríguez Salas
El historiador ursaonés José Manuel Ramírez ofrece este nuevo ensayo, conjugando dos historias amorosas, «frustradas, acordes con su contexto romántico», en su pueblo natal, a través del caleidoscopio social y político del momento, sin olvidar los lazos que unen el ámbito privado con lo público. La primera afecta a un general del siglo XIX, Luis Fernández de Córdova, rival de Espartero, importante diplomático y estratega en unos años conflictivos para la nación (reinado de Fernando VII, regencia de María Cristina). Su pasión por la tierra y las gentes que lo acogieron, en la Villa de los Duques, en una etapa crítica de su realidad, se desgrana aquí como parte de la estética de una pasión: la vinculación a un entorno afectivo, tras los viajes y las travesías difíciles de la vida, al hilo de un lazo emotivo –una promesa de amor con una «hermosa doncella, hija de la más linajuda familia del territorio»–, que solo se documenta en las «Memorias» de su hermano Fernando y que permanece ausente a lo largo de su trayectoria biográfica. Este análisis del militar gaditano, de su personalidad y sus vivencias, nos muestra la política de las primeras décadas del Ochocientos, con las luchas de poder y las guerras carlistas de fondo.
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El segundo testimonio afecta a Gertrudis Gómez de Avellaneda y su relación con Ignacio de Cepeda, desde 1839 hasta 1854. La publicación de la 'Autobiografía' y las cartas que ella escribe, editadas –por primera vez– en 1907, con la ayuda de María de Córdova, viuda de Cepeda, y curiosamente censuradas en aquella ocasión, esclarecen los amores intermitentes entre ambos. A modo de novela psicológica, donde los sobresaltos de los celos y el ímpetu pasional hallan su contrapartida en la desilusión y el desencanto, visibles también en sus obras poéticas, ese continuo «sortilegio anulador de la voluntad» provoca –en la escritora– la ilusión de la felicidad, desembocando finalmente en orgullo y melancolía. La firmante de novelas como 'Sab' supo sobreponer el alma dominada por el hastío y el fervor exaltado con la defensa de posturas avanzadas de su tiempo. Las sutilezas del sentimiento en las cartas van desgranando una idealización del amado en consonancia con la tesis romántica. Las epístolas comentadas y el análisis de esta conexión efectuada por el profesor y estudioso del XIX habrán de unirse ahora a las cartas desconocidas de Cepeda y de Avellaneda –estas, sin censura– dadas a la luz, en 2021, por Cristina Ramos. Gracias a las nuevas líneas de investigación abiertas, podremos explicar más rigurosamente la sensibilidad de un importante período histórico.
La voz de los nadies
Por Manuel Francisco Reina
En esta metafísica encarnada, Jesús Cárdenas celebra el cuerpo como eje central de una lírica de la contingencia, tal y como explica José Antonio Olmedo en su prólogo. Con un uso magistral de versos imparisílabos, Cárdenas construye su poética en torno al cuerpo y los espejos –con citas especulares de Carver, Vallejo o Storni– para adentrarse en una apasionante exploración de la naturaleza humana: estos espejos devuelven no sólo lo que reflejan, sino también lo que ocultan, «el envés». Enfrentarse a ellos es un acto de valentía pues son un «triste precipicio», «ese abismo encendido de certeza:/nuestra vidriosa soledad».
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El libro se divide en tres partes, que abundan en el motivo del espejo y en la fluidez de esta poética corporal a través de sucesivos poemas carentes de título. La rotundidad del cuerpo, paradójicamente, se potencia, pero también se cuestiona a través del acto performativo de la palabra, que ofrece la única certeza transitoria a la finitud de la carne. La palabra no describe, sino que crea: «esperanza en lo que sucede/cuando pronuncio o digo». Y es entonces que «en el rito germina este poema» y la sacralidad del cuerpo mesiánico se transfiere a la realidad cotidiana, a los cuerpos contingentes de los amantes, convertidos ahora en lugar sagrado. «Este es mi cuerpo», no dice la voz poética, con palabras que mudan como su piel como la serpiente.
Esta poesía corpórea nos posee lentamente «con brazos intangibles como abismos» y «huesos que quieren ser poemas». Los versos se hacen cuerpo «en espera de ser el abrazo del hombre». Con sublime belleza, se describe el proceso alquímico por el que se destila el poema, dejando un cuerpo desvestido «en el acorde/donde acaba la tarde y el abismo comienza». Así «hallas en los cristales rotos algo de ti», se rompe el espejo y «ahora el cristal no te protege» y «dejas abiertas las páginas de un libro», pues en la poesía sólo hay lugar para las preguntas.
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Entonces, en mitad de la noche, el poeta se convierte en Prometeo y logra encender «el sueño de otro hombre apagado». La palabra se torna en un espejo de nuestro rostro y, aunque «no fulgura la luz en las palabras» y en «su pobre y desnuda indefensión», al menos nos acercamos con ellas al calor del fuego: «¿acaso poseemos la palabra/que nombre lo que nos quema?». Algunos, nos dice esta voz, «temblamos al calor/de un buen libro de versos».
El amor, junto a la poesía, es la única certeza para combatir el invierno que se acerca. Como eternos prometeos en la penumbra, encendemos el fuego, un «amor erguido en llamas». Aunque «estamos de visita».
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