El granadino que soñó con George Orwell

'La lista de Orwell' es una biografía en cómic de Eric Blair, más conocido por su pseudónimo: George Orwell, autor de novelas como '1984' o 'Rebelión en la granja'. Una biografía doble, ya que el propio Hernández se mete dentro de la novela gráfica como un personaje más, el encargado de trazar, desde Granada, los hitos fundamentales de la vida del escritor británico a través de una conversación con su editor. «Mi personaje sueña con Orwell y así empieza. Me aburren las biografías normales. Esto –golpea la portada– es más directo y menos lineal». Además, el relato sucede en plena pandemia, mezclando la realidad con las tesis más orwellianas. «A lo mejor nadie se acuerda ya de las mascarillas, como digo, todo pasa muy rápido. Sea como sea, Orwell está más actual que nunca».

Recién llegado a las librerías españolas, Hernández presentará 'La lista de Orwell' el próximo jueves 28, a las 19.00 horas, en la librería Subterránea (Horno de Abad, 12), acompañado por Enrique Bonet. «El cómic salió hace un año en Francia, pero Norma compró los derechos y ha hecho una edición realmente preciosa». Precisamente allí, en Francia, arranca la intrahistoria de este Orwell que no iba a existir.

«Cuando terminé 'El sueño de Dalí' (2018) me dije que sería el último tebeo. Ya está, no iba a hacer más», recuerda Hernández, autor también de 'La huella de Lorca' (2014) y creador de personajes tan míticos como Orceman o Chucky. «La fase de escritura e investigación me flipa. Dalí me llevó años de trabajo, hice todo lo que estuvo en mi mano para que la documentación no terminara nunca –ríe–. Luego, dibujar, es un trabajo inmenso, muy cansado, y me deja muerto». El cómic de Dalí no tuvo una gran acogida en el mercado español. «Era el final perfecto a mi carrera... pero en Francia compraron los derechos y lo editaron en 2020. Me invitaron a la Feria de Angulema a firmar y fue una experiencia maravillosa. Lloraba. Era el mundo del cómic como podría soñarse, con un respeto por el medio increíble. Firmé mucho y vendí mucho. Mi carrera podría haber terminado ahí y sería feliz».

Sin embargo, en la feria un editor le propuso firmar un contrato para un nuevo cómic. «Me ofreció un anticipo siete veces mayor de lo que te dan en España. Así que pensé, venga, un último cómic». Así llegaron a la idea de hacer una biografía de George Orwell, un personaje que le fascinaba desde hacía años. Un cómic que arranca con esta cita del británico: «Escribo porque existe alguna mentira que aspiro a denunciar, algún hecho sobre el cual quiero llamar la atención».

–¿Por qué escribe usted?

–Por la lista. Cuando descubrí que habían tirado por tierra su reputación, vi que era una manipulación. La izquierda comunista lo atacó muchísimo por su crítica a la incapacidad del socialismo para resolver problemas de la clase trabajadora, y eso lo usó la derecha como arma arrojadiza.

En 1996, el periódico The Guardian tituló así: «Orwell ofreció una lista negra de escritores a una unidad de propaganda anti–soviética». Pero no sería hasta 2003 cuando se desclasificaría el documento y, efectivamente, se vio que no era una lista negra. «Tengo la lista. La solicité al Archivo Nacional. Era un juego siniestro que hacía, pero nunca pretendió hacerla pública y nunca se persiguió a ninguno de los 38 que aparecen en ella. Orwell tenía muchos defectos, pero no delató a ningún 'criptocomunista'». La vida de Orwell es apasionante: desde sus días de estudiante en un colegio de lujo hasta convertirse en vagabundo por vocación, para tener material con el que escribir, pasando por la Guerra Civil Española. «Orwell era un socialista convencido, pero, como fue crítico con los suyos, le atacaron. No aceptamos bien las críticas... Eso no ha cambiado, ¿verdad?».

–¿En qué trabaja ahora?

–Me temo que este es el último.

–Si hiciera otro, ¿de qué sería?

–Me interesan muchos temas... pero no te lo voy a decir...

–Quizás haya esperanza...

–Es una historia muy buena, sí, claro que podría hacer cosas, podría estar toda la vida así, tengo alma de poeta. Pero, por ahora, no.