El libro donde se gestó el Concurso del Cante Jondo

No es el único tesoro relativo al Concurso que guarda el Centro Artístico como oro en paño. Legajos de enorme valor histórico a los que este periódico ha tenido la oportunidad de acceder ahora de la mano de la actual presidenta Celia Correa Góngora. Y legajos que evidencian que el Concurso lo sacó adelante el Centro Artístico, «la única institución –asegura Correa– que tenía capacidad para hacer algo así en aquellos tiempos».

Pero ¿cómo surgió todo? Tal y como explica Celia Correa, todas las claves están recogidas en una entrevista que nunca se llegó a publicar en la que Miguel Cerón, un hombre culto y melómano, le explicaba al periodista Francisco Gil Craviotto cómo le había propuesto a Manuel de Falla, en el transcurso de una animada charla por el Paseo de la Bomba, realizar un concurso para dignificar el cante jondo, que poco a poco se iba desvirtuando en tabernas y tugurios.

Una conversación que se produciría, probablemente, en diciembre de 1921, ya que el día 31 de ese mes quedó registrada la carta firmada por Antonio Ortega en la que trasladaba al consistorio las intenciones del Centro Artístico y solicitaba una subvención de doce mil pesetas para llevarlas a cabo. Desgraciadamente, no se sabe nada del paradero de la misiva original, pero por fortuna todo quedó recogido, con pelos y señales, en un artículo periodístico que, hoy día, vale su peso en oro y que sí obra en poder del Centro Artístico (Gaceta del Sur, número 154). «La Historia ha sido muy injusta con Miguel Cerón, que es de quien partió la iniciativa», lamenta Correa. «Siempre se habla del 'concurso de Falla y Lorca', cuando el gran mentor fue Cerón», recalca.

Pero volvamos a la famosa acta levantada por Francisco Vergara el 9 de febrero de 1922. Ahí se dice que la Comisión insta al profesor José Ruiz de Almodóvar, miembro de la cofradía del Avellano, y al guitarrista Manuel Jofré a que promuevan la creación de una escuela de cante jondo. También agradecen a Gallego Burín su ofrecimiento a prestar una habitación en la Casa de Castril, hoy sede del Museo Arqueológico, donde los aficionados puedan ensayar para el Concurso. También se da el visto bueno a la contratación de la Niña de los Peines. Enrique Sánchez ofrece un fonógrafo y placas para que los concursantes ensayen. Y el pintor Manuel Ángeles Ortiz prepara una viñeta que, posteriormente, será el cartel oficial del Concurso de Cante Jondo, al que se agregó el titulillo 'canto primitivo andaluz' a requerimiento de Manuel de Falla.

Además, se adoptaron otras resoluciones de máxima relevancia que después aparecen como hitos en la bibliografía dedicada a la Historia de Granada en el siglo XX. Se acordó que Federico GarcíaLorca ofreciera una conferencia sobre el cante jondo en el Centro Artístico el 19 de febrero de 1922 con Jofré al toque. «Fue tal el éxito –recuerda Celia Correa– que se tuvo que repetir al día siguiente en el Hotel AlhambraPalace». Por último, la Comisión resuelve que el Concurso no se desarrolle en la plaza de San Nicolás, como se había planteado inicialmente, sino en el Patio de los Aljibes, con un aforo mucho mayor –se había levantado una gran expectación–.

El Centro Artístico conserva también una segunda acta relacionada con el Concurso, fechada en este caso el 17 de febrero. En el texto, también rubricado por Francisco Vergara, se da cuenta de todas las gestiones realizadas hasta la fecha. Lo más interesante es el listado de adhesiones, entre las que se hallaban las del propio Falla, Joaquín Turina, Federico Mompou, Ignacio Zuloaga o Juan Ramón Jiménez. Por otro lado, la Comisión determina que únicamente puedan participar cantaores no profesionales y que el conjunto de las actuaciones se prolongara durante dos noches.

Además, la Comisión dicta una serie de recomendaciones para el público, que se divulgarán el 9 de junio en el diario católico La Gaceta del Sur. Entre los consejos, «una puntualidad rigurosa, con el fin de que a la hora que comience el acto no haya el consiguiente ruido y desorden que hacen los recién entrados en busca de su localidad y que molesta extraordinariamente la buena audición de los cantos». También informan de que «la entrada de palcos y tribunas de preferencia se hará por la Puerta de la Justicia, al resto de la localidad y a la general se accederá por la Puerta de los Carros». «La Comisión y los empleados del Centro Artístico –prosigue– estarán convenientemente distribuidos para oír toda reclamación respecto a la colocación en el local, subsanándose por ellos toda dificultad que encuentren los espectadores para oír y presenciar el espectáculo en la forma en que su localidad dé derecho».

También es una verdadera reliquia el libro de cuentas del Concurso del Cante Jondo, cuyos gastos eran fielmente recogidos por el tesorero del Centro Artístico por aquel entonces, Luis Castillo.La contabilidad era perfecta. Entre las partidas más curiosas, que se le abonara al periodista Constantino Ruiz Carnero la cantidad de quince céntimos por cada línea que escribiera sobre el Concurso del Cante Jondo. Están recogidas con detalle todas las partidas. Desde el alquiler de los asientos a la instalación eléctrica necesaria para iluminar el escenario y todo el entorno.

Celia Correa reivindica el papel principal del Centro Artístico tanto en el Concurso del Cante Jondo, del que es su promotor, como en su carácter referencial en toda la programación cultural y artística de la época. Sirva como ejemplo que en 1922 no solo sacaron adelante el Concurso, sino que también realizaron importantes exposiciones como la del pintor Eugenio Gómez Mir, el escultor Luis Molina de Haro o el imaginero Luis de Vicente, además de una sobre tapices alpujarreños y otra dedicada al Duque San Pedro de Galatino. A todo ello hay que sumar la cabalgata de Reyes Magos, la recaudación de fondos destinada a luchar contra la hambruna en Rusia o la actividad desarrollada por la sección en defensa de los derechos del niño.

El Concurso del Cante Jondo fue Historia. Cien años después lo volverá a serlo. Granada canta flamenco.