Alfabetización científica para la concordia

Pero adquirir las competencias es como reforzar la musculatura para los atletas: las competencias para la vida hay que valorarlas, desarrollarlas, conservarlas y practicarlas. Esto permite la convivencia como tarea ciudadana y de presencia activa en las instituciones como son, entre otras, las universidades, las escuelas, las familias, y el Parque de las Ciencias de Granada y 'Principia' de Málaga.

Una de las competencias que los ciudadanos de Europa deben desarrollar es la competencia científica mediante una adecuada alfabetización. Se entiende por alfabetización el potenciar un modo de pensar y actuar en la vida de acuerdo con la racionalidad y especialmente con la racionalidad científica. No se trata de «saber» cosas de ciencias, sino adquirir una mente que funciona racionalmente. Y todo esto mediante un proceso organizado al que se llama de alfabetización científica. De nada sirve la 'divulgación científica' si no lleva consigo una reorganización de la mente.

Desde este punto de vista, lo que los ciudadanos de Europa hemos de practicar en el gimnasio de la convivencia y de la concordia es la musculatura mental de la racionalidad, del diálogo en la diversidad, de la tolerancia y la capacidad de entendimiento.

La llamada alfabetización científica no pretende crear 'eruditos' científicos que saben casi todo de casi nada. Se trata de entrenar los sistemas de neuronas de nuestro cerebro para saber interpretar, transformar, conocer, reelaborar y aplicar a la vida cotidiana los procesos mentales y las grandes formulaciones de los científicos a lo largo de los 2.500 años de desarrollo del pensamiento racional, desde los filósofos presocráticos hasta hoy.

En estos últimos años, en los que las noticias falsas, la pseudociencia, las ideologías perturbadoras, las ideas de los negacionistas, los intentos 'woke' despendolados, y la actividad turbia de las corporaciones gigantes –que son invisibles para la mayoría de nosotros–, han hecho de nuestra sociedad un campo abonado para el miedo, la manipulación y la incertidumbre, es necesaria la alfabetización científica. Es necesario para ser ciudadanos desarrollar la capacidad de «usar libremente nuestra mente» (que diría Kant). Desde el Parque de las Ciencias y desde Principia (entre otras instituciones) los ciudadanos pueden desarrollar –mediante un proyecto interdisciplinar– la capacidad para dominar y domesticar críticamente nuestra vida y nuestro entorno. La alfabetización científica para la concordia es una poderosa herramienta de construcción social de las libertades basadas en la concordia.

Desde este punto de vista, hay mucha tarea por hacer. Y las sinergias entre instituciones (como son el sistema educativo, el Parque de las Ciencias de Granada y Principia de Málaga) está llamado al diálogo y a la acción complementaria. Hay tarea para todos. Y no es momento para abrir más la herida entre rivalidades entre ciudades superadas y el «yo más» de la embarrizada política de partidos de mente estrecha.