Julia Navarro habla sin tapujos sobre mujeres, hombres e igualdad en el Aula de Cultura de IDEAL
La escritora y periodista presentó su más reciente libro, el ensayo 'Una historia compartida', donde relee la relación entre ambos sexos
La escritora y periodista Julia Navarro fue la invitada del Aula de Cultura de IDEAL, patrocinada por Fundación 'la Caixa', ayer en el salón de ... actos del Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago. Vino a Granada para presentar 'Una historia compartida' (Plaza y Janés), su más reciente obra, un ensayo sobre las grandes mujeres de la historia, la ciencia y el arte, y su relación con los hombres que marcaron su vida. La jefa de información de IDEAL, María Victoria Cobo, fue quien le acompañó en una agradable y a ratos divertida charla, donde ambas repasaron las vidas y venidas de estas féminas y quienes les acompañaron.
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Tras leer una somera biografía de la autora, que esta casi cortó alegando con simpatía que «lo que menos me gusta es hablar de mí», entraron a valorar las biografías y circunstancias de algunas de las protagonistas del volumen. Navarro comenzó diciendo que una de sus mujeres favoritas de cuantas aparecen en el libro es María Lejárraga, una mujer, por cierto, muy vinculada a Granada por las amistades que aquí mantuvo en los círculos culturales, y singularmente con Manuel de Falla. «Sin embargo, a su marido, Gregorio Martínez Sierra, le tengo una profunda manía, porque se atribuyó sin pudor un trabajo que hacía su mujer», recuerda.
La jefa de información de IDEAL incitó a la escritora a que eligiera alguna o alguno de sus protagonistas para hacerle una entrevista en un lugar de su elección. No quiso decidirse por ninguno. «Les entrevistaría a todos, incluso a los que me caen mal». A renglón seguido, ambas se refirieron al hecho histórico de las 'sinsombrero', aquellas mujeres que quisieron dejar de lado ese complemento tan ligado a la imagen femenina en una determinada época , y que fueron parte ineludible de la Edad de Plata. De hecho, el acto comenzó con una canción dedicada a ellas por el cantautor granadino Paco Damas. También quiso dejar clara su especial forma de ser feminista hoy, lejos del maximalismo, y capaz de extraer, de cada una de las posturas, lo bueno que tienen. «No me importa que las mujeres acudan bajo pancartas distintas a las manifestaciones, porque la sociedad es rica y diversa», comentó.
Entre las anécdotas más divertidas que contó, una de su infancia, cuando aún no sabía que era intolerante a la lactosa, y las monjas la querían obligar a beber un vaso de leche. Luego, se reconcilió con ellas, porque «no soy fundamentalista en nada. Como periodista, he viajado a zonas de conflicto y he aprendido a apreciar a quienes, cuando los periodistas, los diplomáticos y los comerciantes se marchan, son capaces de quedarse allí con la gente, corriendo su misma suerte. Además, tengo ahora un montón de monjas que rezan por mí todo el tiempo, y algo harán para compensar otras de mis acciones».
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En esta misma línea, hizo referencia a la importancia que tuvieron los cenobios para las mujeres que quisieron dedicarse a pensar. Y criticó, precisamente, ese pensamiento «totalitarista, reaccionario y peligroso», que supone reescribir la historia y la literatura. «Si yo fuera Agatha Christie, me enfadaría muchísimo si quisieran cambiar el título de 'Diez negritos'. O que se expulse a una profesora de un colegio por exponer el 'David' de Miguel Ángel, o que se retire un cuadro de una escena de caza del comedor de un 'college' porque hiere la sensibilidad de los alumnos. ¿Creen algunos que los ciudadanos somos tontos o menores de edad, incapaces de contextualizar una imagen?».
Julia Navarro defendió la libertad como piedra angular de una sociedad en que la igualdad entre hombres y mujeres sea una expresión de la democracia, coherente con un tiempo en el que, afortunadamente, no se vive como en tiempos de Aristóteles o en el medievo.
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