Juan Eslava: «Es mejor ser escéptico que crédulo; si eres crédulo, te la pegan en todos lados»
El autor jienense, muy vinculado a Granada, es el protagonista de la próxima cita del Aula de Cultura de IDEAL, que tendrá lugar el martes
Sábado, 27 de noviembre 2021, 23:58
El jienense de Arjona Juan Eslava Galán (1948) será el próximo martes el protagonista del Aula de Cultura de IDEAL, donde pronunciará la conferencia 'Una ... vida de literatura'. Eslava comenzó su carrera en este periódico, donde fue corresponsal y columnista, y tras ganar el Premio Planeta en 1987 con 'En busca del unicornio', inició una fecunda carrera como literato, cultivando los más diversos géneros. Más de cien títulos llevan su nombre en la portada. El más reciente, 'Enciclopedia nazi contada para escépticos' (Planeta). Estrechamente vinculado a Granada por haber estudiado su licenciatura y por haber sido colegial sacromontano durante un año, está encantado de volver.
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–¿Cuándo le nació el deseo de escribir?
–Desde muy pequeño fui un lector tenaz. Y quien lee, puede llegar a pensar, quizá de forma descabellada, que es capaz de escribir. Así, cuando tenía unos 13 años comencé a tomarme en serio la tarea.
–¿Y los colmillos, cuando le nacieron?
–Eso crece con la costumbre... (risas). Como en los jabalíes, es una cuestión de edad. Al principio, es algo balbuciente; imitas a quienes admiras, les emulas, pero llega un momento en que vas incorporando técnicas y trucos propios, y levantas un poco el vuelo. En esta profesión de escribir nunca llegas a la maestría. Sabes que te vas a morir, y el idioma seguirá siendo mucho mayor que nosotros; somos unos enanos. Pero en cada obra, intentas hacerlo mejor que en la anterior.
–Llegó usted a Granada a estudiar cuando la cosa empezó a ponerse interesante...
–Después de asomarme a la ciudad durante un año como colegial en la Abadía del Sacromonte, llegué a la Universidad en unos años, efectivamente convulsos. Cuando terminé la especialidad en Filología Inglesa me tuve que ir a Sevilla a impartir clase porque las plazas en Granada estaban todas ocupadas. De no ser por ello, habría vivido en Granada toda la vida.
–Cuando sonó el teléfono y al otro lado estaba Editorial Planeta para decirle que había ganado el Premio, ¿qué cambió en su vida?
–Todo. En mi vida hubo un antes y un después de ganarlo. Era muy amigo de Terenci Moix, y discutíamos siempre sobre a quién le había cambiado más conseguirlo. Él decía que en su caso había sido clave, porque le había sacado de la depresión. Pero él ya era un autor consagrado cuando lo ganó. A mí es que me sacó de la nada para convertirme en un escritor con más de 100 libros publicados.
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–Diganos la verdad:¿Dónde tiene escondido a Auguste Maquet?
–(Risas) Auguste Maquet se porta fatal conmigo. Me da todos los días las buenas noches a las doce y me toca a la puerta a las cinco de la mañana para decirme que me levante porque tengo que escribir... A veces le maldigo, pero me levanto y me pongo al tajo, que es para lo que servimos. Soy una víctima suya, sin duda.
–¿Va a tener que disculpar alguna vez más la ausencia de Nicholas Wilcox y sustituirle en la presentación de alguna de sus obras?
–Nicholas Wilcox está durmiendo el sueño de los justos. En la última mudanza que hice me encontré con un libro suyo a medio escribir. Tenía 120 folios de un libro que podía tener el doble. Le eché un vistazo, pero me di cuenta de que cuando una obra la dejas a medio hacer y pasa el tiempo, te es más difícil terminarla que empezar de nuevo.
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–El ser de Jaén, tierra de castillos y batallas, ¿le cargó de ardor guerrero para no desfallecer en su tarea?
–Soy hijo de campesinos. Hemos visto a nuestros mayores levantarse con el sol para ir a trabajar, sin horarios, lloviera o hiciera frío, hasta el crepúsculo. La labor de escritura ocupa toda la existencia, con la particularidad de que cuando te acuestas, sigues dándole vueltas a la cabeza en torno a los problemas de la obra que te traes entre manos, lo cual es maravilloso porque a veces resuelves los problemas mientras duermes. En eso consiste este oficio, que desde fuera se ve glamuroso pero que por dentro es muy duro. Pero vamos, que sarna con gusto no pica.
–No le vamos a preguntar sobre cuál es su hijo literario más querido, pero ¿quizá 'Señorita' haya sido un título clave para su carrera?
–Tengo en un lugar especial a 'En busca del unicornio', pero entre las novelas, escogería quizá 'Señorita', sí. Y en ensayos, el más reciente, 'Enciclopedia nazi para escépticos' que es el que presento en Granada el martes.
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–¿En esta vida se puede ser otra cosa además de escéptico?
–Se puede ser crédulo, pero creo que es infinitamente mejor ser escéptico. Si eres crédulo, te la pegan en todos lados, mientras que si eres escéptico, no es que desconfíes, sino que analizas todo. Siempre, del análisis nace la luz y el entendimiento.
–Dicen que colocar una esvástica en la portada de un libro garantiza las ventas.
–Efectivamente, existe una gran fascinación por el nazismo. Tuvieron varios aciertos: una simbología atractiva, los uniformes de Hugo Boss... Alemania se convirtió en un gran escenario de ópera. Por otro lado, nos fascina la crueldad gratuita y el modo en que el régimen nazi desapareció.
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–Algunas de las entradas de su enciclopedia aluden a Hitler, Goebbels, Himmler... La pregunta es cómo tan poco llegó tan lejos.
–Creo que es el gran misterio del nazismo: cómo un grupo de indocumentados indeseables con graves carencias de tipo afectivo e intelectual llegaron a gobernar una nación aparentemente más culta de la tierra. Pero hay varias razones: la inteligente explotación de la imagen, y tocar el alma del alemán agarrándose al agravio que supuso el Tratado de Versalles. Enfrente, las potencias occidentales fueron cobardes, ya que arrastraban el complejo de culpa por haberles impuesto condiciones tan duras.
–¿Cuáles son las principales aportaciones de este libro?
–Creo que era importante sistematizar el tema de los campos de concentración, su origen, su tipología, a la manera de una enciclopedia al uso, y esa es una de las novedades que incluye. Otra de las entradas cuenta cómo se pasó en Alemania de una democracia a una dictadura en tres meses. También incido en las memorias de los españoles que vivieron en Alemania y conocieron incluso personalmente a Hitler. Es decir, cómo veían todo ese entramado con ojos de españoles.
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–Hoy por hoy, casi nadie piensa que el fenómeno nazi se pudiera repetir, pero ¿es posible?
–Sin duda. Pensamos que la historia siempre va hacia delante, y no detectamos el peligro de la involución. Hay países iberoamericanos donde parecía que la democracia estaba asentada, y estamos viendo lo que ocurre. No podemos estar seguros de nada.
Los datos
Esta nueva edición del Aula de Cultura de IDEAL con Juan Eslava Galán tendrá lugar el próximo martes a las 19.30 horas en el Centro Federico García Lorca (plaza de la Romanilla). El acto cuenta con el patrocinio de Fundación La Caixa, y para acceder a él tendrán preferencia los inscritos a través de la página de promociones de ideal.es.
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