«Ser joven es una putada, lo único que tenemos hoy son tiritas»

–Habíamos quedado encima de un puente y hemos acabado debajo. ¿Qué figura literaria es esa?

–Diría que una antítesis (ríe).

–Metafóricamente hablando ¿aquí acaban los que escriben?

–Hoy en día sí porque no genera dinero, el mercado no lo quiere.

–¿Por qué escribir, entonces?

–¿Por qué ves una película? ¿Por qué lees un libro? Porque quieres, porque te hace feliz, porque lo necesitas. Yo lo hago porque lo necesito. Y ahora también necesito una tostada (ríe).

Carlos Allende Maroto es el primer nombre de All.Carlito, un escritor, poeta, fotógrafo y músico que acaba de pedir un café con leche y media de aguacate. Ganador de varios premios literarios y autor de los libros de poemas 'La raíz del grito' y 'la Guerra o el mar', acaba de publicar 'Teogonía' (disponible en Spotify y en el resto de plataformas digitales), su primer disco de rap en solitario. «En España tenemos muchos prejuicios con el rap, una idea muy confundida. No voy a contarte que vendo droga ni que llevo armas ni que me peleo los fines de semana ni que bebo champán rodeado de chicas guapas. No. A mí los viernes me gusta ver una película, los sábados tomar café con los amigos y mi plan favorito, lo que más me gusta en el mundo, es desayunar», sonríe.

Allende nació en Granada un 27 de diciembre de 1992. Una fecha que, hasta hace nada, procuraba esconder. «Era una crítica. Me molesta lo de la etiqueta de 'poeta joven'. ¿Qué es ser joven? ¿Si tengo 29 soy joven y con 30 no? Yo no quiero ser joven. Ser joven es una putada».

–¿Ser joven es una putada?

–Hoy sí. Dicen que tenemos más facilidades que nunca para tener hijos. Pero facilidad no es que el gobierno te dé 300 euros al mes, facilidad es que tengas trabajo fijo, que puedas pagar un piso... Lo que tenemos los jóvenes hoy son tiritas. Mi padre empezó a trabajar nada más acabar la carrera. ¿Quién puede hacer eso hoy con un sueldo digno?

De ahí, precisamente, nacen los temas de 'Teogonía': de la vida más auténtica y real de un granadino, profesor de lengua y literatura, que busca trabajo y que está a punto de cumplir los 30. «El disco va de mi vida. Y para contar cómo naces tienes que contar de dónde vienes». De las doce canciones, dice, la que más le costó escribir fue 'Fuera'. «Es un grito desesperado, una despedida, una canción dura. La primera vez que la escuché grabada lloré un poco».

–¿De qué se despide?

–De mi yo de hace un año y medio. Es una despedida de todo lo malo de estos años, que sigue estando en una parte y, por otra, se ha ido del todo. O se está yendo.

–¿Ha habido mucho malo?

–Sí. Laboral, emocional, sentimental... Muchos fracasos. Como lo de mi madre, que lo siento como un fracaso. Llámalo fracaso, llámalo golpe de la vida, llámalo hostia. Llámalo como sea.

Carlos estaba con su madre, en la cocina, pelando un aguacate. Ella dijo que no podía coger el cuchillo, que no podía cerrar los dedos. Fueron al médico y le diagnosticaron un cáncer cerebral. «Pero, de verdad, desde entonces, desde aquel golpe, han sido buenas noticias. Ella mejora, le va bien el tratamiento... Me quedo con eso». Uno de los temas del disco, 'Caronte', contiene una dedicatoria a la madre de un amigo que, en mayo de 2020, murió de un cáncer similar. «Para la que lucha contra un veneno que está dentro, con tratamientos que destrozan su cuerpo», canta All.Carlito. «Lo escribí por ella, por cómo la vi rodeada de los suyos, siempre con una sonrisa... Y ahora le toca a mi madre. La vida te da esta serie de bromillas raras. La broma infinita. La vida siempre es una puta broma infinita».

'La broma infinita', novela de David Foster Wallace. Bukowsky. Truffaut. Scorsese. García Lorca. Algunos de los nombres y referencias que pululan por el rap. «Una de mis novelas favoritas es 'El guardián entre el centeno'. La conocí por una canción de rap. Me leí el libro para entender la letra. Lo que más me gusta del rap es entender: esto que ayer no entendía, hoy sí. Referencias, códigos, nombres...».

Porque Allende, licenciado en Filología Hispánica y poeta, empezó a escribir por el rap. «La poética está mucho más cerca del rap de lo que la gente pueda pensar. Los recursos literarios que escuchas en una canción de rap no están en una canción de La oreja de Van Gogh, El canto del loco, Izal... Hay un cuidado de la métrica, de la rima, del vocabulario... y ahora se trabaja mucho la rima multisilábica, que es una locura».

Antes, no hace tanto, el rap era música de minorías pequeñas. «En el instituto éramos cuatro antisociales. Entra ahora a una clase, a ver quién no escucha rap, trap, reguetón… se ha vuelto la música pop. Y mientras sea con calidad y cariño, me parece bien».

–También hay muchos que se niegan a escuchar rap.

–Ojalá se animen a escuchar 'Teogonía'. Creo que se sorprenderán. El rap es un género muy estigmatizado, muy parodiado, pero habla de cosas muy cercanas. Además, exige ingenio. Hay que darle la vuelta a las cosas, huir de lo primero que salga. Rimar es muy fácil, eso no tiene mérito. Hay que ir más allá.

«Podrás subir cuando toques fondo», canta All.Carlito en 'Fantasmas', uno de los temas de 'Teogonía'. Yasí, como un río apaleado que ya solo puede ganar, abre las puertas y deja entrar al que venga. «Al que rebusca su cartera, al que busca su oportunidad y no desespera».