Jorge, de Ilegales: «Ni temo los caprichos de la suerte ni la certeza de la muerte»

–¿Qué recuerdo le queda de las 'vacaciones' magníficas?

–Han sido un ejercicio de arrogancia como el propio rock and roll, moverse entre esas propuestas musicales no puede hacerlo quien quiere sino quien puede. Los Magníficos han querido medirse y han podido, aunque reconozco que hemos tenido que emplearnos a fondo.

–¿Volverán? Porque es un perfecto plan de jubilación...

–Es un proyecto que me entusiasma pero en este momento todas las energías están puestas en Ilegales, ya sabes cómo es la música: no es una amante celosa pero si es exigente. De todas formas si te das un paseo por los grandes salones de baile de Nueva York o México DF, por ejemplo, y ves como se baila el mambo estarás de acuerdo conmigo en que no es música para jubilados. Si te quedan fuera de mano estos sitios prueba con YouTube, no es lo mismo pero…

–Claro que si, un rato pasados ya los sesenta piensa que «tarde o temprano me faltará la juventud» (textual de la peli)... ¡Largo me lo fía!!

–No entiendo muy bien qué relación tiene la edad con las artes… ¿Deberíamos renunciar al Rancé de Chautebriand sólo porque lo haya escrito después de los setenta años?. No estoy dispuesto a renunciar a las grandes cumbres de las artes y la cultura por una cuestión tan insignificante.

–'El loco soy yo' cantaba como Mike Kennedy, ¡y ahora le llaman raro!

–Me llaman raro porque siembro una esperanza siendo frágil la cosecha que tendré que recoger. No me dan miedo los caprichos de la suerte, la certeza de la muerte o lo que pueda perder.

–¿Tengo la impresión de que su repertorio bronca parece tapar en el imaginario popular a canciones de mucho mayor refinamiento, tanto musical como literario o de intenciones?

–En el repertorio se tocan canciones muy elaboradas. Incluso nos atrevemos con material realmente frágil y difícil. A pesar del clima que generan los locales abarrotados el público aprecia todas las partes del concierto.

–Aquí todavía se recuerda su concierto en el Zaidín en el que se quedó solo empapado tocando bajo la tormenta... ¿El espectáculo no se detiene jamás?

–A veces somos víctimas de una generosidad y rabia que pueden llegar a ser suicidas.

–¿Tanto nos quiere que nos dice adiós desde el Paseo de los Tristes?

–He visitado hace un tiempo en Granada a una novia que ejerció de jueza en esta ciudad. El paseo de los tristes era uno de esos lugares mágicos que frecuentábamos.

–Los mansos van... ¿al matadero?

–Ser manso es peligroso, si no luchas te matas. Las masas despiertan y se hacen protagonistas de la Historia periódicamente.