No solo por su etapa con Camarón de la Isla, sino también, y sobre todo, por su carisma y presencia en cualquier festival de prestigio, ... Tomatito llega a ser un mito en del mundo flamenco. El viernes, dentro de la programación de la primera Bienal de Flamenco de Granada, un encuentro que va tomando forma y un peso específico en la oferta nacional, encontramos a un Tomatito en plena forma, con una cercanía encomiable y rodeado de los suyos, en la Abadía del Sacromonte. Como segunda guitarra lo acompañaba su hijo, José del Tomate, que poco le falta para enfrentarse en solitario a un público exigente. Prueba de ello fue la zambra que interpretó en el ecuador del concierto. Una zambra, autoría de su bisabuelo, que tocaba el Niño Miguel, emparentado también con los Tomate.
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El concierto comenzó con una recreación en torno a la rondeña de Ramón Montoya, que culminó con jaleos extremeños. Fiesta que prosiguió por alegrías, con un punto bambera en su interior. 'Two Much' es el tema jazzístico, que grabó con Michel Camilo; una balada obsesiva, como la resaca de las olas, que dedicó a Paco de Lucía («Para mí, el guitarrista más grande que ha existido», declaró).
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Músicos Tomatito y José del Tomate (guitarra); Morenito de Íllora, Kiki Cortiñas (cante); Joni Cortés (percusión); Pescaíto y Cristi (palmas)
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Lugar Abadía del Sacromonte. Fecha: viernes, 12 de septiembre de 2025
Uno de los temas más agradecidos fueron unas generosas bulerías, que se dimensionaron con cuatro silencios, para volver de nuevo a la carga con el mismo brío y la sonrisa constante del que disfruta con lo que está haciendo. La sombra de Camarón apareció con 'La leyenda del tiempo', enriquecida con unas bulerías para lucimiento de los cantaores: Morenito de Íllora y Kiki Cortiñas. Manifestación que alcanzó su culmen en los tangos canasteros, que comenzaron acompañados de pitos, para pasar rápidamente a las palmas, donde, sobre todo el de Íllora, hizo suyo el recital para goce de sus seguidores. Las rumbas, con las que acabó el programa, fueron introducidas con unos acordes del Concierto de Aranjuez (también le dieron paso a la 'Tarara') y una exacta entrega de cajón a su final por parte de Joni Cortés.
Tras los aplausos y ovaciones del público entregado, los músicos volvieron a escena y convocaron a Marina Heredia, presente entre el público, para rubricar la noche por bulerías, en las que la cantaora granadina se acordó, para nuestro deleite, de Luis de la Pica y de Lole Montoya, entre otros.
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La Abadía del Sacromonte es un espacio singular y agradecido y, para lo que nos ocupa, goza de una sonorización impecable, pero tiene el inconveniente del acceso, por mucho que se hayan puesto autobuses especiales para acceder al lugar (que deberían ser gratuitos, por otra parte, con el precio de la entrada). Una vez allí, el personal queda desamparado hasta que no vuelvan los autobuses a recogerlos, a no ser que emprendan el descenso andando. Como quiera que hay más público que plazas en los vehículos, el descontrol está servido. Hasta última hora había gente sin saber si podría llegar a sus casas. Al final, como sardinas en lata, hubo espacio para todos.
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