Jolís cogió su Fender

Esta semana Gualda volvió a coger su Fender Telecaster del 73, de la que estuvo apartado un tiempo por problemas de digitación. En ese tiempo se reinventó como chansonier (¡el sí estuvo en el parisino Mayo del 68!), tanguero (capaz de cantarlos en el corazón de Bueno Aires), y mil facetas más, que se suman a las anteriores, ya que es de los escasos músicos granadinos de los años sesenta en activo gastando marcas desde aquel fraternal Dúo Eléctrico de 1962. Aprovecho para pedir que alguien se acuerde de otro que tal: Julián Granados.

En aquel momento Jolís era el único que apostaba por los instrumentales, ahora ya hay muchos más aficionados al temblor de las cuerdas de una Fender, en su caso explícitamente a imagen y semejanza del gafoso Hank Marvin y los Shadows, mientras que sus contemporáneos siguen más a Duanne Eddy, el surf californiano y el rockandroll primigenio, con auténticas fieras como El Twanguero .

En él prima la elegancia en el fraseo, un punteo limpio y cargado de sentimiento sobre la parte física y veloz, sonando aparentemente más ambiental, evocador y 'easylisntening', pero con un primoroso trabajo de encaje de las piezas, sobre todo con los arreglos de su cómplice: Nicolás Medina. A Jolís le duran los amigos toda la vida -y así lo reconoció el propio Medina- , no hay más que ver su equipo humano: Medina, que como Marcelo Huertas o Rafael Castillo llevan con él décadas (desde HOM), completando la nómina el teclista italiano Walter Sabolo. Ellos a tiempo completo, que en sus conciertos habitualmente no le falta media agenda: Joe Fernández, la Asociación Dauro de Paco Santiago, Mundi, los Harley Daniels, Ginés López, Fanny del Castillo… y los demás , con nombres y apellidos, estuvieron en la platea (llena) venidos de todo el país para la ocasión. Y es que cada recital de Jolís es una celebración generacional de la amistad.

Al margen de los instrumentales 'fenderados', tal que 'Apache', 'El tercer hombre', 'Candilejas' o 'In the Mood', la tesitura vocal de Gualda le habilita para emular a las voces ásperas y profundas en varios idiomas, fuese el 'Maintenant', 'La leyenda del tiempo' o su perfecta apropiación del 'Pequeño vals vienés'; Camarón, Brel o Cohen suenan creíbles en su entonación y con el hondo estremecimiento que requieren esas piezas. Quizás por ahí vega un próximo repertorio de este longevo músico, que a sus setenta y cinco años sigue emocionándose y emocionando en los escenarios.