Zabaleta, sus accidentes en moto y la repercusión en su pintura
'Sueños de Quesada'. La revista en su número 10 investiga en la vida y la obra del pintor nacido en Quesada en un trabajo realizado por la Asociación Cultural Amigos de Rafael Zabaleta
José Antonio García-Márquez
Viernes, 4 de agosto 2023, 23:38
La Asociación Cultural Amigos de Rafael Zabaleta (ACARZ) ha publicado el número 10 de la revista semestral 'Sueños de Quesada', centrada en la vida y ... obra del pintor quesadeño. En su publicación, en la que colaboran biógrafos, profesores e investigadores que ofrecen estudios y datos inéditos sobre el artista de la tierra, el presidente de ACARZ Miguel Ángel Rodríguez Tirado, escritor, analista de arte e investigador, escribe un extenso y documentado trabajo titulado `Diario de motocicleta'.
En su artículo, basándose en la correspondencia epistolar que Zabaleta mantuvo con sus amigos Jesús de Perceval, Eugenio d´Ors, Cesáreo Rodríguez Aguilera, Pepita Fernández, Antonio Vázquez de la Torre y Juan de Mata Carriazo, el responsable de ACARZ ofrece datos poco conocidos del tránsito motero del artista y las consecuencias de los graves accidentes que alteraron su trayectoria pictórica.
Según Miguel Ángel Rodríguez, Zabaleta, que solía acompañar de paquete al pintor y escultor indaliano Jesús de Perceval, se compró en 1949 una moto Guzzi Hispania de 3 marchas y 2 caballos que podía alcanzar los 50 km/h. En marzo de 1950 el pintor escribía a su amiga Pepita Fernández: «Ya estoy hecho un motorista, y eso me servirá para ampliar el radio de acción de mi trabajo. Todas las tardes me entreno, y muy pronto haré solo viajes largos». Zabaleta recorría en su moto los campos altos y broncos del sur de Jaén y del este de Granada para aprovisionarse de paisajes que luego plasmaba en sus óleos.
A principios de agosto de 1951, de vuelta de una escapada motera a la sierra, Zabaleta se encuentra a la altura del paraje Llano de las Canteras un mulo plantado en la vía que primero le impide el paso y luego le arrea un par de coces. La consecuencia fue una dolorosa fractura en el brazo derecho, que le paralizó los dedos de la mano, condicionó su trazo en la pintura y hasta le impidió asistir al acto honorífico cuando el Ayuntamiento de Quesada le nombró Hijo Predilecto.
Unos meses después, en las navidades del propio año, otra caída le fractura la pierna. De este segundo percance se recupera, no así del de la mano cuya falta de movilidad se prolonga tanto en el tiempo que le obliga a pasar un par de veces por el quirófano. Aun convaleciente de tales dolencias, opta por adquirir una Lambretta de 3 marchas, 5 caballos y posibilidad de alcanzar los 75 km/h. El pintor retoma sus recorridos por la provincia, hasta que el 9 de noviembre de 1952 escribe a su admirado Eugenio d´Ors: «Me persigue la desgracia, pues el día del Pilar, al regresar caminando del campo ya de noche, sufrí una caída y me fracturé en tres pedazos el calcáneo del pie derecho». Zabaleta, que anduvo un par de meses con muletas y echaba la culpa a la moto de no haber expuesto antes en París, acabó por regresar a su Lambretta -actualmente se muestra al público en el Museo de Quesada- y hasta tuvo tiempo de sumar un nuevo accidente aunque sin la trascendencia de los anteriores.
Trabajos de investigación
Con un aguatinta en la portada de la serie 'Sueños de Quesada' (1941), esta décima publicación contiene varios estudios, entre ellos el del catedrático de Ciencia Política Cesáreo Rodríguez-Aguilera de Prat, que describe los enfoque y cromatismos empleados por el pintor en los 23 jardines quesadeños plasmados al óleo; el escritor y poeta Guillermo Sena establece paralelismos entre Zabaleta y el artista jienense Lorenzo Goñi; el catedrático de Historia del Arte Miguel Clementson da las claves para considerar que tanto Zabaleta como el pintor cordobés Pedro Bueno fueron adalides de la vanguardia posbélica, y la arteterapeuta transdiciplinar Irene Rodríguez crea un texto teatral de carácter satírico con la obra zabaletiana, en especial el cuadro titulado 'Nocturno en la pareja' (popularmente conocido como 'El sátiro') por protagonista.
La revista reproduce también la última entrevista de Zabaleta en vida, que le fue concedida al poeta, ensayista y crítico de arte, Manuel García-Viñó; refleja los apuntes que el arquitecto y poeta Luis Felipe Vivanco escribió día a día con el relato de la muerte de Zabaleta, entre otros pasajes de la vida y obra, y el profesor suizo Martín Gehrig defiende la galaxia de la naturaleza muerta, que en la pintura suele estar infravalorada: «Lo que hace especial parte de la obra de Rafael Zabaleta sobre este tema es el hecho de que amplió la forma de expresión de los bodegones haciendo que lo principal no fuera la mesa con los objetos, sino el entorno, el paisaje, el ambiente».
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