«Ejemplos como el de Valentín muestran que siempre hubo épocas duras y se puede salir»
Tras alguna incursión en la poesía el jienense de adopción publica su primera novela sobre un personaje fascinante que ha hecho 'de todo'
Estando en Rabat, de consejero laboral, lo vio Agustín González entrar «pequeñito, con su traje, hecho un dandi», a sus ochenta y muchos años, a ... protestar porque «le habían bajado la pensión». Y eso que se acababa de ir a vivir a Marruecos, solo, porque le habían dicho que aquello era más barato y así esta podría dar más de sí. Sin conocer nada del lugar y a su edad había cogido el autobús durante dos horas para llegar hasta allí. Así entró en su vida Valentín, el protagonista del libro que acaba de publicar este sevillano de nacimiento y jienense de adopción, un funcionario atípico por la cantidad de puestos y lugares que ha ocupado y por su versatilidad vital. Tras varias publicaciones profesionales, un conato en el mundo de la poesía y un par de blogs, cuando conoció a Valentín lo tuvo claro. Él sería su primer libro.
–«Recién bautizada la II República, nazco yo, igual que Jesucristo, un 24 de diciembre, pero en Cádiz, no en Belén, quizás por eso los Reyes Magos no quieren asomarse por mi casa la noche en que yo abro los ojos por vez primera, sin tener oro, mirra, incienso o una maletita». Así empieza la historia de Valentín, quién iba a decir que llegaría a ir al Polo Sur, a luchar en la guerra de Indochina y a hacer 'de todo'.
–Ha sido minero, camarero, recepcionista de hotel, legionario, polizón, ha vivido en muchos países, estuvo en la cárcel. Y es un galán. Mi mujer al conocerlo me dijo «es que es un hombre atractivo», picarón pero muy educado y caballero. Te recita poesía de forma brillante. Él siempre dice que prefiere no tener para comer a no tener para una camisa nueva. Cobrando la pensión mínima va siempre impecable. En el libro dice su madre, «bien vestido y aseado hasta el diablo pasa por honrado». Es un tipo peculiar y fascinante.
–¿Cómo alguien de la administración, con un perfil más de corte económico, se lanza a una aventura así, una biografía con un toque muy literario, con ecos dickensianos o de Frank McCourt, autor de Las cenizas de Ángela?
–Mi jefe de servicio sabía que me gustaba mucho hablar con los españoles emigrantes que llevaban allí muchos años, así que me lo presentó y me dijo «es peculiar, te va a gustar». Y vaya que sí. Me enseñó una libreta con notas que tenía él sobre su vida, empezamos a quedar para tomar algo y me fascinó. Yo quería ser periodista, estuve entre Derecho y Periodismo, y siempre había querido escribir un libro. Un día me dijo que sí 'El Lute' había logrado tener hasta una película, por qué no iba a tener él un libro. Y me comprometí a escribirlo. El problema es que un libro necesita muchas horas y que vengan las musas. Y me he tenido que documentar mucho. Han sido años de trabajo.
«Lo que saquemos con el libro será para Valentín, es la mejor inversión que puedo hacer»
–El libro muestra no sólo la increíble vida de este hombre, también nuestra historia reciente, lo que hemos sido y somos.
–Totalmente. Mi mujer, que es profesora, me decía que es muy bueno para recomendarlo en clase. He intentado ser didáctico, desde la guerra de la Independencia de Indochina, que estando él allí se da cuenta de que son los franceses los que están invadiendo; o el choque cultural cuando en los 60 va a Inglaterra y ve chicas con minifalda, empiezan los Beatles y es un cambio de mundo. También la situación de Argelia antes de la independencia, cuando se va a Marbella... Todo contado en primera persona con la mentalidad de niño, joven, mayor, etc. Es Valentín pero claro también hay mucho mío. Decía un filósofo americano que tus palabras sólo son un retrato de ti mismo. Muchas reflexiones son mías y están puestas con idea. Sobre la Guerra Civil, por ejemplo, hablando con un comandante en la de Indochina le comenta eso, nosotros tuvimos nuestra guerra, hermanos contra hermanos, padres contra hijos. Hay una frase que se repite varias veces que es que todo acto tiene sus consecuencias. El libro es sobre libertad pero en la máxima expresión de la palabra. Valentín es un tío que siempre ha hecho lo que ha querido, pero la libertad no siempre es positiva, hay que ser consecuente con tus actos. Esa libertad le hizo estar en la cárcel en Salamanca y dice que no se arrepiente de nada pero sí echa en falta una familia.
Sorpresas
–Creció en una situación difícil y ha tenido una vida de sorpresas, ¿se podría extraer algún paralelismo con el momento actual?
–Hombre, al final me decidí a sacarlo ahora en el momento de la pandemia por eso. Tiene ese espíritu de superación (se vio de niño en la calle con su madre y su hermana justo antes de la Guerra Civil), que nos puede servir también como un toque de esperanza. Siempre ha habido épocas duras y cosas malas pero se pueden superar con trabajo e ilusión. La única pena que tenía era no haber recibido educación, con educación no sé lo que hubiera hecho. Aunque quizás no hubiera vivido todo lo que ha vivido. Me quedo con sus ganas de vivir. El complejo de Peter Pan pero en el mejor sentido. No quería ir a una residencia de ancianos porque decía que estaba llena de viejos.
Fue polizón, minero, recepcionista, estuvo en la cárcel, en el Polo Sur, en la guerra de Indochina...
–Se puede adquirir en Amazon y la intención es que llegue también a librerías de Jaén.
–Me gustaría que esté en las librerías, por el momento que atraviesan y porque se vería más. Con la situación actual pensé en su día que así era más fácil. Lo poco que saquemos irá para Valentín. Es la mejor inversión que puedo hacer.
–¿Tiene algún otro proyecto en mente o de momento aparca la vena literaria que hay mucho lío en la administración?
–El problema es la responsabilidad y el tiempo. Estoy todo el día trabajando con la pandemia. En la cabeza siempre hay proyectos porque soy una persona muy inquieta, con distintas actividades aparte del trabajo. Da Vinci decía polimata, no por lo pretencioso de tener conocimientos, pero sí en el sentido de que me gustan muchas cosas. Tengo varias ideas. Me gustaría si esta experiencia sale bien. Uno escribe pensando que lo está haciendo muy bien y luego a lo mejor a la gente no le gusta. Pero parece que está gustando.
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