Comienza el ciclo de 'Teatrino' del Fit Cazorla con la premiada obra de La Maquiné 'Estación Paraíso'

El mejor comienzo posible para este ciclo tan importante para el FIT, pues está dedicado a niños y niñas que representan el futuro del teatro en Cazorla, su comarca y el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. No en vano, son muchos los alumnos y alumnas de los colegios de diversos municipios y aldeas de esta tierra que no se pierden su cita anual con Teatrino, organizados por profesores y profesoras de esos centros cuya labor se antoja extraordinaria.

'Estación Paraíso' es el proyecto más intimista de La Maquiné hasta la fecha, un homenaje sobre la vejez a la que todos queremos llegar. De los que ahora son mayores y de los que lo seremos.

A través de la historia de una vieja titiritera, el público descubrirá que los ancianos pueden contar historias emocionantes, que la vida aún es propicia paran culminar proyectos y alcanzar metas como las que la protagonista desea alcanzar. Que la vida es como un viaje en tren y que todos nos bajamos en la misma estación: la Estación Paraíso.

A esta apertura seguirá, el día 14 de noviembre a la misma hora, 'El cielo de Sefarad', una coproducción del Teatro de la Zarzuela y Claroscuro Teatro, con la colaboración de la Asociación Bislumbres, el Ayuntamiento de la Rinconada y el Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS). Utilizando títeres, máscaras y música en directo, narra la historia de Noa, una niña judía en el Toledo de 1492. De sus amigos Fátima y Pedro y de un gato callejero. Es una historia llena de humor y de magia que trata con mucha ternura la tragedia de la expulsión del pueblo sefardí.

La historia de Noa es la historia de todos los niños de la Humanidad que un día, sin entender por qué, tuvieron que irse de sus casas y abandonarlo todo. Y el tema no podría ser de más actualidad.

Pondrán fin a Teatrino, el día 22 de noviembre, la obra 'Los músicos de Bremen', de Nacho Vilar Producciones, en la que un burro, un perro, un gato y un gallo se ven obligados a salir de las granjas donde han vivido siempre, cargados de un hatillo de enseres y un futuro incierto.

No se conocen, pero en la travesía por los campos se van encontrando. Poco a poco descubren que les une el deseo de ser músicos y entre canciones y bailes deciden poner rumbo a Bremen, la ciudad musical por excelencia.

Ambos pronto se dan cuenta de que unos ladrones que merodean por la comarca se han especializado en robar sueños. No saben los adorables amigos si conseguirán llegar a Bremen, pero una cosa tienen clara: estando juntos lo importante es el camino.