Ríos, en su 'Cantera', en la capital jienense. Detrás, las cabras que le 'visitan' a diario. ideal
Entrevista en chanclas | José Ríos, artista

«La arquitectura, la ingeniería y el arte se divorciaron»

El artista multidisciplinar disfruta de sus rincones de Jaén y Segura, después de haber pintado un mural sobre un 'lienzo' de 7.000 metros cuadrados.

Antonio Ordóñez

Lunes, 7 de agosto 2023, 23:02

José Ríos siempre tiene su mente puesta en el siguiente paso. Curioso, inquieto y dotado de una inteligencia natural e infinita, su planteamiento creativo le ... hace ponerse metas cada vez más altas. Su última hazaña, el que puede ser el mural más grande del mundo, pintado en tres edificios de Almuñécar para conceder vistas de primera línea de playa a una promoción de viviendas de lujo que no lindan con el mar. La sencillez y humildad de este gran genio son rasgos que le definen, y aparecen cuando se le pregunta cómo se acomete un proyecto de esta envergadura, y lo cuenta casi como si de pintar sobre un papel se tratase.

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-Para muchos el verano es tiempo de bajar la marcha. Y en tu caso quizás con más razón, pues llegó justo cuando concluías un gran proyecto, un mural de 7.000 metros pintado en tres edificios de Almuñécar. ¿Cómo ha sido afrontarlo? ¿Qué ha sido lo más complicado?

-Cuando terminas un proyecto como este, uno se queda como vacío. Ha sido como un parto, y nunca había parido algo tan grande. Respecto a qué ha sido lo más complicado, pues que no estábamos pintando sobre una pared plana, sino que había que generar una imagen sobre un juego de volúmenes. No había solamente paredes, sino terrazas, planos verticales y horizontales; y además de ello medianeras, salientes, galerías, huecos de ascensor… Ese era el reto, el generar una imagen plana sobre un juego de volúmenes, y para ello había que utilizar diferentes efectos para conseguir una dimensión real.

-¿Cómo surgió la idea y cuáles son los pasos hasta que uno se sube al andamio y empieza a pintar un 'lienzo' así de grande?

-La idea surge de la promotora francesa Les Rivages y de un proyecto de viviendas de lujo en la ladera de la montaña. Los promotores querían que sus clientes tuvieran unas vistas agradables, no los edificios que se interponían entre las viviendas y el mar. Así surgió la idea de hacer un trampantojo y pintar en las paredes de esos bloques una escena de playa que continuara esa línea de mar oculta. Y ¿cuáles son los pasos para acometer ese trabajo? Primero se hace una foto desde el punto desde el que se quiere coger la perspectiva, y de ahí se monta la imagen sobre los edificios. Luego, a la hora de ejecutar, como había muchos volúmenes, no se podía usar el sistema de cuadrículas. En este caso había muchos puntos de referencia, los diferentes pisos, ventanas, etc., y esos son los que te guían.

-¿Cuántas horas han sido necesarias para realizar el mural?

Pues han sido casi dos meses, a una media de 6-8 horas diarias. Incluidos sábados y domingos.

800 kilos de pintura

-Y ¿cuántos kilos de pintura?

Cerca de una tonelada, unos 800 kilos.

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-Eres un defensor del arte urbano, de las creaciones en la calle. ¿Qué te aportan para que parte de tu actividad se dirija a este segmento del arte?

-El arte urbano es un término actual, pero se trata de una práctica muy antigua. Las primeras civilizaciones, Egipto, Roma, Grecia, las culturas precolombinas, etc., combinaban la arquitectura, la ingeniería y el arte. Las ciudades estaban llenas de arte. Desde que el hombre existe los proyectos urbanísticos incluían arte. No sé en qué momento se divorciaron la ingeniería, la arquitectura y el arte y empezaron a ir cada uno por su lado. Yo reivindico que en cada proyecto urbanístico haya un artista que aporte algo, que intente mejorarlo de alguna forma con su aportación; haciéndolo en plena sintonía. Esa es mi lucha, continuar con lo que se hacía desde hace miles de años, sacar el arte a la calle e integrarlo en cualquier acción pública o privada.

-Hay una desventaja en este tipo de obras, y es su deterioro. Nos consta que ha pasado algún mal rato por la dejadez con alguna de tus obras públicas. ¿Hay sensibilidad al respecto?

-Por supuesto que las obras en la calle se deterioran, los murales cada cierto tiempo hay que darles una mano de pintura. Y en el caso de las esculturas que yo hago es muy necesario, porque no se hacen con materiales nobles como el bronce y la piedra, que son más duraderos pero también más caros. Yo utilizo mucho el hierro y el reciclaje. ¿Qué es lo que pasa? Que por lo general se contempla un mantenimiento, y tengo muchos proyectos en distintos lugares que así se hace; pero en Jaén es verdad que me encuentro con mucha obra abandonada. Me estoy metiendo en un jardín, pero es verdad que no sé a qué se debe esa actitud. Hay una cuestión muy sencilla, y es que cuando se deteriora una papelera o una farola se reparan. Y me parece bien. Pero en cambio a una escultura no se le hace ni caso. Entonces me pregunto, ¿una papelera tiene un estatus superior a una obra de arte? Pues parece que sí. Creo que esto deja en entredicho la sensibilidad de los responsables políticos implicados.

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Agosto no es para viajar

-Hablemos de verano y vacaciones, ¿habrá tiempo para una escapada?

-La verdad es que no me gusta viajar cuando lo hace todo el mundo. Y, en mi opinión agosto es uno de los peores meses para viajar. Además yo vivo en un entorno privilegiado, como es la 'Cantera', a un kilómetro de Jaén; y también tengo mi otro estudio en la Sierra de Segura. Me gusta disfrutarlos en verano. Así que creo que me voy a quedar en casa en agosto. Aunque alguna escapada se hará…

-Tu maleta ha recorrido miles y miles de kilómetros. Pero, ¿hay algún viaje en concreto al que le tengas ganas? Nos han dicho por ahí algo de un festival muy 'loco'… ¿puede ser?

-Sí, todos los años digo que de este año no pasa. Es el Burning Man, el mayor festival del mundo, en el que se mezcla música y arte. Es una cita de arte y diseño, y se hacen unas macroesculturas que son impresionantes; cosas muy disparatadas. Es un festival único y grandioso. Todos los años me planteo ir, y siempre surgen inconvenientes. Pero vamos, el año que viene, seguro que voy (ríe).

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-Echemos la vista atrás. En Segura están tus raíces, y de niño pasabas gran parte de esos veranos en un espacio muy recóndito de ese paraíso ¿Cómo vivía el José Ríos niño esos días en aquel paraje tan especial?

-Sí, tengo recuerdos muy felices de mi infancia en ese rincón recóndito: Huecos de Bañares. Eran tres meses en la sierra, todo el día jugando en el río, bañándonos en las pozas, disfrutando desde el amanecer y hasta la noche. Disfrutaba junto a mis hermanos, primos… Parecíamos una tribu de indígenas en el Amazonas (ríe).

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-¿Echas algo de menos de aquellos veranos?

-Los ríos y las pozas. Y siempre vuelvo. Todos los veranos tengo la necesidad de bañarme en el río. No soy persona de playa, pero el río sí lo echo de menos, y tengo necesidad de volver a él.

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