El tenor mexicano Javier Camarena, ayer en el Auditorio Manuel de Falla. J. A. M.

Javier Camarena | Cantante de ópera

«No intento ser el mejor cantante del mundo, pero sí el mejor posible»

El tenor mexicano actúa esta noche con la OCG en el Teatro Real, en un recital que ha ensayado durante varios días en el Auditorio Manuel de Falla

Miércoles, 12 de julio 2023, 00:54

Hoy por hoy, el mexicano Javier Camarena (Xalapa–Enríquez, 1976), es uno de los tenores más cotizados del mundo. Sin embargo, en las distancias cortas, ... es el antidivo. Tiene muy claro que ha llegado donde está por el favor de un público que aprecia una ya larga carrera, que dura 20 años, y que le ha llevado a los teatros más importantes del orbe, consiguiendo récords como el del tenor que más bises ha dado en el Teatro Real. Este será el escenario que le acoge esta tarde para una completísima gala lírica donde habrá ópera, zarzuela y música popular, y donde será acompañado por la Orquesta Ciudad de Granada, con quienes ha estado ensayando en el Auditorio Falla estos días. Oírle es una auténtica delicia, y él partió ayer hacia Madrid muy contento con lo vivido en nuestra ciudad.

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Cuando uno está en la cumbre, como usted, ¿qué debilidades le amenazan?

–Es una pregunta con muchos enfoques... Depende de la personalidad de cada quien, de sus ambiciones y de sus propias necesidades. Creo que, en mi caso, conforme va avanzando la carrera, uno mira atrás, revisa cómo era su vida hace diez u once años, y se da cuenta de la importancia que ha tenido cada logro, lo que ha costado llegar. Uno puede, quizá, sentirse satisfecho de lo conseguido, pero lo importante es mantener los pies en el suelo, y tener claro que uno está aquí por su trabajo, sí, pero también por el afecto del público. Tener conciencia clara de que todo se lo debo a ese afecto, y al de mi familia que me ha apoyado siempre, es lo que me hace más fuerte. Con todo, nadie que se dedique a la ópera podrá pensar seriamente nunca que está en la cumbre, porque este camino es de aprendizaje continuo.

¿Veinte años de carrera no son nada, como decía el tango?

– (Risas) Son muchos. En México hay un adagio: «Dígannos lo mismo los tres caballeros, 30 años después». Puede parecer que el tiempo no pasa, pero sí que pasa. El cuerpo y la voz cambian, se gana terreno en algunos aspectos y se pierde en otros. Uno va tratando de encontrarse, aplicar lo aprendido y adaptarlo a esa nueva realidad. Tras dos décadas de estabilidad técnica y vocal, estoy en el camino de reencontrar algunas sensaciones. De ahí esta apertura a nuevos repertorios, y esta búsqueda de nuevos alicientes para el público.

Aquel chico de Xalapa que fue usted, ¿soñó alguna vez con lo que vive ahora?

–Creo que sí, algunos sueños tuve. Cuando me preguntaban, al principio de mi carrera, cómo me vería tras cuatro o cinco años, respondía que feliz, con dos o tres hijos, y en algún escenario como el Met, la Scala o la Ópera de Viena. Pero quería, y quiero, seguir enamorado del escenario, y hacer bien mi trabajo.

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«Mi deseo es continuar enamorado del escenario, y hacer bien mi trabajo»

¿Su fortaleza tiene que ver con su fe y sus principios?

–Por supuesto. Tener las cosas claras evita estar focalizado en el trabajo sin que importe nada más. Quienes no conciben en su vida otro hábitat que no sea la competición continua acaban hincando la cerviz, porque la vida y la música les terminan colocando en su sitio. No intento ser el mejor cantante del mundo, pero sí el mejor cantante posible con las herramientas que tengo a mi alcance. Y aplaudo siempre el trabajo de mis colegas.

¿Cómo lleva lo de tener la vida organizada a seis años vista?

–Nos acordamos mi mujer y yo de aquellos primeros contratos firmados a largo plazo. Me decía a mí mismo: «Si no sé lo que me va a ocurrir el mes que viene, ¿cómo voy a saber lo que será de mí en cuatro años?» (Risas). Pero bueno, ahora lo asumes como algo natural. De mi agenda se ocupa mi agente; mi día a día, estar siempre a punto y dar lo mejor de mí mismo, es mi responsabilidad.

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Su último disco, 'La voz de México', ¿es entonces una bendita irresponsabilidad, una locura?

–(Carcajada) Toda esta música, desde su concepción por los grandes compositores como Agustín Lara, el autor de 'Granada', José Alfredo Jiménez, Álvaro Carrillo o Consuelito Velázquez, ha tenido grandes voces asociadas, como Pedro Vargas, José Mojica o tantos otros. El plantarse con un mariachi en el escenario es un riesgo;si la voz no proyecta, el mariachi te come. Y es cierto que una parte del público piensa que los cantantes de la ópera actuamos para minorías, cuando no es así. El último gran cantor que ha tenido México, Vicente Fernández, estuvo muy cerca del pueblo. Y el pueblo es quien acude a nuestros conciertos, y a quien tenemos que atraer hacia la música, la buena música, se interprete esta con mariachi o con orquesta.

Hablando de orquesta, ¿qué tal la OCG?

–Ha sido un gratísimo descubrimiento. Son unos profesionales muy entregados, con mucha experiencia, y el concierto de esta noche será estupendo con ellos.

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