Actuación de Mario Boville en La Chistera, de Monachil, ayer. juan jesús garcía

La huella sonora

Mario Boville estrenó ayer en la Chistera de Monachil las canciones de su brillante primer disco en solitario, 'Semillas'

juan jesús garcía

Sábado, 20 de marzo 2021, 23:55

Tras unos cuantos años alpargateando, el madrileño adoptado Mario Boville ha recalado en Granada con su mochila llena de países. Ayer estrenaba en la Chistera ... de Monachil las canciones de su brillante primer disco en solitario: 'Semillas'.

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En formato de bolsillo, trío con flauta y percusiones (Karima Toré y Víctor Aceituno), la presentación no desmereció lo grabado con una tropa más amplia. Aparcando su sentido zappiano del rumbeo de su anterior grupo, ahora se ofrece en un suerte de cantautor mundano, por la cantidad de geografías que ha recorrido y de le han dejado huella sonora, parafraseando un título de Juan Perro, que como Jairo Zabala (o el Xoel López más porteño y los pioneros Elkin & Nelson) se mueven en similares parámetros panamericanos.

En Granada la tradición cubana ha definido unos cuantos nombres, pero en este caso la influencia no le llega de la nueva trova sino de las viejas, del folclore y el Son. Su disco está muy referenciado en ese género que suele resultar «lo más sublime para el alma divertir» como cantaba Ignacio Piñero al frente de su mítico Septeto Nacional. El concierto se abrió haciendo uso de un pedal de autograbación, del que no abusa, ambientando la intro en el 'Sur del Sur', acaso por aquello de la tradición morisca de la ciudad que ahora habita, y un estribillo «quítate la máscara», que suena raro en estos tiempos. Pasando después a moverse con holgura por los castellanos más americanos del norte y del sur y sus ritmos folclóricos. Su guaguancó 'Te agradezco' augura un final feliz de futuros conciertos, con una tormenta de percusiones, danza y contorsión, cosa que aún tampoco procede.

Boville no necesita visa para sobrecantar todo el continente andino, recorriendo la cordillera desde el Caribe a Tierra del Fuego, saltando a ambos lados de las montañas, ora el chileno como un Parra honorario, ora argentino cambiando el bombo legüero por el cajón flamenco, o frecuentando la bossa (en la inédita 'Soledad') o la cumbia, un estándar en estos días. Canciones de vuelta, que en la ida se llevaron también reflejos castellano viejos como ese rezo medio gregoriano de 'Cuando llegará mi libertad', por ejemplo, canción previa a la pandemia y que, como él dijo, después ha cobrado un sentido completamente distinto.

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Granada ha sido ciudad de acogida de músicos de toda procedencia y condición, y en este caso la bienvenida a Mario Boville debiera ser calurosa, porque está llamado a dejar huella en el panorama local cuando sus semillas broten esta primavera.

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