La profesora Consuelo Vallejo muestra la hojita sellada que llegó desde Tailandia en la primera convocatoria de arte postal de la Facultad de Bellas Artes. ALFREDO AGUILAR
Arte

La hoja del árbol que llegó a Granada en forma de postal

La profesora Consuelo Vallejo guarda 1500 misivas convertidas en obras de arte, entre las que se encuentra una hojita de 2 gramos enviada desde Tailandia

Jorge Pastor

Granada

Viernes, 1 de septiembre 2023, 00:05

Fue hace diez años. Conchi, una de las conserjes de la Facultad de Bellas Artes, le entregaba a Consuelo, profesora de Dibujo, un buen tocho ... de cartas. Cartas 'variopintas'. 'Variopintas' porque estaban remitidas desde muchas procedencias y 'variopintas' porque se trataba de misivas enviadas con motivo de la primera Mail Art Collection de la Facultad, que se celebró en 2013. Verdaderas obras de arte en forma de postales. Entre ellas, una hoja de árbol que no pesaba más de dos gramos con su correspondiente sello –grapado, para que no se despegara– y una pegatina azul donde se podía leer 'air mail'. En el anverso, la remitente. Una tal Maite Oyanarte y la dirección de la Facultad. En el reverso, unas manchitas de varios colores pintadas con acrílico a modo de intervención.

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¿Cómo se había obrado del milagro de que algo tan delicado llegara en perfectas condiciones? Más allá de la extraodinaria sensibilidad demostrada por manipuladores y carteros de Correos, no hemos de olvidar que toda la correspondencia se clasifica por procedimientos mecanizados. Es más. ¿Cómo se había obrado el milagro teniendo en cuenta que ese trocito de naturaleza tan frágil y delicado lo habían mandado desde un hotel desde la mismísima capital de Tailandia? Es decir, que había recorrido los 10300 kilómetros que separan Bangkok de Granada. «Se me pone el vello de punta nada más que recodarlo», dice Consuelo Vallejo. «Solo se puede explicar por la extrema delicadeza de las personas que tuvieron en sus manos esta joya, conscientes en todo momento de su fragilidad», reflexiona.

Cartas enviadas a Bellas Artes en las convocatorias de arte postal. ALFREDO AGUILAR

Ahora este tesoro, protegido en una cajita de cartón libre de ácidos, forma parte de la preciosa colección de 1500 epístolas que guarda Consuelo Vallejo como oro en paño y que han sido remitidas desde cuarenta países en el transcurso de las siete convocatorias de 'mail art' realizadas por la Facultad de Bellas Artes en esta década –realmente se recibieron 2200, pero setecientas de ellas fueron donadas–. «Fui al herbario de la UGR para que me dieran más datos sobre esta planta, pero no lograron identificarla», comenta Consuelo. «Finalmente, hace dos años, un alumno oriundo de esa zona me dijo que podría tratarse del Árbol del Pie de Buda, cuyo deshoje se relaciona simbólicamente con la muerte –por aquello de desprenderse de la rama que le da la vida–».

Lata planchada del Ejército a modo de postal. ALFREDO AGUILAR

El 'arte postal', que así se llama esta disciplina, es un movimiento que surgió en 1962 gracias a la Escuela de Arte por Correspondencia fundada en Nueva York. «Aunque en realidad –aclara Vallejo– es anterior;tiene su origen en el dadaísmo a principios del siglo XX y en la mítica Lhooq de Marcel Duchamps, que hizo una postal dibujando un bigote en la cara de la Gioconda». Se trata de que alguien, que puede ser artista o no, realiza el envío de una correspondencia donde lo que prima es el acto en sí, el sentido de la comunicación. Es decir, prevalece la forma sobre el fondo. El continente sobre el contenido. «Aunque lo realmente importante –agrega Vallejo– es la intención».Normalmente para reflexionar sobre algún asunto desde el punto de vista plástico o para reflejar un momento político y social. En Latinoamérica se utilizaba este medio para denunciar la censura y la falta de libertad durante las dictaduras. Tanto es así que el poeta uruguayo Clemente Padín estuvo encarcelado por ello.

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Pioneros en Granada

En Granada, los pioneros en esta forma de expresión fueron Manuel Ruiz y Ángel Sanz. Después ya cogió el testigo Consuelo Vallejo, que habla con verdadera pasión de esta disciplina. «Me apasiona porque creo en la utopía de la democratización del arte, en que llegue a todos los sitios», confiesa Vallejo, que también atesora una importante producción como artista postal.

Cara a cara. ALFREDO AGUILAR

En los fondos que conserva Vallejo, todos escaneados, hay piezas singulares –normalmente pasando de las dos dimensiones del papel a objetos tridimensionales–. Una lata del Ejército planchada, una foto de una carnicería enmarcada en ganchillo, maderas talladas, collages que recrean puertas con cortinas y un paisaje nocturno o una tela bordada con un arlequín lorquiano. Y es que la quinta convocatoria de la Facultad de Bellas Artes versó sobre Federico García Lorca –se hizo una preciosa exposición en Fuente Vaqueros, por cierto, con todo el material que llegó–.

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Arte postal. ALFREDO AGUILAR

Aunque en varias ediciones se confirió libertad temática absoluta a los remitentes, sí ha habido otras sobre asuntos concretos.La cuarta, por ejemplo, fue sobre el editor y tipógrafo Emilio Sdun y la primera, con el lema 'Postdata Esperanza Recuerda', estuvo dedicada a la abuela de Consuelo.La actual, la séptima, que seguirá abierta hasta octubre, se titula 'Señalética'. Las creaciones se basan en señales tradicionales reinterpretadas para obtener un nuevo mensaje. Por ahora se han recabado doscientas –la cifra se incrementará en las próximas semanas–.

Con la hoja postal de Tailandia. ALFREDO AGUILAR

Hace diez años una tal Maite cogió del suelo una hoja en Tailandia y la convirtió en una postal. Una postal que guarda Consuelo Vallejo y que demuestra que en la vida no hay nada imposible.

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