El Niño de la Hipoteca, durante su actuación de anoche en Granada. J. J. G.

Guiu Cortés, para la ternura siempre hay tiempo

El Niño de la Hipoteca muestra su arte sobre el tablero con una soledad escénica tan sonora como una Big Band a todo trapo

Juan Jesús García

Granada

Sábado, 15 de enero 2022, 23:59

La camada de autores de los últimos años, algunos de tanto éxito como Rozalén, Andrés Suárez o El Kanka, otros en camino como nuestros Mundo ... Chillón, El Jose o Patricia Lázaro, a los que hay que sumar a Road Ramos, Carmen Boza, Funambulista, María Ruiz, Fran Fernández, Adriana Moragues, Diego Ojeda y un montón de etcéteras… se caracteriza por estar absolutamente libre de servidumbres, sean de estilo o de referencias. Nada como tener el mundo al alcance de un clic para no encasillarse.

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Y de todos ellos, acaso el más omnívoro haya sido El Niño de la Hipoteca, o Guiu Cortés como pone en su DNI, nombre que recupera para reconcentrase en sí mismo. Acaso un gran heterodoxo de cresta cheroke, camiseta de Metallica y sensibilidad a flor de piel en su doble vida solista. De hecho, asegura que con ENDH se ha ido «trazando un camino hacia el punk blando y el pop duro», que ahora quiere desandar en primera persona: «Lo que viene a ser el NDH en modo 'me he hecho mayor'», en sus palabras. Y para este ejercicio de concreción nada mejor que un recoleto y siempre tan entusiasta escenario como el de la activa Taberna J&J, nuestra 'Fídula', en la misma medida que La Tertulia fuese 'Libertad 8'.

Para un artista que se autoedita, autoproduce y autotodo su carrera, la soledad escénica es tan sonora como una Big Band a todo trapo. Su arte en el tablero es inapelable, juega con los espacios, los suyos y los del público, se apoya gestualmente con habilidad de actor, y genera un fluido bidireccional de notable voltaje, que son muchos los tiros pegados de todos los calibres. Eso sin mencionar la vis cómica y el sentido del humor que gasta, que en las distancias cortas maneja con facultades de veloz repentista causando hilaridad. Su voz golosa, aniñada y juguetona, suena sincera, y más en el nuevo repertorio que apunta hacia dentro hurgando introspectivamente.

Cortés, avanzaba hace ahora un año algunas canciones para este 'plan b minúscula'. Piezas como 'La Nana de las farolas', 'El Rey de la Noche' (dedicado a su padre), o 'El Villano más Malo' es material muy sensible, que deja espacio vital a la delicadeza y cierto romanticismo, recordando aquel título, tan revolucionario en estos tiempos, que rezaba: «para la ternura siempre hay tiempo». El resto del programa, obviamente, «habrá que rellenar, ¿no?», dijo, fue de su hipotecado alter ego colectivo, si bien en formato 'one band man' se redimensiona hacia adentro, permitiendo ver que en canciones como 'No te irás jamás', 'Pasando página', o las nuevas 'Frankestein' (con una letra imposible de memorizar) y 'Testamento' hay una gran delicia emocional que en ocasiones la caña grupal pudiera ocultar.

Durante un tema le acompañó el guitarrista Iván Ratón y prestó un rato de su tiempo para presentar en Granada a su compañera Sandra Bautista.

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