El músico peruano Claudio Constantini. F. P.
Claudio Constantini- Bandoneonista y pianista

«Granada sigue teniendo para mí un halo romántico y místico»

El peruano vuelve a Granada para rendir homenaje a Piazzolla en el centenario de su nacimiento, dentro del Festival de la Guitarra

Jueves, 29 de julio 2021, 00:57

El peruano Claudio Constantini cumple hoy 38 años y nació en Lima. Es uno de los músicos foráneos más directamente relacionados con Granada. Aquí tiene ... su casa de discos, IBS Classical, y aquí ha participado tanto en el Festival Internacional de Tango como en el Festival Internacional de Música y Danza, donde este mismo año dejó el recuerdo de una actuación memorable en el Corral del Carbón junto con la pianista Louiza Hamadi. Le faltaba el Festival Internacional de la Guitarra, donde también, por primera vez, va a actuar esta noche con la Orquesta Ciudad de Granada. Junto a su amigo entrañable Fernando Egozcue, y bajo la dirección del titular de la Orquesta Filarmónica de Málaga, José María Moreno, interpretarán un programa que homenajea a Piazzolla en el centenario de su nacimiento. La cita, a las 21.30 horas, en el Auditorio Falla, y las entradas están disponibles en redentradas.com.

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¿Cómo afronta el concierto de esta noche?

–Con muchísima ilusión, porque es la primera vez que vengo al Festival de la Guitarra, que toco con la OCGy hace mucho tiempo que no interpretaba este 'Doble concierto para bandoneón, guitarra y orquesta de cuerda' de Piazzolla. Además, me hace ilusión cumplir años sobre el escenario.

¿Qué opina sobre el Festival al que viene?

–Pues que Granada vuelve a estar en vanguardia y a apostar por eventos culturales de calidad. Es difícil pensar, al ver la cartelera, que este ciclo tenga solo cinco años de existencia. Está pensado a lo grande, y se nota.

«Es difícil pensar, al ver la cartelera, que este ciclo tenga solo cinco años de existencia. Está pensado a lo grande, y se nota»

¿Cómo es este 'Doble concierto' de Piazzolla?

–Fue compuesto por encargo de la ciudad de Lieja, en Bélgica, por eso en el subtítulo se llama 'Homenaje a Lieja', y allí se estrenó. Sin embargo, muy pronto trascendió ese encargo concreto, porque es una obra compleja, donde el bandoneón y la guitarra tienen un gran lucimiento, sobre todo al principio, cuando están solos. Luego, la orquesta les secunda y se crea un clima musical muy bonito, muy lírico, por encima de un ritmo muy marcado, con esos efectos de percusión que hace la cuerda, ya que no hay percusión en la plantilla de esta obra.

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Piazzolla, el asesino del tango que lo volvió del revés...

–Sí, qué habría sido del tango sin él... Siempre pienso que con él ha ocurrido como con tantos movimientos que rompen los límites de lo establecido, y que, en el punto de partida, tienen muchos detractores. Esto le ocurrió no solo a Piazzolla, sino a Stravinsky, a Prokofiev y a tantos otros. Con el paso del tiempo, hemos llegado a calibrar lo que su trabajo supuso para el tango, y para la música en general.

Usted también es compositor. ¿Ha sentido alguna vez esa soledad de quien abre caminos?

–Hoy las influencias se entrecruzan, y es difícil que a un compositor le ocurra lo que a Piazzolla, sobre todo en el ámbito en el que me muevo, que parte de una concepción clásica y que se ve fuertemente influida por la música popular o el jazz. Gershwin, Ginastera o el mismo Piazzolla me precedieron, a mí y a muchos compañeros, en esta concepción sonora. Mi música nace de la necesidad de expresar emociones, texturas y sensaciones, pero no me considero un innovador.

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Influencias

La influencia de Gershwin está muy presente, por ejemplo, en las 'Summertime variations' que grabó para IBS...

–Claro, yo parto de Gerswhin en esa pieza, y en ella están presentes los colores norteamericanos del jazz, sobre todo en la armonía. Me gusta tender puentes entre distintas culturas musicales y tradiciones, recreándolas a mi manera.

Si tuviera que elegir entre el bandoneón y el piano, ¿con qué instrumento se quedaría?

–Es imposible que elija. Son dos instrumentos muy distintos. Hay puntos de encuentro en el repertorio, y a veces intento cruzarlos, tocando música clásica con el bandoneón y música popular con el piano, cuando lo normal es lo contrario. Son dos expresiones distintas de mi ser. No puedo elegir entre respirar o comer: para mí, ambos son necesarios.

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¿Sería necesario, en ocasiones, borrar las fronteras que se trazan entre estilos tan próximos?

–Creo que sí. Esta discusión viene de largo. He escuchado hablar a grandes músicos sobre ello. Y es complejo, porque necesitamos, para ordenar las cosas en nuestra mente, encontrar cajitas para ubicarlas. Y esto ocurre con la música. Es normal que se catalogue. También hay quien dice que la música se divide en buena y no tan buena. Para mí, la música es un lenguaje de unión entre las personas a través de la consciencia, más allá de cualquier etiqueta. El mensaje puede ser el mismo en una sinfonía o en un bolero.

Granada y su inspiración están presentes en su vida.

–Para mí, Granada es una de mis ciudades preferidas. Pienso que está entre las más bonitas del mundo. Apenas llegué a España, nueve años atrás, en esta ciudad se me escuchó por primera vez cuando vine a exponer mi primer proyecto discográfico. Que alguien te acoja, te escuche y te entienda como me entienden Paco y Gloria, de IBS, es fantástico. Cuando vine a grabar la integral para piano de Debussy –que algún día finalizaremos–, me sentí como el propio Debussy cuando recibió la postal de Falla, y creé una idea, si quiere, romántica o mística de esta ciudad, que aún mantengo y me acompaña.

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