Granada y sus 'Noches Espaciales' en órbita cercana
Una magnífica oportunidad para olvidarse por un rato de las noticias del virus y más con un programa de grupos que hacen de la frescura, el color y el optimismo su bandera
Juan Jesús García
Granada
Viernes, 4 de septiembre 2020, 00:44
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La suspensión del Zaidín ha hecho que sea muy extraño este comienzo de septiembre, así como la caída en cadena de los grandes festivales ... de la ciudad. Pero algunos, como ocurre con el Granada Sound en una semanas y el En Órbita, pospuesto desde mayo en primera instancia y finalmente cancelado, se han reconvertido en conciertos compatibles con la ley en cuanto a aforo, duración y todos los requisitos sanitarios. Las Noches Espaciales han sido el resultado de comprimir en frasco pequeño parte del cartel original preparado para la pasada primavera. Una magnífica oportunidad para olvidarse por un rato de las noticias del virus y de los multimillonarios futbolistas disidentes, y más con un programa de grupos que hacen de la frescura, el color y el optimismo su bandera.
En la post novísima nueva normalidad, como en la lotería de Navidad, la salud es lo primero, y así la organización tomó las preceptivas cautelas sanitarias que exigen las cambiantes normas. Tantas que se ralentizó la entrada del público (menos de las 300 personas reglamentarias) que llenó al fin el 'patio de butacas', instalado tras cuadricular geométricamente con escuadra y cartabón el espacio disponible y contar con acomodadoras y seguridad.
La primera noche arrancó ayer a la caída de la tarde en el Carmen de los Mártires. Y si la música y es la protagonista de estos días, no lo es menos la privilegiada perspectiva de la ciudad desde su mirador, y luego la impresionante puesta de sol que compitió en protagonismo con Las Dianas, el grupo inaugural de estas noches espaciales y especiales. Tres espectáculos por el precio de uno.
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Las Dianas por ahora siguen siendo el grupo más joven que pisa los escenarios granadinos (a la espera de las promociones Gabbahey), y tienen en su desparpajo y naturalidad muchos puntos en común con las madrileñas Cariño que vendrían después. Nada hay impostado en lo suyo, suelto y ligero, haciendo de la impericia arte menor con desbordante juventud y gracia. Canciones como, 'Olvídame', 'Te quiero...lejos' o 'Soy Libre' (¡que casi parecen capítulos consecutivos!) son buenos ejemplos de su burbujeante pop postadolescente, rematado en plan 'cañoroto' liviano con una versión de 'A tu vera' que pondría el moño de punta a las tonadilleras de Canal Sur, más que nada por su desacomplejada lectura que casi invierte el servil sentido original.
Los Beach Boys de Velilla
Tras ellas un rápido cambio de escenario no dio lugar a que el personal, confinado en sus propias sillas, se aburriera y decidiera saltarse el estatismo obligatorio. Y así asomó el Colectivo Da Silva, la penúltima sensación de la ciudad. Un grupo que al principio de todo apuntaba alto, mucho, a un sonido interestilístico complejo, elaborado y ambicioso. Pero en algún momento debieron caerse en la marmita de los colores primarios y cuando salieron parecían otros, en forma y fondo. Así mutaron en una cuadrilla en technicolor desvaídamente retro, como sacados del una película de Super 8 sobre el desarrollismo sixtie de cuando las míticas suecas. ¡Su vídeo 'Bolitas' parece la versión Epson del que hiciera Dylan para 'Subterranean Homesick Blues'!
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Han recortado su potencial instrumental (que dejan salir ocasionalmente en los desarrollos y sutilmente en armonías y arreglos) y usan una voz pretendidamente meliflua para contar candorosas historias de juvenil júbilo estival, en sesteantes piezas no exentas de humor y segundas intenciones. Si no existiese ya el término habrían inventando la 'canción del verano', o 'para el verano', como una suerte de Beach Boys de Playa Velilla. Chico Blanco fue su estrella invitada.
Fresa ácida
A su hora en punto, que todo en este triplete se ha llevado con claqueta, debutaron por aquí las chicas de Cariño. En su momento su ligero y elemental pop electrónico fue llamado 'tontipop', en este caso generacionalmente puesto al día pero igual de piruletero. María, Paola y Alicia fabrican canciones saltarinas y fiesteras, como tabletas de chicle de fresa (ácida), juguetonas y desinhibidas para hacer globitos con alegría, ritmos optimistas y letras suavemente irónicas de inquietudes y léxico postmillenial. Tan naïf como punk Feber. Se unen a ese continuo que tuvo en Aerolíneas Federales unos pioneros, y luego a grupos como Fresones Rebeldes entre otros alegrando la fiesta. Que eso sí que lo hacen bien. ¿Y a quién le amarga un dulce?
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