«Para mí, Granada es 'Caníbal', pero también embrujo»
El malagueño, ganador de dos Goyas, debuta en el teatro en Granada con 'Un hombre de paso', una cruda obra que se podrá ver en el Isabel la Católica
Viernes, 6 de mayo 2022, 00:19
El malagueño Antonio de la Torre (1968), es uno de los valores más seguros de la escena española. Periodista en sus primeros años profesionales, ganador ... de dos Premios Goya y cinco de la Unión de Actores, se acerca a Granada por primera vez como actor de teatro para presentar 'Un hombre de paso', una dura obra en torno al Holocausto, donde incorpora a Maurice Rossel, un miembro suizo de la Cruz Roja que silenció el drama de los campos de exterminio nazis.
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–¿Cuál es el punto de partida de la obra?
–Es un texto casi documental, basado en la entrevista que le hizo Claude Lanzmann, el autor de 'Shoah', a Maurice Rossel, que emitió unos informes muy favorables sobre los campos de concentración. A la muerte de Rossel, puesto que no debió dar autorización para que se publicara estando él vivo, se pudo ver esa entrevista, que tituló 'Un vivant qui passe', que es como le llamaron los prisioneros que le vieron deambular por Auschwitz. En la obra, el personaje del entrevistador es una mujer, a quien llamamos Anna Rossi, y trasladamos la entrevista a un hotel. Además, introducimos un tercer personaje, Primo Levi, gran narrador del Holocausto y superviviente de este, quien asiste a la entrevista intrigado por la versión de los hechos que da Rossel.
–Entonces, ¿qué parte de ficción y qué parte de realidad hay en 'Un hombre de paso'?
–Salvo el encuentro y el personaje al que se cambia el sexo, todo es real, ya que todas las frases que ponemos en boca de las protagonistas las dijeron. Ponemos sobre las tablas unos hechos tan reales como trágicos.
–Mirar para otro lado fue, en un momento determinado, una seña de identidad de determinados países. Y luego hay casos como el de Waldheim, un nazi al frente de la ONU...
–Bueno, es un asunto complejo. La opacidad de Suiza en determinados momentos es algo conocido. Para mí, es un país bonito, y mientras estamos hablando llevo un reloj suizo que me regaló mi hermano en la muñeca... (sonríe). Y el caso de Waldheim indica precisamente que mucha gente normal, como usted y yo, hicieron posible con su actitud que el Holocausto tuviera lugar. En el fondo, Roussel fue uno de los nuestros:un médico rural, muy querido, un señor cabal que no quiso ver el horror.
–Porque el miedo es libre.
–Claro. Además, el personaje es muy particular, porque con veinte y pocos años casi se coló en Auschwitz, y solo vio a prisioneros de guerra, puesto que para los nazis, los judíos no eran tales.
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–El nazismo, casi un siglo después, sigue siendo la referencia de la maldad.
–Nos reconforta pensar que Hitler fue un diablo, pero era un ser humano, igual que lo es Putin. La gran enseñanza que podemos extraer de la obra es que la historia demuestra que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor.
El horror
–¿Ha visitado Auschwitz?
–Sí, en 2009. En un día nebuloso. Y la verdad es que pone los pelos de punta. Nunca debió ocurrir, pero leer a los supervivientes como Primo Levi, que cuenta su historia en 'Si esto es un hombre', te reconcilia con el ser humano. En el horror sale lo mejor del ser humano.
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–Usted fue periodista, y la coprotagonista de la obra también lo es. ¿Qué opina del devenir de la profesión?
–Pues como en todas las profesiones, hay personas con ética y personas que carecen de ella. Hay quienes aman su trabajo y quienes no. Pienso, como Kapuczinski, que el periodismo no es un trabajo para cínicos, y que la autocensura, que es la peor de las censuras, no debiera tener cabida en esta profesión. Al final, es una cuestión de moral, algo aplicable en todas las facetas de la vida. Como me dijo Pepe Mujica, a quien interpreté en una película, la libertad hay que pelearla día a día.
–¿Cómo ha sido el reencuentro con Martín Cuenca, que le dirige en este montaje?
–En realidad, no ha habido reencuentro, porque Manuel es una persona imprescindible en mi vida. Siempre está ahí. Es mi familia, y hasta que la muerte nos separe... (Risas).
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–Estrenaron en enero, ¿qué tal ha sido el periplo hasta ahora?
–La verdad es que muy bien, con llenos tanto en Sevilla, como en Madrid, y luego en las ciudades por las que hemos pasado. Para mí, va a ser un reencuentro con el personaje después de un mes y medio sin hacerlo, ya que acabo de llegar de rodar una película en Chile.
–Para usted, ¿Granada es 'Caníbal' o mucho más?
–Granada es, por supuesto, 'Caníbal', porque fueron dos meses muy intensos de rodaje, pero también es embrujo. Es una ciudad que me apasiona, a la que vuelvo cada vez que puedo. Además, tengo muchas ganas de actuar en el Isabel la Católica, un teatro que no conozco, pero que es muy bonito, según me cuentan.
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