María Asunción Mateo, profesora y viuda de Rafael Alberti, inaugura mañana el Congreso Internacional que sobre su figura se desarrollará en Granada. IDEAL

María Asunción Mateo | Profesora de literatura y viuda de Rafael Alberti

«Granada para Alberti era Federico; nunca superó la pena por su muerte»

Este lunes inaugura en Ciencias de la Educación el Congreso Internacional dedicado al centenario de la publicación de 'Marinero en tierra'

Sábado, 9 de noviembre 2024, 23:57

María Asunción Mateo (Valencia, 1944) era una joven profesora de literatura cuando un día, en Baeza, con ocasión de un homenaje a Antonio Machado, se ... cruzó en su vida el poeta gaditano Rafael Alberti. Lo que para algunos podría parecer un abismo de tiempo –42 años– les separaban. Pero acortaron la distancia a base de un amor que hoy permanece inalterable en el corazón de esta mujer que hubiera preferido, según confiesa, mantenerse tras la muerte del poeta en el mismo segundo plano en el que estuvo mientras Alberti vivía. En sus memorias, 'Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair' (Berenice), ya dijo todo lo que tenía que decir a quienes la calumniaron. Mañana inaugurará con una conferencia el gran congreso internacional que se desarrollará hasta el miércoles 13 en torno al centenario de 'Marinero en tierra'.

Publicidad

¿Qué significa para usted este evento, y el hecho de que tenga lugar en Granada?

–Para mí es una alegría inconmensurable, y estoy muy agradecida al trabajo desarrollado por Remedios Sánchez para ponerlo en pie. Creo que es un homenaje necesario a uno de los grandes poetas de la literatura universal, como ha dicho Gimferrer. Es un acto de justicia. Para Rafael, Granada era Lorca, y nunca superó la muerte de su amigo. Él fue el poeta que más escribió sobre Federico, tanto en prosa como en verso.

Reivindicar hoy a Alberti, ¿es tanto un acto de valentía como de justicia contra quienes quisieron ensuciar su nombre?

–Creo que sí, porque la figura de Alberti trasciende la historia de la literatura. Otros muchos no trascenderán, por más que escriban y publiquen. El genio de Rafael está por encima de todo. No creo que su nombre esté sucio; determinadas personas sí que le faltaron al respeto, pero es problema de ellos. Mi marido está presente todos los días en los medios de comunicación. Se canta 'La paloma'; se habla sobre su obra a cualquier hora; se le cita en tertulias de todo tipo, incluyendo las políticas...

¿Cómo era ese ser humano con quien usted convivió?

–En mi libro lo describo. Era una persona machadianamente buena, como también lo era María Teresa León. Los que les conocieron destacaron su solidaridad, su compromiso y sus firmes convicciones. Ambos son personajes claves en la historia política reciente de España, por mucho que quizá los jóvenes no lo sepan. Hasta el último segundo de su vida, independientemente de los vaivenes que experimentó su partido, siempre dijo que era comunista de corazón. Y también dijo una frase genial que me gusta recordar, y que ahora cobra una actualidad inusitada: «Un carné de partido no es un carné de conducta».

Publicidad

RESPONSABILIDAD

«Me he llevado disgustos de puertas afuera, pero con él pasé los años más felices de mi vida»

Ciertamente, hay muchas frases suyas que han trascendido, al margen de su extensa obra.

–Así lo pienso. Cuando dijo: «Me fui con el puño cerrado y he vuelto con la mano abierta», en señal de concordia, resumió la España que se estaba construyendo tras la muerte del dictador. Respetó la Constitución, cumplimentó a los reyes... Aunque fuera comunista, siempre aceptó el marco que los españoles nos dimos, porque pensaba que era el momento de construir, no de destruir. Fue siempre consecuente con sus actos.

¿Y en la convivencia cotidiana, cómo era?

–Extremadamente cariñoso y desprendido. Nunca le vi ligado a lo material; siempre tuvo el dinero justo para vivir, y poco más le importó. Era la persona más normal, sencilla y humilde que pueda usted imaginar. Quedé asombrada cuando algunos periódicos dijeron después de morir él que yo había heredado 3.000 millones de pesetas –18 millones de euros hoy–. Todo lo que realmente ocurrió está contado y documentado en el libro, así que no quisiera entrar en polémicas. Yo soy solo la mujer que ha amado a Alberti y que se casó con él, por decisión de ambos. No voy a entrar en la historia. Pero él sí.

Publicidad

Inspiración

¿De dónde venía su inspiración?

–Creo que era un don divino. Lo mismo escribía sobre los ángeles que las 'Coplas de Juan Panadero' o un terceto por soleares. Una persona que vive casi 100 años tiene unas fuentes de inspiración inmensas. Además, le interesaba todo: la pintura, la escultura, los museos, el teatro... Era un humanista, un hombre del Renacimiento, como se suele decir. Quizá le pueda sonar a exageración todo lo que digo, pero es que sigo siendo una mujer enamorada.

COHERENCIA

«Aunque fuera comunista, Rafael siempre aceptó el marco político que nos habíamos dado»

¿Cuál fue la mayor debilidad de Alberti?

–Sus grandes pasiones siempre fueron el mar y la pintura. Su mayor debilidad, quizá, fue ser sensible a la belleza, en el sentido más amplio de la palabra... (risas). Siempre tuvo una sensibilidad especial. Podríamos estar ambos mirando la misma cosa, pero él siempre veía algo distinto. En lugar de dejarme esos presuntos 3.000 millones de pesetas, me gustaría haber heredado de él su extrema sensibilidad para ver lo que hay alrededor.

Publicidad

¿Y el secreto de su juventud interior?

–Una vitalidad desbordante. Le sacaba algo bueno a todo. Si llovía, porque llovía; si hacía calor, porque lo hacía. Yo que tenía 42 años menos que él podría estar asándome, pero él siempre le sacaba el lado bueno a todo lo que la vida le ofrecía.

Desde luego, no se aburría con Rafael.

–No pudimos llevar una vida sosegada hasta los últimos años. Siempre estábamos viajando. Él lo llevaba estupendamente, pero yo acababa reventada... (risas). Y además, se molestaba si cuando llegábamos a un acto en que todo el mundo estaba de pie, le ofrecían una silla para sentarse «para estar más cómodo», con toda la buena intención.

Publicidad

¿Le ha pesado el papel de custodia de su legado?

–Alguna vez sí, pero es como lo de ser ministro, va en tus obligaciones. Nunca pensé casarme con Rafael, de cara a la calle me he llevado muchos disgustos, pero estoy feliz de haber pasado con él los años más felices de mi vida.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad