Granada abraza fuerte a Maná

La banda de Guadalajara, Jalisco, ha alcanzado unas cotas de éxito y universalidad sin parangón en el rock cantado en español. Todo el mundo guarda un puñado de recuerdos asociados a alguna canción del cuarteto (elevado aquí a septeto, sumando otra guitarra, un teclista y un percusionista). Calimochos playeros, discotecas cutres, aquel primer beso… Una pista: más de la mitad del repertorio surcó por los años noventa.

Sí, se notó que Granada tenía pendiente una noche nostálgica con Maná. El líder, Fher Olvera, luce aún una ondulada y brillante melena a sus 64 años. Y mantiene sus seculares agudos; ese timbre de pífano ante el que no queda otra que enamorarse y claudicar.

El material más reciente del que tiraron los conquistadores aztecas data de hace ya dieciocho años. Ese arranque a medio tiempo con 'Manda una señal' o el culebrón de 'Labios compartidos'. ¿El resto? Fondo de catálogo. La prueba empírica de que no hace falta grabar nuevos discos cuando existen dos decenas de composiciones que reverberan entre una muchedumbre intergeneracional.

El espectáculo basculó entre el rock con refregón latino, los chispazos de 'reggae' y la balada carnosa, todo ello aderezado con rimas románticas y ráfagas de literatura ecológica. Un 'show' televisado 'in situ', con una gran pantalla al fondo del escenario, otras dos verticales a los lados y cuatro cuadros en la parte superior centrados en los cuatro Maná. A la segunda, con la cadencia jamaicana de 'De pies a cabeza', el cantante introdujo el guiño local con picardía en la letra: «¿Quién te hará el amor… en Granada?». Alusiones que se repetiría con insistencia, como en 'Hechicera'.

«Buenas noches, Granada. Los andaluces son alucinantes. Nuestros corazones los extrañaban», anunció Fher, antes de presentar la esperada 'Corazón espinado': «Esta canción está sabrosa para bailar. Se la escribí a Carlos Santana». Tremendo Sergio Vallín a la guitarra.

A un paso, la vigente preocupación medioambiental de '¿Dónde jugarán los niños?', momento en el que se coló en escena un elefante de cartón piedra de dimensiones reales. «España es un país diverso. Tiene sierra, mar, ríos», señaló el vocalista, apelando a la cordura de gobiernos y multinacionales.

La diferentes formulaciones del amor han alimentado siempre el imperial cancionero de Maná. Y esta temática universal todavía impacta en receptores que inflaron el pecho para entonar aquello de 'Vivir sin aire'. Olvera alardeó de no usar uno de esos monitores con los textos en cascada, pero lo cierto es que no se guardaron los ingredientes de los grandes conciertos, desde el efectista solo de batería al 'set' acústico. La vía popular, por supuesto, avivó el ambiente: la sentimentalidad mariachi de Juan Gabriel en 'Se me olvidó otra vez' y la mutante lectura de 'El rey', del rancherista José Alfredo Jiménez, entre la síncopa antillana y el rock duro.

A partir de aquí, la pisada de acelerador sin tregua hasta el final. El golpeo de baquetas de Álex 'El Animal' González en 'Oye mi amor' animó el coro 'chingón' de Granada. Y tras el contoneo de 'Te lloré un río', todo a punto para un último bis con las inevitables 'En el muelle de San Blas', 'Clavado en un bar' y 'Rayando el sol'. Imposible no sonreír ante el reencuentro y con la simpatía del entrañable Fher. Granada abrazó muy fuerte a Maná.