El glorioso triunfo de Francisco Ayala

El origen de esta publicación –que dedica a Rafael Juárez, primer director de la Fundación Francisco Ayala, y a su sucesor, Manuel Gómez–, hay que buscarlo en el ciclo que la Diputación de Granada dedicó a Francisco Ayala en febrero de 2019 y al que Vázquez Medel le fue dando forma a caballo entre Nueva Delhi y Sevilla, de septiembre de 2019 a julio de 2020. «La idea de recoger algún texto significativo de Ayala salió de este ciclo; ya que no había ninguna edición crítica, se decidió que fuera del 'Glorioso triunfo...', un relato breve pero tremendamente rico en contenido que fue el último libro que presentó Francisco Ayala, siete meses antes de su muerte, con motivo del homenaje que se le rindió en la Biblioteca Nacional al cumplir 103 años».

Vázquez Medel, que acompañó al escritor granadino en sus dos últimas décadas, e incluso le visitó acompañado por su mujer, una semana antes de su fallecimiento, se ha convertido en uno de los mayores especialistas sobre la obra ayaliana, tanto de su ensayística como de su 'poética', como le gustaba denominar a su creación literaria. En las ocasiones en que le han consultado por dónde empezar a leer a Ayala, ha recomendado hacerlo por 'Los usurpadores', 'La cabeza del cordero', 'El jardín de las delicias', del que este año se cumple el 50 aniversario de su publicación, y «por supuesto, 'Glorioso triunfo...'».

Para Vázquez Medel Francisco Ayala es un modelo de escritor ejemplar, digno de imitación, «poseedor de una sabiduría perenne comparable al sabio Sendar del relato pero también al príncipe Arjuna por su conformidad ante la fatalidad de la muerte siendo ese el glorioso triunfo de Francisco Ayala».

Para entender el relato hay que remontarse a enero de 1957, cuando Ayala tenía 50 años. Buscando 'alejamiento y olvido' emprende un largo e importante viaje a Oriente que le llevará a Estambul, Beirut, Bagdad y Teherán. Posteriormente, en 1980 cuando se encontraba en el aeropuerto de J.F. Kennedy de Nueva York, se le acercó «una bella muchacha hindú» que le ofreció un libro sagrado ilustrado que fue lo que «sirvió de acicate» a su imaginación para este texto. El propio Vázquez Medel le preguntó si este no era un recurso cervantino, a lo que Ayala respondió que ese encuentro fortuito se produjo en realidad y que se trata de un «relato madurado durante toda su vida».

Con anterioridad el texto de Ayala protagonizado por el príncipe Arjuna (nombre que significa 'Claro como el color del amanecer'), se había publicado en 1980 en el número 23 de la revista Nueva España, nº23, editado por el Ministerio de Cultura con el título 'Triunfo glorioso...' y dos años más tarde en el libro 'De triunfos y penas' (Ed. Seix Barral) donde ya el título es el definitivo, el adjetivo delante dando énfasis al sustantivo. Como publicación independiente vería la luz por primera vez en mayo de 1997 como primer número de 'Cuadernos literarios de la Placeta', año en el que Huelva le dedicó su Feria del Libro. En el homenaje que le realizó en la Biblioteca Nacional el 16 de marzo con motivo del 103 aniversario se presentó la edición limitada de 'Glorioso triunfo...' ilustrada por Juan Vida. En ella se indicaba que se trata de «un relato escrito por Francisco Ayala en plena madurez literaria, señalado por la crítica como clave de bóveda de su obra narrativa».

Un relato en el que llama la atención la ausencia del humor y la ironía tan presente en otras obras ayalianas, dividido en cuatro capítulos en los que presenta la vida como sueño, como juego, como dilema, y finalmente el precio de la victoria, del que Vázquez Medel afirma «no se puede decir más en menos espacio. Este es de los textos más ayalianos. En él el preceptor que lo animó a la batalla, muere. Arjuna no tiene deseos de poder, deja el trono y se retira al desierto».

En su estudio introductorio recoge las principales aportaciones de la crítica, como es el caso de T. Mermall, que considera este relato como «testamento político-moral de Ayala» y «síntesis de las ideas políticas del escritor granadino». Rosa Navarro, que lo calificó como «fábula moral», Nelson R. Orringer, que lo cataloga como «cuento filosófico», y para el autor del presente estudio, para quien es «síntesis de la cosmovisión ayaliana».

Igualmente, Carmen Blanes le dedica un capítulo de su monografía 'El jardín barroco en los relatos de Francisco Ayala', para estudiar la ética y el poder en el mismo, y Ángeles Prado analiza la conexión del relato con Cervantes, las religiones orientales, el tema barroco del sueño y Schopenhauer.

Inmaculada Murcia se detiene en la influencia de este último en la obra ayaliana. Por su parte Elena Barroso lo considera uno de los textos de Ayala con mayor intensidad poética y lírica. En esta relación Vázquez Medel también incluye a sus «dos queridos amigos ayalianos», Antonio Sánchez Trigueros y Antonio Chicharro. El 16 de marzo celebrarán la efemérides con una presentación y una lectura dramatizada de este relato del que «quedan numerosas cuestiones por plantear y debatir en torno a este hermoso cuento moral», reto que lanza a los jóvenes investigadores.