Filarmonía, la orquesta que muestra el pulmón sonoro de Granada
La formación que dirige Ricardo Espigares, que cumple su décimo aniversario, nació de una reunión de amigos en un bar, y por ella ha pasado la cantera de músicos de la provincia
Hace diez años era poco más que un proyecto esbozado sobre la mesa de una cafetería. Hoy, la presencia de la Orquesta Filarmonía Granada es ... imprescindible para entender el mapa sonoro de la clásica en la provincia, una vinculación global que su director, Ricardo J. Espigares, lleva a gala. «Igual se nos puede ver en un concierto del Festival Guadix Clásica, que en uno del Festival de Huéscar, que en una producción de ópera de Juventudes Musicales de Granada, en nuestro Concierto de Año Nuevo en el Auditorio Manuel de Falla o en un concierto del Festival de Música y Danza», destaca. Ciertamente, sin la formación al frente de la cual se encuentra el joven maestro no estaría completo el panorama de la música culta, un panorama que ha evolucionado grandemente en las últimas décadas, desde aquel momento en que se creó la red de orquestas profesionales españolas teniendo que echar mano para conformarlas de un buen número de músicos de fuera, esencialmente del centro y el este de Europa, una opción que hoy sería innecesaria.
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«Esta es una orquesta joven, pero profesional. En estos diez años de trayectoria, hemos cambiado mucho», asegura Espigares. «Desde que comenzáramos con los encuentros periódicos en Guadix, donde a veces vivimos en cuevas –éramos unos críos, todo nos parecía bien–, Filarmonía ha sido el punto de encuentro para un grupo de músicos que buscábamos tener nuestro propio hueco en el contexto provincial y andaluz. Nunca hemos sido una orquesta puramente formativa, sino de profundización en determinados repertorios, y sobre todo, de creación en los componentes del hábito de la concertación, algo que no siempre es posible para muchos de ellos».
En este tiempo, muchos nombres que luego han sido muy importantes para entender la actualidad musical de la provincia, como el de Darío Tamayo, ahora director del Festival de Música Sacra e integrante de Íliber Ensemble, han desarrollado proyectos en el entorno de la formación. Paralelamente, se han organizado actividades de gran éxito, como el Curso de Dirección de Orquesta con el maestro Enrique García Asensio –director honorífico de la formación–, al que acudieron jóvenes maestros de toda España.
Siguiendo el consejo que un día le diera el gran director Juanjo Mena, Espigares ha intentado, en la medida de lo posible, que Filarmonía creciera tocando repertorio «grande», no música fácil, con todos los respetos. Como afirma Israel Ruiz, violista y cofundador de la orquesta, «se unieron las ganas de todos para crear un proyecto que toma su nombre de algunas orquestas europeas de características similares a la nuestra».
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«La opción de ser Capital Cultural de Europa ayudará a que la música crezca en Granada», dice el maestro Espigares
Sobre la organización interna, asegura que esta iniciativa es transversal. «Cada uno tiene su papel, pero nadie es más que nadie», añade. «Siempre hemos buscado profundizar en la música desde una perspectiva cercana, y esto es algo que se refleja en el leit motiv de nuestro aniversario, donde resaltamos nuestras tres características: música, amistad y encuentro», tercia Espigares. Esto ha dado como resultado cierta capilaridad en la composición de la plantilla. «Si alguien iba a tocar o a recibir un curso a Alemania, por ejemplo, se traía a varios amigos que participaban en la siguiente concentración», señala el maestro.
Desde que ofrecieran su primer concierto el 20 de febrero de 2015 en el Auditorio de Caja Rural Granada, con obras de Arriaga, Bach, Haydn y Turina –como propina–, Filarmonía ha atraído la atención de grandes maestros. «Recuerdo un ensayo con García Asensio y Gómez Martínez oyéndonos la 'Séptima' de Beethoven. Sin presión», dice con humor Espigares. La primera orquesta tuvo poco menos de 30 músicos, y hoy se reúnen en torno a 60. Casi 40 encuentros y ciclos de conciertos avalan su honradez. Han estrenado obras de autores de la tierra, como Torcuato Tejada. Y están, sobre todo, al servicio de la música en Granada. «Creemos que la candidatura a Capital Cultural de Europa en 2031 puede ser un marco magnífico para que la clásica crezca, porque público hay de sobra», dice el director.
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