Zimmermann y Perianes, pasión por la música a dúo

Espectacular fue el arranque, con esa 'Fantasiestücke, op. 73' de Schumann. Desde el delicado primer movimiento, hasta el raudo final 'con fuego', que tocaron prácticamente uniéndolo con el segundo. Y la maravilla continuó con la 'Sonata en mi bemol, op. 120' de Johannes Brahms. Sus dos 'allegro' son una de las páginas más bellas de la música romántica, y ambos –de negro riguroso, como procede– ejecutaron sendas piezas con una maestría indudable. Es todo un placer observar cómo Zimmermann es capaz de hacerse uno con su instrumento, cómo sigue con la cabeza el compás de su 'partenaire'. Si con orquesta es un espectáculo, en la música de cámara es una diosa. Menudo aplauso se llevaron los dos antes del descanso.

Tras la parte centroeuropea del concierto, llegó la española. Y en ella, de nuevo, tras Guinjoan con Perianes en solitario, Mauricio Sotelo, con la bulería para viola de 'Muros de dolor', una pieza que entra como un inapelable taladro en los oídos y casi empuja los pies. Magistral la intérprete en la parte inferior del diapasón y dando vida al arco. Más entusiasmo, más bravos. En el tramo final, los dos juntos de nuevo, para versionar las 'Siete canciones' de Falla y finalizar con 'Le grand tango' de Piazzolla. Pero los grandes de verdad, anoche, fueron ellos dos.