Noche de exquisiteces en Arrayanes con Ian Bostridge como estrella
'Psyché' de Manuel de Falla sonó un siglo después de su estreno, y las canciones de Britten hicieron las delicias de un público que llenó el espacio
El Patio de los Arrayanes se abrió y se llenó anoche con un concierto que verdaderamente es la pura definición de la 'delicatessen'. Un ensemble ... de la Orquesta Ciudad de Granada en el que se incluyó la presencia de su concertino, Birgit Kolar, acompañó la actuación de nada menos que cuatro solistas vocales –algo poco habitual– encabezados por el tenor británico Ian Bostridge, quienes ofrecieron un recital en el que se incluyeron obras de Manuel de Falla y Benjamin Britten. Del más granadino de los gaditanos, abrió la velada la interpretación de 'Psyché', una pequeña joya de menos de seis minutos, con base mitológica trasladada al Peinador de la Reina, compuesta en Granada en 1924 y estrenada en Barcelona un año después. Estupenda la mezzo Ketevan Kemoklidze, vestida de rojo, al interpretar esta canción que invita a la princesa, amante de Eros, a abandonar el lecho y volar en libertad.
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Tras el singular aperitivo, el público se sumergió en la obra de Britten, con los arreglos de cinco 'Geistliche Lieder' de Johann Sebastian Bach, que cantó el barítono Mauro Borgioni. Ecos de la profunda espiritualidad del genio de Eisenach, el ansia de trascendencia y la recepción de la muerte como una amiga que visita un alma feliz que da las buenas noches al mundo, dan lugar a piezas conmovedoras, que Borgioni supo reflejar con una dicción y una fuerza vocal notables.Otro tanto hizo el contratenor Tim Morgan con las cuatro piezas de Henry Purcell, algo más irregular en su interpretación, pero con una respuesta aceptable en los momentos clave. Contratenor y barítono interpretaron a dúo con acierto la alegre 'Sound the trumpet' para finalizar la primera parte.
El público esperaba la aparición de Bostridge, la estrella de la velada, pero esta se demoró hasta la segunda parte, precedida de una pausa de apenas cinco minutos, donde se interpretaron los 'Cánticos' de Britten. El británico, firmemente asido al piano, comenzó en solitario con 'My beloved is mine', la declaración de amor sin condiciones de una mujer hacia su amado. Estupenda esa languidez aparente que sin embargo es pura elegancia. El segundo cántico, de raíz bíblica, 'Abraham and Isaac', interpretado primero de espaldas y luego de cara al público por Bostridge y Morgan, con buen empaste en las voces. Los músicos de la OCG aparecieron en 'Still falls the rain –The Raids, 1940, Night and dawn'. Luego, los tres solistas varones se convirtieron en los Reyes Magos en 'The journey of the Magi' y Bostridge terminó solo con arpa y piano en 'The death of Saint Narcissus'.
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