J. Obregón (violonchelo), D. Ares (clave) y P. Prieto (violín). Ramón L. Pérez
Crítica

El clave de J. S. Bach: la auténtica música

José Antonio Lacárcel

Sábado, 8 de julio 2023, 23:47

La tarde de calor agobiante tenía como contrapartida el fresco agradable del que se podía disfrutar en el auditorio del Centro Manuel de Falla. Lugar ... idóneo para paladear la música de Bach que se nos ofrecía en un programa de lujo. Dos conciertos para dos claves con acompañamiento de cuerda; dos conciertos para tres claves y al final concierto para cuatro claves, todo ello del gran J. S. Bach. El último de los conciertos con origen en Vivaldi como uno de los más hermosos de L'Estro Armonico del gran veneciano.

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La sala B del auditorio registró lleno, con un público muy respetuoso y cálido en su respuesta a la gran actuación de todos los instrumentistas, encabezados por el gran Pierre Hantaï, a quien acompañaban también como clavecinistas Diego Ares, Ignacio Prego y Daniel Oyarzabal. Con ellos los miembros de La Ritirata, con los violines Andoni Mercero y Pablo Prieto; el viola Daniel Lorenzo, el contrabajo Jorge Muñoz y Josetxu Obregón como violonchelo y director.

El resultado, una verdadera gozada. Música para los muy aficionados. Porque estamos hablando de Bach y es éste el verdadero padre, el hacedor de la música tal y como la conocemos actualmente. Todos los géneros, toda la música posterior al gran compositor, es deudora de él. Y eso es algo que hay que reconocer y que cuando se llega de verdad, con amor, con cierta humildad, al mundo de la música es cuando podemos saborear la enorme dimensión del gran compositor alemán.

Para transmitirnos todo el mensaje artístico de Bach se precisaban unos excelentes músicos y justamente eso es lo que han sido todos los actuantes. No vamos a descubrir a un clavecinista de la calidad y de la enorme capacidad de Pierre Hantaï. En el Festival granadino ya hemos tenido la suerte de disfrutar de su arte en otras ocasiones. Ayer volvió pletórico, dándonos una nueva lección de lo que es interpretar, haciendo que un instrumento tan difícil como el clave parezca que habla, llegue tan profundamente.

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Y no hay que olvidar a los otros tres espléndidos clavecinistas que completaban el elenco. Los ya citados Ares, Prego y Oyarzábal que brillaron a gran altura y que hicieron posible que disfrutáramos junto con los instrumentistas de cuerda de un rato de música, de gran música, verdaderamente inolvidable.

Alguien me dice el otro día, no sé si con cariñoso reproche, que pongo bien, muy bien a los actuantes. Es que se lo merecen. No les regalamos nada. Al contrario, son ellos como los de La Ritirata y los cuatro clavecinistas, los que nos hacen un regalo excepcional, nos hacen saborear la mejor música, consiguen que entremos de lleno, como ayer tarde, en el mundo mágico, en el mundo del mejor sonido, de la mejor música, de la fuente o manantial de la que bebemos posteriormente y que sin Bach, todo hubiera sido muy distinto. Gran concierto y un éxito más que justo y merecido.

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