San Jerónimo, espacio ideal para la música barroca

En escena, un septeto dirigido por Andoni Mercero, con alguna cara conocida por sus muchos años en la OCG, y con una soprano encargada de cantar tres Salves a la Virgen. Y aquí yace otra de las idoneidades del espacio litúrgico, pues además de su excelente sonoridad, esta iglesia está dedicada a la Virgen María, según se lee en cartelas pintadas en el cimborio siloesco.

Dejando a un lado tan interesante coincidencia, la mañana contrastó el enmarañado cielo de afuera con la limpidez de la música reservada.

Alicia Amo es un soprano muy diestra en este repertorio que subraya la condición regia de María. De juventud evidente, pero sin alardear de ella, con mínimos afeites y comedido garbo, ase mucho tiempo al atril negro, pero cuando lo suelta, se nos muestra rica en expresividades, gestos y adecuaciones teatrales entre el texto cantado, en latín, y el contenido de cada una de las tres oraciones, sea exaltador o deprecativo.

Entreveradas con las piezas de Corselli, Pergolesi y Nebra, en las que la voz humana canta a la Virgen o a la muerte de Jesús, el grupo que dirige Mercero puso a prueba la mencionada sonoridad de la iglesia con obras instrumentales de Albero, Soler y el mencionado Corselli.

Un catálogo de preciosas reverberaciones, una evidente connivencia entre los dos violines, un juego de matices en el bajo, alternando el órgano con el clave.

Sonidos nítidos emanados de una voz cristalina, modulada con los labios y vibrada con la mandíbula. Compañeros que repiten los sones siempre gratos del barroco con su cuarteto de cuerdas: violines, viola y violone, añadiendo el toque exótico y popular de la tiorba, lejanísima amiga de la guitarra.

Musica Boscareccia ya es una realidad instrumental en el variopinto panorama de los grupos de amigos que se reúnen para hacer música en San Jerónimo, uno de los mejores escenarios posibles de Granada.