FESTIVAL DE MÚSICA Y DANZA

Un grupo de elegidos disfruta de las piezas escogidas de Scarlatti en la Cartuja

La formación encargada de ejecutar el programa fue Capilla Santa María, una de las formaciones que dirige el contratenor vitoriano Carlos Mena. Un conjunto integrado por auténticos musicazos entre los que se puede citar al organista y clavicembalista Daniel Oyarzábal, uno de los grandes exponentes españoles en la interpretación de ambos instrumentos, o el violinista Manfredo Kraemer, primer violín de Le Concert de Nations de Jordi Savall desde prácticamente la fundación de la orquesta. Con todo, según lo visto ayer, no se puede destacar a unos intérpretes sobre otros, puesto que todos ellos rozaron la excelencia.

Tener a Carlos Mena en cualquier programa es una garantía de éxito. Sus últimas comparecencias con la OCG o incluso su concurso en el concierto inaugural del Festival de este año indican que su voz está en su mejor momento. Así lo demostró en el arranque del concierto de anoche, en el que interpretó la cantata 'Del Tirreno a le sponde' con una dicción perfecta y una proyeccíón de voz asombrosa. Una bellísima pieza –aunque Alessandro Scarlatti no compusiera tantas piezas de este género como su hijo– perfectamente encajada en los parámetros sonoros que su vástago Domenico convirtió en norma para sus contemporáneos. El aria con la que finaliza esta cantata, 'Ah, voi soli tiranni pensieri' es un prodigio de delicadeza, que no pudo sino arrancar el aplauso del público.

Tras ese estupendo arranque, la soprano Ana Vieira Leite hizo suya la cantata 'E penar degg'io ancora'. Leite es una voz joven especializada en el repertorio barroco, que domina con solvencia.

Luego, llegó el momento de escuchar dos de los recitativos transformados en duetos por Durante. La interpretación consecutiva de los recitativos y los duetos –'Dormono l'aure estive' y 'Al fin m'ucciderete'– sirvió para apreciar el trabajo de este último. El empaste de las voces de ambos brindó unos grandes minutos de música a los asistentes. Excelentes los agudos conjuntos y por separado, y melismas elegantes y contenidos, sin buscar el lucimiento fácil. Lucidos, sin embargo, estuvieron en el vestuario, ambos de negro y elegantísimos.

La segunda parte del programa la vertebró la interpretación del 'Stabat mater' scarlattiano. Música que describe el dolor de la Virgen a partir de un poema del siglo XIII. El oficio de Kraemer fue palpable desde la primera nota, ejecutada por él mismo. Dieciocho pequeñas joyas con las cuales la Capilla Santa María adornó una noche que en la Cartuja, a pesar del calor que forzó el uso de abanicos, fue toda frescura.