Gran recital y gran respuesta del público en el concierto matinal de San Jerónimo

Carlos Mena es bien conocido en Granada y se le aprecia mucho por su indudable calidad, por la musicalidad que sabe obtener de su condición de contratenor, por la seriedad en sus planteamientos estéticos y porque entrega lo mejor de sí mismo para conseguir que el público quede plenamente satisfecho de una actuación que siempre se espera con interés y que nunca defrauda.

En esta ocasión ha vuelto a triunfar con toda justicia y con todo merecimiento. Bien satisfecho puede encontrarse el director del Festival, Antonio Moral, del resultado conseguido en este concierto matinal que ha sido uno de los más completos, mejor ejecutados y que ha sido recibido con verdadero entusiasmo por parte del público. Tanto Carlos Mena como el grupo instrumental Concerto 1700 han dado lo mejor de sí mismos, han trabajado con seriedad, con la humilde responsabilidad que caracteriza a quienes aman la música y transmiten ese amor a través de sus interpretaciones.

Carlos Mena consigue hacer una brillante aportación como contratenor en obras especialmente comprometidas y difíciles. En su voz el mejor barroco está perfectamente trabajado y nos trae el aroma de una época que pervive en las preferencias de un público muy interesado y al que consigue integrar en el desarrollo del recital. Una voz limpia, de mucha naturalidad, no forzada como ha ocurrido en algunos otros casos. Fluye de manera que parece espontánea y se recrea en el trabajo que realiza.

Lo hemos podido comprobar con la Canta al Nacimiento del Redentor, de Hernández Illana. Tanto en el recitativo o recitado como en las dos arias ha demostrado esa técnica, ese saber acercarnos la música de una época, trazando las líneas de una religiosidad que rezuman las creaciones de Illana. Elegante impostación, bonito fraseo, su actuación, tanto en esta obra como en la Cantata al Santísimo, de Torres, ha sido irreprochable y ha alcanzado la excepcionalidad con la Cantada al Santísimo, para contralto con violines, oboe y clarín, de Antonio Literes.

Perfecto el contratenor y un conjunto instrumental que ha brillado a gran altura y nos ha hecho saborear la gran belleza de la obra de Literes. A ver si muchos empiezan a comprender y entusiasmarse con estos grandes maestros de la música española.

He aludido al grupo. No puedo silenciar nombres. Desde su primer violín y director, Daniel Pinteño, al resto del grupo, todos muy jóvenes y con sólida formación. Belén Sancho, violín; Jacobo Díaz, oboe; Ricard Casañ, trompeta; Ester Domingo, chelo; Pablo Zapico, tiorba; Ignacio Prego, órgano, e Ismael Campanero, contrabajo. Todos ellos muy bien contribuyendo al éxito general, tanto colaborando con Carlos Mena como en las dos sonatas, de Corelli y Bononcini. Gran concierto matinal.