La bailaora y coreógrafa Eva Yerbabuena, medalla del Festival. ERREGIRO

Eva Yerbabuena | Coreógrafa y bailaora

«El flamenco precisa apoyos; la lucha no ha terminado aún»

La granadina recibirá hoy la Medalla del Festival y actuará esta noche en el Generalife con su espectáculo titulado 'A Granada'

Jueves, 10 de julio 2025, 00:45

Eva Yerbabuena nació circunstancialmente en Alemania en 1971, pero es granadina de pura cepa. Su sentir sigue siendo el de esta tierra, por más que ... razones profesionales la hayan llevado a establecer su base de operaciones en Sevilla. A ella le agradece la concesión de la Medalla del Festival, que recibirá a las 13.00 horas de hoy. Además, esta noche actuará en el Teatro del Generalife con su espectáculo 'A Granada'.

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Medalla del Festival. ¿Un reconocimiento soñado?

–Lo que ha sido es algo completamente inesperado. Una nunca espera los reconocimientos, ni trabaja para merecerlos porque cada vez que he recibido un premio he agradecido, sobre todo, la generosidad de quien me los ha otorgado. Y esto, precisamente, es lo que ocurre con el Festival. Desde que acudí la primera vez como público –debía tener unos 15 años– me he sentido muy identificada con él, porque es mi ciudad, son sus espacios más emblemáticos, y es mi gente la que acude a los espectáculos. Allí descubrí a Mario Maya y a todas las grandes figuras. Por supuesto, me pregunté si algún día, en lugar de entre el público, estaría en el escenario. Y cuando me subí por primera vez a las tablas del Teatro del Generalife, diez años después, para mí fue un sueño hecho realidad.

Teniendo en cuenta quién le ha precedido, la responsabilidad no será pequeña.

–Desde luego que no. Siempre he pensado que hay festivales a los que engrandecen los artistas, y otros, como Granada, que engrandecen a quienes acuden a ellos. Y la lista de los ganadores de la Medalla del Festival da auténtico vértigo.

Descubrimiento

¿Qué ha descubierto en el Festival desde aquella primera vez?

–La maravilla. El asombro. El preguntarme si lo que estaba viendo sobre el escenario era posible. Tenga usted en cuenta que como público me estrené viendo 'El amargo' de Mario Maya y 'Los tarantos' del Ballet Nacional de España, con Manolete. Y luego, he continuado viendo espectáculos de primerísimo nivel, de los que he aprendido mucho y que me han inspirado.

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¿Algún recuerdo del escenario del Generalife?

–Cuando estrenamos 'Cinco mujeres, cinco', en la última escena del espectáculo me sentaba en un sillón. Y recuerdo perfectamente cómo sonaron las campanas de la Torre de la Vela en ese justo momento. Ese espectáculo se grabó, creo que para el canal Arte, y está guardado para la posteridad.

¿Influye mucho la especial conformación del escenario de ese teatro a la hora de crear espectáculos para él?

–Cualquier escenario influye, no hay duda, y mucho más si es natural, como este. Cuando piensas en un espectáculo, tienes que tenerlo muy en cuenta. En 2011, cuando hice en ese escenario 'Federico según Lorca', llevábamos una escenografía con unos muros que eran imprescindibles para la dramaturgia. Y los pusimos. Hay que buscar el equilibrio siempre para que el público disfrute lo máximo posible.

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IMPORTANCIA

«El de Granada es un festival que otorga prestigio a los artistas que acuden a actuar en él»

¿Cómo es 'A Granada', el espectáculo que presenta esta noche?

–Es una versión muy especial de mi espectáculo 'Yerbagüena (oscuro brillante)', que estrené en 2023. Y es especial por el elenco que me va a acompañar, ya que contaremos con tres artistas invitados que son auténticos genios: la cantaora Marina Heredia, el bailaor y coreógrafo Manuel Liñán, y la cantaora Esperanza Garrido. Habrá un momento al final en el que estaremos los cuatro juntos sobre el escenario. Es un espectáculo hecho con el corazón, que constituye un homenaje a mi tierra.

¿Y desde el punto de vista musical, qué ha hecho 'su' Paco Jarana?

–Más bien, nos tendríamos que preguntar qué no ha hecho, pobre mío... (risas). Ha hecho un trabajo fantástico. Y a pesar de que tiene proyectos propios, no hay manera de echarlo de la compañía... (carcajada). Dice que está tan a gusto trabajando con nosotros que no le cuesta trabajo subir al escenario. Luego, se nos ocurren cosas mientras comemos... Hemos creado una metodología de trabajo en común, más allá de una relación personal o artística. En el espectáculo hay un poco de todo, y mucho bueno: bulería por soléa, seguiriyas, tientos, tarantos, alegrías y tangos.

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Desde que se consiguiera la designación del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ¿ha cambiado algo en este mundillo, se sienten más reconocidos?

–Ojalá pudiera decir que sí, pero en realidad, han cambiado muy pocas cosas. Seguimos luchando con los mismos problemas. No estamos mejor que antes. Para avanzar, tendría que haber mucha más unión de los artistas. Si no mimamos a quienes hacen que el flamenco sea posible, que pase de generación en generación, tampoco vamos a llegar muy lejos. El flamenco precisa apoyo; la lucha no ha terminado aún.

¿Qué está ocurriendo con el talento joven que se está incorporando al panorama jondo?

–Que hay mucho, pero es preciso tener en cuenta que la juventud no es un valor en sí mismo. No me puedo creer que la máxima ilusión de un joven que empieza en el flamenco sea bailar, cantar o tocar en un tablao. Cuando comencé, siendo muy joven, dije en una entrevista que mi máxima aspiración al subirme al escenario era que cuando actuara, el público dejara de comer y de beber. Mi meta era crear espectáculos grandiosos que llenaran grandes teatros, y he tenido la inmensa suerte de conseguirlo. Los tablaos deben existir, están salvando a muchos flamencos, desgraciadamente, y forman parte del crecimiento de muchos artistas. Pero no debe ser, en mi opinión, un punto de llegada, sino una parada en el camino.

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